¡Ay, comadre! Quién diría que esos gringos del frío iban a quedar prendados de nuestra pura vida. Resulta que 64 agentes de viajes, unos del Canadá y otros de Sudamérica, llegaron a Costa Rica para conocer qué tan bueno somos en esto del turismo y, pa'su sorpresa, se les declaró fanáticos de nuestro país. ¡Qué chiva!
Estos representantes de agencias viajeras, además de los típicos lugares que ya todos conocen –La Fortuna con sus aguas termales que te relajan hasta los huesos, Manuel Antonio con su playa paradisíaca– tuvieron la oportunidad de explorar rincones mucho más escondidos. Se fueron pa’ Los Santos, pa’ Osa, incluso pa’ Caño Negro. ¡Imagínate! Zona remota eso sí, pero con la belleza que solo Costa Rica sabe ofrecer. Parece que el incremento en vuelos directos ha hecho que estos mercados se piquen más por venir.
Y no solo vieron la belleza; vivieron la experiencia completa, mi amor. Desde avistar ballenas, esas gigantes marinas que te dejan boquiabierto, hasta sumergirse en la biodiversidad que tenemos aquí, ¡una verdadera maravilla! Pero lo más bacano, dicen, fue el contacto directo con nuestras comunidades rurales. Ahí supieron de verdad cómo vivimos nosotros, de nuestras costumbres, de nuestra comida… ¡pura magia!
Christian Doñas, el presidente de Proimagen Costa Rica, no pudo estar más contento. “Con estas experiencias reafirmamos nuestro compromiso con traer más turistas y mantenerlos durante todo el año, no solamente en diciembre,” nos dijo. “Estamos enfocándonos en la sostenibilidad, en resaltar la cultura, la comida rica que tenemos, y en mostrarle al mundo toda la variedad de cosas que puedes hacer aquí.” Una jugada maestra, vamos.
Pero, ¿qué pasa con los canadienses? Según estudios del ICT (Instituto Costarricense de Turismo), un 70% de ellos ya tienen a Costa Rica en su lista de deseos. Reconocen que somos un país con una flora y fauna únicas, con experiencias variadas y, lo más importante, con gente amable. Eso nos da una ventaja enorme frente a otros destinos internacionales. ¡Qué nivel tener eso a nuestro favor!
Ahora bien, no todo es miel sobre hojuelas. Tenemos que seguir trabajando duro para mantener la calidad de nuestros servicios y asegurarnos de que el turismo no afecte negativamente nuestro medio ambiente. No queremos convertirnos en otro lugar masificado donde pierdes el encanto original. Hay que buscar un equilibrio, créeme.
Y es que, aunque algunos digan que el turismo es una vara que puede subir o bajar rápidamente, yo creo que si sabemos manejarlo bien, podemos sacarles muchísima agua a este brete. Piensa en todas las oportunidades que se abren para nuestros jóvenes, para nuestras pequeñas empresas, para las comunidades más alejadas... ¡Es un potencial enorme!
Así que, dime, ¿crees que estamos haciendo lo suficiente para aprovechar el interés creciente de países como Canadá y Sudamérica, y cómo podemos asegurar que el turismo siga siendo una fuente de orgullo y bienestar para todos los costarricenses, sin sacrificar nuestra esencia y naturaleza?
Estos representantes de agencias viajeras, además de los típicos lugares que ya todos conocen –La Fortuna con sus aguas termales que te relajan hasta los huesos, Manuel Antonio con su playa paradisíaca– tuvieron la oportunidad de explorar rincones mucho más escondidos. Se fueron pa’ Los Santos, pa’ Osa, incluso pa’ Caño Negro. ¡Imagínate! Zona remota eso sí, pero con la belleza que solo Costa Rica sabe ofrecer. Parece que el incremento en vuelos directos ha hecho que estos mercados se piquen más por venir.
Y no solo vieron la belleza; vivieron la experiencia completa, mi amor. Desde avistar ballenas, esas gigantes marinas que te dejan boquiabierto, hasta sumergirse en la biodiversidad que tenemos aquí, ¡una verdadera maravilla! Pero lo más bacano, dicen, fue el contacto directo con nuestras comunidades rurales. Ahí supieron de verdad cómo vivimos nosotros, de nuestras costumbres, de nuestra comida… ¡pura magia!
Christian Doñas, el presidente de Proimagen Costa Rica, no pudo estar más contento. “Con estas experiencias reafirmamos nuestro compromiso con traer más turistas y mantenerlos durante todo el año, no solamente en diciembre,” nos dijo. “Estamos enfocándonos en la sostenibilidad, en resaltar la cultura, la comida rica que tenemos, y en mostrarle al mundo toda la variedad de cosas que puedes hacer aquí.” Una jugada maestra, vamos.
Pero, ¿qué pasa con los canadienses? Según estudios del ICT (Instituto Costarricense de Turismo), un 70% de ellos ya tienen a Costa Rica en su lista de deseos. Reconocen que somos un país con una flora y fauna únicas, con experiencias variadas y, lo más importante, con gente amable. Eso nos da una ventaja enorme frente a otros destinos internacionales. ¡Qué nivel tener eso a nuestro favor!
Ahora bien, no todo es miel sobre hojuelas. Tenemos que seguir trabajando duro para mantener la calidad de nuestros servicios y asegurarnos de que el turismo no afecte negativamente nuestro medio ambiente. No queremos convertirnos en otro lugar masificado donde pierdes el encanto original. Hay que buscar un equilibrio, créeme.
Y es que, aunque algunos digan que el turismo es una vara que puede subir o bajar rápidamente, yo creo que si sabemos manejarlo bien, podemos sacarles muchísima agua a este brete. Piensa en todas las oportunidades que se abren para nuestros jóvenes, para nuestras pequeñas empresas, para las comunidades más alejadas... ¡Es un potencial enorme!
Así que, dime, ¿crees que estamos haciendo lo suficiente para aprovechar el interés creciente de países como Canadá y Sudamérica, y cómo podemos asegurar que el turismo siga siendo una fuente de orgullo y bienestar para todos los costarricenses, sin sacrificar nuestra esencia y naturaleza?