¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con el tema del robo de combustible en Recope. Parece que cada vez que pensamos que estamos tranquilos, ¡bam!, nos sale otro escándalo. Esta vez, después de casi nueve meses desde el sonoro caso del ‘Macho Coca’ y compañía, la refinadora ha puesto en marcha una nueva sala de monitoreo para intentar frenar estos actos ilícitos. ¿Pero será suficiente, mae?
Recordemos rápido el contexto, porque pa' algunos jóvenes que no estuvieron pendientes, esto es como novela de Sorte. En diciembre pasado, salió a luz que un tipo llamado Salas, alias ‘Mafia’, se estaba juntando con ‘Macho Coca’ y unos cuantos empleados de Recope en un terreno cerca del puerto para robarle al país. Según la investigación del OIJ, estaban sacando combustible a lo loco, vendiéndolo o usándolo en lanchas manejadas por su banda criminal. ¡Un despache, te digo!
Después de eso, el OIJ hizo unas redadas que dejaron a ocho personas detenidas de un total de cuarenta objetivos. Imagínate la movida, eran muchos los involucrados. Claro, esto generó toda clase de reacciones y críticas hacia la administración de Recope, y ahora llegan con esta sala de monitoreo como diciendo: '¡Miren, estamos haciendo algo!' La verdad, a ver les creo.
En la conferencia de prensa que dieron el otro día, Karla Montero, la presidenta de Recope, aseguró que ya tienen varias estrategias implementadas para evitar que estas cosas vuelvan a pasar. Dijeron que después de ese primer bache, le pusieron un protocolo especial a la línea marina que va del puerto a Moín. Esto incluye cámaras nuevas, mejorada la iluminación, uso de drones para vigilar, y hasta un sistema sofisticado para medir cuánta gasolina está pasando por ahí. ¡Parece película de espías!
Sin embargo, el ministro de Justicia, Gerald Campos, echó un balde de agua fría a la celebración general. Él dejó claro que, aunque tengan todas esas herramientas, no pueden garantizar que van a detener el delito al 100%. Y acá viene la reflexión importante, mae: según él, mientras no haya condenas firmes para los que roban, estos tipos seguirán teniendo incentivos para seguir haciéndolo. ¡Esto es el círculo vicioso!
Campos recalcó que, si el robo de combustible es rentable gracias a la impunidad, los grupos organizados no van a parar. Por más esfuerzo que pongan la policía y otros organismos, mientras los delincuentes no paguen por sus crímenes, el problema va a seguir creciendo. Dice que esa es la gran batalla que debemos librar como país: asegurar que la justicia realmente funcione y castigue a los culpables. ¡Qué vara, mae!
A decir verdad, este caso me da escalofríos. No es solamente por la pérdida económica que representa el robo de combustible, sino también porque pone en evidencia la debilidad de nuestros sistemas de control y la corrupción que puede estar presente en lugares clave como Recope. Me pregunto, ¿hasta dónde llega la complicidad dentro de la institución? ¿Cuántos más están metidos en esto?
Ahora bien, volviendo a la pregunta inicial: ¿será suficiente esta nueva sala de monitoreo para acabar con el robo de combustible en Recope? Con todo lo que hemos visto, la respuesta no es fácil. Se necesita mucho más que tecnología; se requiere transparencia, controles estrictos y, sobre todo, voluntad política para perseguir a los responsables hasta las últimas consecuencias. Ahora dime tú, ¿crees que el gobierno está tomando las medidas necesarias o seguimos dando largas al asunto? ¿Cuál crees que es la solución más efectiva para combatir este flagelo?
Recordemos rápido el contexto, porque pa' algunos jóvenes que no estuvieron pendientes, esto es como novela de Sorte. En diciembre pasado, salió a luz que un tipo llamado Salas, alias ‘Mafia’, se estaba juntando con ‘Macho Coca’ y unos cuantos empleados de Recope en un terreno cerca del puerto para robarle al país. Según la investigación del OIJ, estaban sacando combustible a lo loco, vendiéndolo o usándolo en lanchas manejadas por su banda criminal. ¡Un despache, te digo!
Después de eso, el OIJ hizo unas redadas que dejaron a ocho personas detenidas de un total de cuarenta objetivos. Imagínate la movida, eran muchos los involucrados. Claro, esto generó toda clase de reacciones y críticas hacia la administración de Recope, y ahora llegan con esta sala de monitoreo como diciendo: '¡Miren, estamos haciendo algo!' La verdad, a ver les creo.
En la conferencia de prensa que dieron el otro día, Karla Montero, la presidenta de Recope, aseguró que ya tienen varias estrategias implementadas para evitar que estas cosas vuelvan a pasar. Dijeron que después de ese primer bache, le pusieron un protocolo especial a la línea marina que va del puerto a Moín. Esto incluye cámaras nuevas, mejorada la iluminación, uso de drones para vigilar, y hasta un sistema sofisticado para medir cuánta gasolina está pasando por ahí. ¡Parece película de espías!
Sin embargo, el ministro de Justicia, Gerald Campos, echó un balde de agua fría a la celebración general. Él dejó claro que, aunque tengan todas esas herramientas, no pueden garantizar que van a detener el delito al 100%. Y acá viene la reflexión importante, mae: según él, mientras no haya condenas firmes para los que roban, estos tipos seguirán teniendo incentivos para seguir haciéndolo. ¡Esto es el círculo vicioso!
Campos recalcó que, si el robo de combustible es rentable gracias a la impunidad, los grupos organizados no van a parar. Por más esfuerzo que pongan la policía y otros organismos, mientras los delincuentes no paguen por sus crímenes, el problema va a seguir creciendo. Dice que esa es la gran batalla que debemos librar como país: asegurar que la justicia realmente funcione y castigue a los culpables. ¡Qué vara, mae!
A decir verdad, este caso me da escalofríos. No es solamente por la pérdida económica que representa el robo de combustible, sino también porque pone en evidencia la debilidad de nuestros sistemas de control y la corrupción que puede estar presente en lugares clave como Recope. Me pregunto, ¿hasta dónde llega la complicidad dentro de la institución? ¿Cuántos más están metidos en esto?
Ahora bien, volviendo a la pregunta inicial: ¿será suficiente esta nueva sala de monitoreo para acabar con el robo de combustible en Recope? Con todo lo que hemos visto, la respuesta no es fácil. Se necesita mucho más que tecnología; se requiere transparencia, controles estrictos y, sobre todo, voluntad política para perseguir a los responsables hasta las últimas consecuencias. Ahora dime tú, ¿crees que el gobierno está tomando las medidas necesarias o seguimos dando largas al asunto? ¿Cuál crees que es la solución más efectiva para combatir este flagelo?