¡Aguántense!, porque esto del puerto de Caldera se ha puesto más complicado que encontrar estacionamiento en Escazú un sábado. La Contraloría General de la República (CGR) salió con todo a decir que no ellos están frenando la modernización del puerto más grande del país, sino que el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) anda con rodeos y excusas que ya nadie compra. ¡Tremenda bronca!
Para ponerlos en clima, la modernización de Caldera es clave para el comercio exterior de Costa Rica. Se supone que este megaproyecto iba a impulsar la economía nacional, facilitar la importación y exportación de productos, y generar empleos. Pero vaya, parece que nos vamos a quedar esperando más que el bus de la ruta 23.
Según la CGR, el problema no es la fiscalización, sino la incapacidad del Incop para tener bien definido el proyecto desde el principio. Dicen que les faltaron cositas básicas, como asegurarse de tener suficiente energía eléctrica para la nueva terminal. ¡Imagínense!, construir un puerto moderno y olvidarse de la luz. ¡Qué despiste!
Además, la Contraloría señala que el Incop tardó muchísimo en iniciar el proceso de licitación, incluso después de que ellos mismos les recordaran que el tiempo corría y los contratos estaban por vencer. Desde julio de 2020 estaban avisándole que había que moverse, pero parece que al Incop le gusta andar tranquilito, sin apuros. ¡Y ahora estamos pagándolo caro!
El ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar, trató de echarle la culpa a la Contraloría, diciendo que el avance del proyecto dependía de ellos. ¡Pero la CGR no se quedó callada! Le respondió con toda: “No es válido desviar la atención con excusas o desinformación”. ¡Directazo, pa’ que lo entiendan!
Lo que más preocupa es que estos retrasos pueden afectar gravemente la competitividad del país. Otros puertos de la región están avanzando a pasos agigantados, mientras nosotros seguimos atascados en trámites burocráticos y problemas de planificación. Esto puede significar menos inversión extranjera, menos empleos y un menor crecimiento económico. ¡Un brete tremendo!
Ahora, algunos expertos opinan que tanto Incop como la Contraloría tienen parte de razón. Dicen que el Incop debió haber sido más prolijo desde el inicio, pero también reconocen que la Contraloría podría agilizar sus procesos de revisión para evitar demoras innecesarias. Al final, todos somos responsables de que este proyecto salga adelante, porque de eso depende el futuro del país. Ya saben, estamos hablando de la Vara más importante del país, la economía.
Así que volviendo a lo de siempre, llegamos a la pregunta crucial: ¿Creen ustedes que Incop realmente está haciendo todo lo posible para avanzar con la modernización de Caldera, o simplemente están buscando excusas para evadir responsabilidades? ¿Y qué papel debería jugar la Contraloría para asegurar que el proyecto se ejecute de manera transparente y eficiente?
Para ponerlos en clima, la modernización de Caldera es clave para el comercio exterior de Costa Rica. Se supone que este megaproyecto iba a impulsar la economía nacional, facilitar la importación y exportación de productos, y generar empleos. Pero vaya, parece que nos vamos a quedar esperando más que el bus de la ruta 23.
Según la CGR, el problema no es la fiscalización, sino la incapacidad del Incop para tener bien definido el proyecto desde el principio. Dicen que les faltaron cositas básicas, como asegurarse de tener suficiente energía eléctrica para la nueva terminal. ¡Imagínense!, construir un puerto moderno y olvidarse de la luz. ¡Qué despiste!
Además, la Contraloría señala que el Incop tardó muchísimo en iniciar el proceso de licitación, incluso después de que ellos mismos les recordaran que el tiempo corría y los contratos estaban por vencer. Desde julio de 2020 estaban avisándole que había que moverse, pero parece que al Incop le gusta andar tranquilito, sin apuros. ¡Y ahora estamos pagándolo caro!
El ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar, trató de echarle la culpa a la Contraloría, diciendo que el avance del proyecto dependía de ellos. ¡Pero la CGR no se quedó callada! Le respondió con toda: “No es válido desviar la atención con excusas o desinformación”. ¡Directazo, pa’ que lo entiendan!
Lo que más preocupa es que estos retrasos pueden afectar gravemente la competitividad del país. Otros puertos de la región están avanzando a pasos agigantados, mientras nosotros seguimos atascados en trámites burocráticos y problemas de planificación. Esto puede significar menos inversión extranjera, menos empleos y un menor crecimiento económico. ¡Un brete tremendo!
Ahora, algunos expertos opinan que tanto Incop como la Contraloría tienen parte de razón. Dicen que el Incop debió haber sido más prolijo desde el inicio, pero también reconocen que la Contraloría podría agilizar sus procesos de revisión para evitar demoras innecesarias. Al final, todos somos responsables de que este proyecto salga adelante, porque de eso depende el futuro del país. Ya saben, estamos hablando de la Vara más importante del país, la economía.
Así que volviendo a lo de siempre, llegamos a la pregunta crucial: ¿Creen ustedes que Incop realmente está haciendo todo lo posible para avanzar con la modernización de Caldera, o simplemente están buscando excusas para evadir responsabilidades? ¿Y qué papel debería jugar la Contraloría para asegurar que el proyecto se ejecute de manera transparente y eficiente?