¡Ay, mándale! La noticia cayó como un balde de agua fría este lunes: falleció don Armando Acuña Delgado, un pilar fundamental del periodismo costarricense. El exmandatario Luis Guillermo Solís dio la confirmación oficial, y el país entero está de luto por la partida de un hombre que dedicó su vida a contar historias y analizar los deportes nacionales e internacionales. Este mae dejó huella, eso sí.
Don Armando era conocido por su pluma incisiva y su pasión desbordante por el deporte rey. Pero no solamente se quedó ahí; cubrió eventos históricos, analizó elecciones con sabiduría y siempre mantuvo un compromiso inquebrantable con la verdad, aunque a veces esto significara meterse en bretes complicadísimos. Muchos recordarán sus columnas y sus apariciones en radio y televisión, donde defendía sus puntos de vista con argumentos sólidos y un toque personal que lo hacía único.
El expresidente Solís, en su mensaje de condolencia, resaltó la lealtad y la aguda crítica de Acuña al poder. Dijo que el periodista era un referente indiscutible para varias generaciones de comunicadores y que su voz se apagará, pero su legado permanecerá vivo en la memoria de todos aquellos que lo conocieron y admiraron. El mae andaba cumpliendo 82 años, y aunque la edad avanzaba, la chispa y el entusiasmo seguían intactos. Siempre tenía algo nuevo que decir, una opinión que compartir.
Recordemos que Acuña no solo destacó en el periodismo deportivo. También tuvo una destacada carrera política como diputado, demostrando versatilidad y compromiso con su comunidad. Era un mae que le ponía el hombro, que se involucraba en los problemas sociales y que luchaba por un país mejor. No era fácil ver al mae en la tele discutiendo con figuras importantes, pero siempre mantenía la calma y presentaba sus argumentos con respeto, aunque a veces fuera difícil mantener la compostura diay.
Elizabeth, Marlene y el resto de la familia Acuña tienen toda nuestra solidaridad en estos momentos tan difíciles. Sabemos que perder a un ser querido nunca es fácil, especialmente a alguien tan importante y querido como don Armando. Le mandamos un abrazo grande y esperamos que encuentren consuelo en los recuerdos y en el cariño de sus amigos y seres queridos. Que el Jardin donde la luz es perpetua le dé paz.
En los últimos años, don Armando continuó activo en el periodismo, compartiendo sus conocimientos y experiencia con jóvenes talentos. Era un mentor generoso y un ejemplo a seguir para aquellos que aspiraban a tener una carrera exitosa en los medios de comunicación. Todos los que tuvimos la oportunidad de trabajar con él, aprendimos mucho de su profesionalismo, su ética laboral y su pasión por el periodismo. Por supuesto, entre risas y anécdotas que seguro contaremos por años.
La pérdida de don Armando Acuña es un duro golpe para el periodismo costarricense y para toda la sociedad. Se va un ícono, un referente, un maestro. Su ausencia se sentirá en todas partes, desde las páginas de los periódicos hasta las ondas de radio. Será difícil encontrar a alguien que pueda ocupar su lugar, pero su legado seguirá inspirándonos a defender la libertad de prensa, a buscar la verdad y a servir a nuestro país con honestidad y compromiso. Este brete nos ha pegado fuerte, puede quebrarles el ánimo a algunos, pero hay que seguir adelante.
Ahora, pensando en todo lo que representa la figura de don Armando Acuña, y en cómo su labor contribuyó al desarrollo del periodismo nacional, ¿creen ustedes que la nueva generación de periodistas está asumiendo la responsabilidad de mantener viva su llama, o consideramos que estamos perdiendo valores fundamentales en busca de la información rápida y superficial?
Don Armando era conocido por su pluma incisiva y su pasión desbordante por el deporte rey. Pero no solamente se quedó ahí; cubrió eventos históricos, analizó elecciones con sabiduría y siempre mantuvo un compromiso inquebrantable con la verdad, aunque a veces esto significara meterse en bretes complicadísimos. Muchos recordarán sus columnas y sus apariciones en radio y televisión, donde defendía sus puntos de vista con argumentos sólidos y un toque personal que lo hacía único.
El expresidente Solís, en su mensaje de condolencia, resaltó la lealtad y la aguda crítica de Acuña al poder. Dijo que el periodista era un referente indiscutible para varias generaciones de comunicadores y que su voz se apagará, pero su legado permanecerá vivo en la memoria de todos aquellos que lo conocieron y admiraron. El mae andaba cumpliendo 82 años, y aunque la edad avanzaba, la chispa y el entusiasmo seguían intactos. Siempre tenía algo nuevo que decir, una opinión que compartir.
Recordemos que Acuña no solo destacó en el periodismo deportivo. También tuvo una destacada carrera política como diputado, demostrando versatilidad y compromiso con su comunidad. Era un mae que le ponía el hombro, que se involucraba en los problemas sociales y que luchaba por un país mejor. No era fácil ver al mae en la tele discutiendo con figuras importantes, pero siempre mantenía la calma y presentaba sus argumentos con respeto, aunque a veces fuera difícil mantener la compostura diay.
Elizabeth, Marlene y el resto de la familia Acuña tienen toda nuestra solidaridad en estos momentos tan difíciles. Sabemos que perder a un ser querido nunca es fácil, especialmente a alguien tan importante y querido como don Armando. Le mandamos un abrazo grande y esperamos que encuentren consuelo en los recuerdos y en el cariño de sus amigos y seres queridos. Que el Jardin donde la luz es perpetua le dé paz.
En los últimos años, don Armando continuó activo en el periodismo, compartiendo sus conocimientos y experiencia con jóvenes talentos. Era un mentor generoso y un ejemplo a seguir para aquellos que aspiraban a tener una carrera exitosa en los medios de comunicación. Todos los que tuvimos la oportunidad de trabajar con él, aprendimos mucho de su profesionalismo, su ética laboral y su pasión por el periodismo. Por supuesto, entre risas y anécdotas que seguro contaremos por años.
La pérdida de don Armando Acuña es un duro golpe para el periodismo costarricense y para toda la sociedad. Se va un ícono, un referente, un maestro. Su ausencia se sentirá en todas partes, desde las páginas de los periódicos hasta las ondas de radio. Será difícil encontrar a alguien que pueda ocupar su lugar, pero su legado seguirá inspirándonos a defender la libertad de prensa, a buscar la verdad y a servir a nuestro país con honestidad y compromiso. Este brete nos ha pegado fuerte, puede quebrarles el ánimo a algunos, pero hay que seguir adelante.
Ahora, pensando en todo lo que representa la figura de don Armando Acuña, y en cómo su labor contribuyó al desarrollo del periodismo nacional, ¿creen ustedes que la nueva generación de periodistas está asumiendo la responsabilidad de mantener viva su llama, o consideramos que estamos perdiendo valores fundamentales en busca de la información rápida y superficial?