¡Ay, Dios mío! La cosa está dura para nuestros arroceros, ¿eh? Desde agosto del año pasado que les viene saliendo bronca con algunas decisiones del gobierno, y parece que la situación se puso peor. Ahora, estos señores decidieron ponerle pa’lante y van a pernoctar frente a la Asamblea Legislativa, día y noche, buscando que le escuchen sus harturas.
Como dicen ellos mismos, la “Ruta del Arroz” los dejó tirados. Han sido unos tres años de pura lucha, viendo cómo sus cosechas se desploman y sus ganancias se esfuman. Lo que antes era un brete decente, ahora apenas alcanza para pagar los gastos básicos, y eso que estamos hablando de gente que trabaja honradamente la tierra, ¿me entienden?
Lo que buscan, a huevo, es que se discutan las mociones de los diputados Barrantes y Rojas. Quieren que el proyecto de ley del Fonarroz salga adelante, que se vote en segundo debate, ¡ya basta de tanto trámite! Necesitan ese apoyo directo para poder mantenerse a flote y no ver cómo sus fincas se van al garete.
Las estadísticas no mienten: la producción de arroz se desplomó prácticamente a la mitad. En 2022 teníamos más de 35 mil hectáreas sembradas, un número considerable. Pero mira ahora, apenas quedan 14 mil, ¡una pena! Esto afecta no solo a los agricultores, sino a toda la cadena productiva y, por supuesto, a las familias costarricenses que dependen de este grano básico.
Y ni hablar del impacto económico en las zonas rurales. Donde antes había movimiento, empleo y oportunidades, ahora hay incertidumbre y preocupación. Familias enteras dependen del arroz como fuente de ingresos, y si esto sigue así, qué futuro les espera, diay… El valor de la producción cayó estrepitosamente, pasando de más de 40 mil millones de colones a apenas 15 mil. ¡Un golpe duro!
Fernando Rivas, representante de la región Chorotega, lo expresó clarito: “No nos queda más que estar acá, hacernos notar. Quizás así logren entender la gravedad de nuestra situación”. Él también señaló que simplemente piden políticas similares a las que tienen otros países, donde protegen a sus productores y garantizan la seguridad alimentaria de su población. ¡Si otros pueden hacerlo, nosotros también!
Dicen que ya hay varios diputados que les brindaron su apoyo, y que hay un buen ambiente en el Congreso. Pero eso no es suficiente, necesitan que el proyecto sea una realidad, que pase de las promesas a los hechos concretos. Porque, sinceramente, ya no pueden producir bajo estas condiciones, ¡es desesperante!
Ahora bien, con toda esta problemática y la incertidumbre que viven nuestros arroceros, me pregunto: ¿Realmente creen que el Fonarroz será la solución definitiva a largo plazo, o necesitamos replantearnos estrategias más innovadoras y sostenibles para proteger a este sector vital para nuestra economía y alimentación? ¿Ustedes qué opinan?
Como dicen ellos mismos, la “Ruta del Arroz” los dejó tirados. Han sido unos tres años de pura lucha, viendo cómo sus cosechas se desploman y sus ganancias se esfuman. Lo que antes era un brete decente, ahora apenas alcanza para pagar los gastos básicos, y eso que estamos hablando de gente que trabaja honradamente la tierra, ¿me entienden?
Lo que buscan, a huevo, es que se discutan las mociones de los diputados Barrantes y Rojas. Quieren que el proyecto de ley del Fonarroz salga adelante, que se vote en segundo debate, ¡ya basta de tanto trámite! Necesitan ese apoyo directo para poder mantenerse a flote y no ver cómo sus fincas se van al garete.
Las estadísticas no mienten: la producción de arroz se desplomó prácticamente a la mitad. En 2022 teníamos más de 35 mil hectáreas sembradas, un número considerable. Pero mira ahora, apenas quedan 14 mil, ¡una pena! Esto afecta no solo a los agricultores, sino a toda la cadena productiva y, por supuesto, a las familias costarricenses que dependen de este grano básico.
Y ni hablar del impacto económico en las zonas rurales. Donde antes había movimiento, empleo y oportunidades, ahora hay incertidumbre y preocupación. Familias enteras dependen del arroz como fuente de ingresos, y si esto sigue así, qué futuro les espera, diay… El valor de la producción cayó estrepitosamente, pasando de más de 40 mil millones de colones a apenas 15 mil. ¡Un golpe duro!
Fernando Rivas, representante de la región Chorotega, lo expresó clarito: “No nos queda más que estar acá, hacernos notar. Quizás así logren entender la gravedad de nuestra situación”. Él también señaló que simplemente piden políticas similares a las que tienen otros países, donde protegen a sus productores y garantizan la seguridad alimentaria de su población. ¡Si otros pueden hacerlo, nosotros también!
Dicen que ya hay varios diputados que les brindaron su apoyo, y que hay un buen ambiente en el Congreso. Pero eso no es suficiente, necesitan que el proyecto sea una realidad, que pase de las promesas a los hechos concretos. Porque, sinceramente, ya no pueden producir bajo estas condiciones, ¡es desesperante!
Ahora bien, con toda esta problemática y la incertidumbre que viven nuestros arroceros, me pregunto: ¿Realmente creen que el Fonarroz será la solución definitiva a largo plazo, o necesitamos replantearnos estrategias más innovadoras y sostenibles para proteger a este sector vital para nuestra economía y alimentación? ¿Ustedes qué opinan?
