¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de nuevo, tratando de entender cómo se manejan los billetes de todos nosotros. Resulta que el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) pidió permiso al Congreso para gastarle unos buenos ¢1.7 millones a la tesorería nacional… ¿y pa’ qué creen? Pa’ comprarle una máquina de café al ministro Manuel Tovar, ¡diay!
Todo esto salió a relucir durante la comparecencia del Comex ante la Comisión de Asuntos Hacendarios, donde estaban presentando el borrador del presupuesto para el 2026. La viceministra Indiana Trejos tuvo que salir a explicarle a los diputados por qué necesitan semejante inversión en cafeína, mientras que el ministro estaba allá por Nueva York en la Asamblea de la ONU, echándose las manos a la cabeza seguramente.
Pero no se crean que ahí terminó el asunto. Como si una máquina de café fuera lo más importante, también andaban hablando de unos recortes millonarios en el presupuesto destinado a arbitrajes internacionales. Le sacaron ¢755 millones, argumentando que no tenían muchos casos pendientes. Ahí apareció Paulina Ramírez, la presidenta de la comisión, diciendo que sí, que pudieron ahorrarle al Estado unos cuantos lulos, pero que en realidad podrían necesitar aún más dinero luego. ¡Qué manera de andar jugando con la plata de la gente!
Y ni hablar del caso EBI. Parece que ese tema se complicó y ahora sí requiere un arbitraje formal, al cual le asignaron solamente $450.000 para la primera etapa. Pero ahí mismo, otra funcionaria del Comex advirtió a los diputados que, seguramente, van a necesitar más. ¡Más plata pa’l arbitraje, pero menos pa’ solucionar problemas reales! Esto huele raro, ¿verdad?
En medio de toda esta movida financiera, el diputado José Pablo Sibaja, de Nueva República, aprovechó la oportunidad para cuestionar el gasto en la máquina de café. Le preguntó directamente a la viceministra si iban a darle “café con oro” al ministro. ¡Imagínate el bronca! La viceministra insistió en que era más barato tener la máquina en el ministerio que comprar café día tras día para las visitas de dignatarios extranjeros. Unas excusas...
El diputado Barrantes, del oficialismo, trató de defender el presupuesto, argumentando que incluía el costo de uso, materiales e incluso el mantenimiento de la máquina. Dijo que el comentario de Sibaja era “muy ligero”. ¡Ay, Barrantes! Con esas respuestas no vas a convencer a nadie de que invertir casi dos millones de colones en una máquina de café es una necesidad imperiosa. ¿Será que acaso se dieron cuenta que hasta las máquinas de café han subido de precio, o será que simplemente quieren darle un cafecito bien cargadito al ministro?
Para ponerle más sabor a la jugada, Sibaja contó que él mismo compró una máquina de café en Golfito por apenas ¢300.000. ¡Trescientas mil colones! Una diferencia abismal. Esto demuestra que se pueden hacer cosas con menos recursos si uno pone ganas. Pero bueno, ya sabemos cómo funciona esto, ¿no? Siempre hay una forma de inflar los precios y justificar gastos innecesarios con supuestos estudios y análisis técnicos.
Y así, señores, seguimos viendo cómo se maneja nuestro dinero. Entre máquinas de café lujosas y recortes en áreas esenciales, parece que prioridades nunca van a cambiar. Entonces, les pregunto a ustedes, queridos lectores del Foro: ¿creen que es justificable el gasto de ¢1.7 millones en una máquina de café para el despacho del ministro, considerando los recortes en otras áreas prioritarias como los arbitrajes internacionales?
Todo esto salió a relucir durante la comparecencia del Comex ante la Comisión de Asuntos Hacendarios, donde estaban presentando el borrador del presupuesto para el 2026. La viceministra Indiana Trejos tuvo que salir a explicarle a los diputados por qué necesitan semejante inversión en cafeína, mientras que el ministro estaba allá por Nueva York en la Asamblea de la ONU, echándose las manos a la cabeza seguramente.
Pero no se crean que ahí terminó el asunto. Como si una máquina de café fuera lo más importante, también andaban hablando de unos recortes millonarios en el presupuesto destinado a arbitrajes internacionales. Le sacaron ¢755 millones, argumentando que no tenían muchos casos pendientes. Ahí apareció Paulina Ramírez, la presidenta de la comisión, diciendo que sí, que pudieron ahorrarle al Estado unos cuantos lulos, pero que en realidad podrían necesitar aún más dinero luego. ¡Qué manera de andar jugando con la plata de la gente!
Y ni hablar del caso EBI. Parece que ese tema se complicó y ahora sí requiere un arbitraje formal, al cual le asignaron solamente $450.000 para la primera etapa. Pero ahí mismo, otra funcionaria del Comex advirtió a los diputados que, seguramente, van a necesitar más. ¡Más plata pa’l arbitraje, pero menos pa’ solucionar problemas reales! Esto huele raro, ¿verdad?
En medio de toda esta movida financiera, el diputado José Pablo Sibaja, de Nueva República, aprovechó la oportunidad para cuestionar el gasto en la máquina de café. Le preguntó directamente a la viceministra si iban a darle “café con oro” al ministro. ¡Imagínate el bronca! La viceministra insistió en que era más barato tener la máquina en el ministerio que comprar café día tras día para las visitas de dignatarios extranjeros. Unas excusas...
El diputado Barrantes, del oficialismo, trató de defender el presupuesto, argumentando que incluía el costo de uso, materiales e incluso el mantenimiento de la máquina. Dijo que el comentario de Sibaja era “muy ligero”. ¡Ay, Barrantes! Con esas respuestas no vas a convencer a nadie de que invertir casi dos millones de colones en una máquina de café es una necesidad imperiosa. ¿Será que acaso se dieron cuenta que hasta las máquinas de café han subido de precio, o será que simplemente quieren darle un cafecito bien cargadito al ministro?
Para ponerle más sabor a la jugada, Sibaja contó que él mismo compró una máquina de café en Golfito por apenas ¢300.000. ¡Trescientas mil colones! Una diferencia abismal. Esto demuestra que se pueden hacer cosas con menos recursos si uno pone ganas. Pero bueno, ya sabemos cómo funciona esto, ¿no? Siempre hay una forma de inflar los precios y justificar gastos innecesarios con supuestos estudios y análisis técnicos.
Y así, señores, seguimos viendo cómo se maneja nuestro dinero. Entre máquinas de café lujosas y recortes en áreas esenciales, parece que prioridades nunca van a cambiar. Entonces, les pregunto a ustedes, queridos lectores del Foro: ¿creen que es justificable el gasto de ¢1.7 millones en una máquina de café para el despacho del ministro, considerando los recortes en otras áreas prioritarias como los arbitrajes internacionales?