¡Ay, Dios mío! Quién diría que lo que empezaba como unos kilitos de más podía desembocar en un brete así… Resulta que una vecina nuestra de Heredia, Marcela Ulate, de 45 años, pasó por un susto tremendo al descubrir que su ‘rollito’ no era pura pereza, sino una enfermedad rarísima llamada Síndrome de Cushing. La vaina es que la mayoría de nosotras hemos pasado por eso, ¿no?
Marcela, tal como nos contó, comenzó a engordar hace casi dos años, y como todas, pensó que era por las empanadas con queso y las mañanitas con café con leche. Se apuntó al gimnasio, trató de comer ensaladas, pero nada funcionaba. Incluso llegó a pensar que quizás estaba embarazada, ¡pero resultó ser mucho peor!
Lo que pasa es que el Síndrome de Cushing, según los doctores, es una falla donde el cuerpo produce demasiada hormona cortisol, la encargada de ayudarnos a lidiar con el estrés. Imagínate, vivir con el pie en el acelerador hormonalmente hablando, ¡qué torta! Esto causa un montón de cosas raras, como cara redonda, grasa en la barriga, y hasta moretones inexplicables.
Pero la cosa no paró ahí. Marcela empezó a sentirse cansada todo el tiempo, a tener presión arterial alta y a sufrir cambios de humor bruscos. Un día, mientras intentaba atarse los zapatos, sintió un dolor punzante en la espalda baja y descubrió que tenía una especie de joroba. Ahí sí se asustó de verdad, porque se puso a buscar en Google y encontró imágenes de gente con el Síndrome de Cushing que la dejaron helada.
Después de pasar por varios médicos que no le dieron solución, finalmente un endocrinólogo hizo las pruebas correctas y le diagnosticó el Síndrome de Cushing. ¡Imagínatela! Sintiéndose culpable por haber comido tanto arroz con gandules, resulta que tenía una enfermedad que ni siquiera muchos doctores conocen. Dice que se sintió como si le hubieran bajado el mundo encima, pero ahora está agarrándole la onda.
Según el Hospital Calderón Guardia, este síndrome es muy raro en Costa Rica, pero los casos van aumentando, precisamente porque muchas veces se confunde con otras enfermedades o simplemente se achaca al estrés. Los expertos explican que la detección temprana es clave para evitar complicaciones graves como diabetes, hipertensión y problemas cardíacos. Y ahí es donde entra la responsabilidad de nosotros, estar atentos a nuestro cuerpo y no ignorar las señales.
Ahora Marcela está bajo tratamiento con medicamentos y terapias para controlar los niveles de cortisol. Dice que ha sido un camino difícil, lleno de emociones encontradas, pero que está decidida a recuperarse y a compartir su historia para que otras mujeres no tengan que pasar por lo mismo. Está sacándose pecho y creando conciencia, ¡eso sí que es admirable!
Pues ahí lo tienen, compadres. La salud no es un juego. A veces lo que parece un simple aumento de peso puede esconder una condición grave. Entonces, cuéntenme, ¿alguna vez han pasado por una experiencia similar, donde un síntoma menor resultó ser algo más serio? ¿Creen que deberíamos insistir más con nuestros médicos cuando sentimos que algo no va bien, o tendemos a minimizar las señales de nuestro cuerpo?
Marcela, tal como nos contó, comenzó a engordar hace casi dos años, y como todas, pensó que era por las empanadas con queso y las mañanitas con café con leche. Se apuntó al gimnasio, trató de comer ensaladas, pero nada funcionaba. Incluso llegó a pensar que quizás estaba embarazada, ¡pero resultó ser mucho peor!
Lo que pasa es que el Síndrome de Cushing, según los doctores, es una falla donde el cuerpo produce demasiada hormona cortisol, la encargada de ayudarnos a lidiar con el estrés. Imagínate, vivir con el pie en el acelerador hormonalmente hablando, ¡qué torta! Esto causa un montón de cosas raras, como cara redonda, grasa en la barriga, y hasta moretones inexplicables.
Pero la cosa no paró ahí. Marcela empezó a sentirse cansada todo el tiempo, a tener presión arterial alta y a sufrir cambios de humor bruscos. Un día, mientras intentaba atarse los zapatos, sintió un dolor punzante en la espalda baja y descubrió que tenía una especie de joroba. Ahí sí se asustó de verdad, porque se puso a buscar en Google y encontró imágenes de gente con el Síndrome de Cushing que la dejaron helada.
Después de pasar por varios médicos que no le dieron solución, finalmente un endocrinólogo hizo las pruebas correctas y le diagnosticó el Síndrome de Cushing. ¡Imagínatela! Sintiéndose culpable por haber comido tanto arroz con gandules, resulta que tenía una enfermedad que ni siquiera muchos doctores conocen. Dice que se sintió como si le hubieran bajado el mundo encima, pero ahora está agarrándole la onda.
Según el Hospital Calderón Guardia, este síndrome es muy raro en Costa Rica, pero los casos van aumentando, precisamente porque muchas veces se confunde con otras enfermedades o simplemente se achaca al estrés. Los expertos explican que la detección temprana es clave para evitar complicaciones graves como diabetes, hipertensión y problemas cardíacos. Y ahí es donde entra la responsabilidad de nosotros, estar atentos a nuestro cuerpo y no ignorar las señales.
Ahora Marcela está bajo tratamiento con medicamentos y terapias para controlar los niveles de cortisol. Dice que ha sido un camino difícil, lleno de emociones encontradas, pero que está decidida a recuperarse y a compartir su historia para que otras mujeres no tengan que pasar por lo mismo. Está sacándose pecho y creando conciencia, ¡eso sí que es admirable!
Pues ahí lo tienen, compadres. La salud no es un juego. A veces lo que parece un simple aumento de peso puede esconder una condición grave. Entonces, cuéntenme, ¿alguna vez han pasado por una experiencia similar, donde un síntoma menor resultó ser algo más serio? ¿Creen que deberíamos insistir más con nuestros médicos cuando sentimos que algo no va bien, o tendemos a minimizar las señales de nuestro cuerpo?