¡Ay, Dios mío! Parece que estamos entrando en una nueva era con el 5G por acá, ¿eh? Ya no es cuento, llegó de lleno, prometiendo velocidades de descarga que te dejan boquiabierto y una conexión más ágil que un gato persiguiendo un ratón. Pero tranquilos, porque junto con toda esa chiva viene un buen susto: la seguridad cibernética, que parece que nadie le está dando la importancia que merece.
Para ponerlo en perspectiva, el 5G no es solo pasar de navegar lento a descargar videos en un santiamán. Estamos hablando de cosas serias como telemedicina a distancia que puede salvar vidas, ciudades inteligentes donde hasta los semáforos andan coordinados, carros que se manejan solos y fábricas más eficientes. Pero claro, cada dispositivo conectado es como abrir una puerta a los malos tipos que andan buscando cómo meterles pata en nuestros sistemas.
Y no me vengan con cuentos, la realidad es dura. Los ataques cibernéticos han crecido tanto que dan escalofríos. Según el OIJ, los delitos informáticos se dispararon un 668,05% entre 2020 y 2024. ¡Eso es más de dos mil setecientos millones de colones perdidos en el primer semestre de 2025 solamente! Y eso sin contar el daño a la reputación y la confianza, ¿entienden la vara?
Imaginen esto: un hacker toma control de los semáforos y causa un embotellamiento monumental, o roba datos confidenciales de pacientes en hospitales. Suena a película de ciencia ficción, pero la verdad es que estas cosas ya están pasando en otros lados. La interconexión entre proveedores de hardware, software y la nube hace que la red sea vulnerable como una hoja seca en diciembre.
RACSA, que no es solo una compañía de telecomunicaciones, sino un actor clave en la seguridad digital del país, está tratando de taparle el agua al río con algunas medidas. Han implementado estándares internacionales tipo 3GPP, que son como manuales de buenas prácticas para proteger las redes. También cumplen con el Decreto Ejecutivo 44196, que les obliga a hacer auditorías constantes, reportar hallazgos al MICITT y diversificar sus proveedores para no depender de un solo lugar si hay problemas.
¿Y qué hacen en la práctica? Monitorean todo, desde las antenas hasta el corazón de la red. Integran varios proveedores para tener respaldo si algo falla. Se aseguran de cumplir con la ley de protección de datos personales, que protege nuestra información. Hacen pruebas de vulnerabilidad como quien se chequea si tiene fiebre antes de salir a la calle. Y tienen planes de emergencia para actuar rápido si ocurre algún incidente.
Pero ojo, esto no es una responsabilidad exclusiva de RACSA ni del gobierno. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Hay que validar las aplicaciones que descargamos, leer bien esos consentimientos informados que siempre nos ponen antes de aceptar y evitar usar servicios sospechosos. No sean ingenuos, ¡maes! La higiene digital es fundamental, igual que lavarse las manos. Falta aún una Ley de Ciberseguridad que realmente nos proteja, y actualizar la normativa de protección de datos, así que tenemos mucho brete por delante.
Entonces, aquí va la pregunta para darle calor al foro: Con todos estos riesgos que trae el 5G, ¿creen que Costa Rica está preparada para enfrentar los desafíos de ciberseguridad? ¿Qué más podríamos estar haciendo a nivel individual y colectivo para protegernos y aprovechar al máximo las ventajas de esta nueva tecnología? ¡Déjenme sus opiniones!
Para ponerlo en perspectiva, el 5G no es solo pasar de navegar lento a descargar videos en un santiamán. Estamos hablando de cosas serias como telemedicina a distancia que puede salvar vidas, ciudades inteligentes donde hasta los semáforos andan coordinados, carros que se manejan solos y fábricas más eficientes. Pero claro, cada dispositivo conectado es como abrir una puerta a los malos tipos que andan buscando cómo meterles pata en nuestros sistemas.
Y no me vengan con cuentos, la realidad es dura. Los ataques cibernéticos han crecido tanto que dan escalofríos. Según el OIJ, los delitos informáticos se dispararon un 668,05% entre 2020 y 2024. ¡Eso es más de dos mil setecientos millones de colones perdidos en el primer semestre de 2025 solamente! Y eso sin contar el daño a la reputación y la confianza, ¿entienden la vara?
Imaginen esto: un hacker toma control de los semáforos y causa un embotellamiento monumental, o roba datos confidenciales de pacientes en hospitales. Suena a película de ciencia ficción, pero la verdad es que estas cosas ya están pasando en otros lados. La interconexión entre proveedores de hardware, software y la nube hace que la red sea vulnerable como una hoja seca en diciembre.
RACSA, que no es solo una compañía de telecomunicaciones, sino un actor clave en la seguridad digital del país, está tratando de taparle el agua al río con algunas medidas. Han implementado estándares internacionales tipo 3GPP, que son como manuales de buenas prácticas para proteger las redes. También cumplen con el Decreto Ejecutivo 44196, que les obliga a hacer auditorías constantes, reportar hallazgos al MICITT y diversificar sus proveedores para no depender de un solo lugar si hay problemas.
¿Y qué hacen en la práctica? Monitorean todo, desde las antenas hasta el corazón de la red. Integran varios proveedores para tener respaldo si algo falla. Se aseguran de cumplir con la ley de protección de datos personales, que protege nuestra información. Hacen pruebas de vulnerabilidad como quien se chequea si tiene fiebre antes de salir a la calle. Y tienen planes de emergencia para actuar rápido si ocurre algún incidente.
Pero ojo, esto no es una responsabilidad exclusiva de RACSA ni del gobierno. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Hay que validar las aplicaciones que descargamos, leer bien esos consentimientos informados que siempre nos ponen antes de aceptar y evitar usar servicios sospechosos. No sean ingenuos, ¡maes! La higiene digital es fundamental, igual que lavarse las manos. Falta aún una Ley de Ciberseguridad que realmente nos proteja, y actualizar la normativa de protección de datos, así que tenemos mucho brete por delante.
Entonces, aquí va la pregunta para darle calor al foro: Con todos estos riesgos que trae el 5G, ¿creen que Costa Rica está preparada para enfrentar los desafíos de ciberseguridad? ¿Qué más podríamos estar haciendo a nivel individual y colectivo para protegernos y aprovechar al máximo las ventajas de esta nueva tecnología? ¡Déjenme sus opiniones!