Maes, paren todo un toque. ¿Se imaginan ir a una agencia del ICE a hacer un mandado tan simple como pasar su celular de prepago a pospago, y salir de ahí enterándose de que tienen 18 líneas telefónicas a su nombre que ustedes jamás pidieron? No es un chiste, es la historia de una vecina de Coronado de apellido Valenciano. Y la verdad, es para sentarse a llorar. Esto no es solo una torta, es un queque de bodas entero de negligencia. ¡Qué despiche!
La vara se pone peor, porque esto no es un error de sistema que pasó una vez y ya. La doña, como cualquier persona cuerda haría, pidió que le cancelaran esas 16 líneas fantasma el mismo día que se enteró. Pero agárrense: menos de dos meses después, cuando volvió a la agencia, ¡le habían clavado otras dos! La explicación que le dieron es de no creer. Supuestamente, cuando alguien compra un chip en la calle, solo tiene que llamar, dar un número de cédula cualquiera y listo, línea activada. O sea, ¿me están diciendo que la seguridad de mi identidad depende de que a un mae en una pulpería no se le ocurra digitar mi cédula al azar? ¡Diay no! Con razón el OIJ lleva rato diciendo que esto es una fiesta para los estafadores.
Y aquí es donde la paciencia se va al traste. Mientras a esta señora le están arruinando la vida, ¿qué dicen los responsables? Kölbi, por un lado, saca un comunicado diciendo que sus procesos son “rigurosos y transparentes”. ¡Rigurosos! Con 18 líneas chuecas a nombre de una sola persona, esa palabra suena a un insulto. Y la Sutel, que se supone que nos defiende, anuncia que va a “consultar al operador” para ver cómo fue que se jalaron semejante torta. ¿Consultar? A estas alturas ya deberían estar pidiendo cabezas y auditando hasta el último chunche de ese sistema. Es el clásico peloteo burocrático, donde al final el único que queda salado es el ciudadano.
Seamos claros, este no es un simple problema de facturación. Como la misma doña Valenciano dice, el riesgo es gigante. Imagínense que una de esas líneas a su nombre la usen para una estafa del “Gota a Gota”, para acosar a alguien, para una amenaza de bomba o para vaciarle la cuenta a un pobre viejito. El primer nombre que va a salir cuando el OIJ investigue es el suyo. Uno podría terminar metido en un broncón judicial por la irresponsabilidad de un sistema que, a todas luces, es un colador. La tranquilidad de uno no tiene precio, y aquí la están rifando como si nada.
La "solución" que ofrece Sutel es la cereza en el pastel de este desastre: si usted quiere saber si es una víctima, vaya, ciudadano de a pie, y pregúntele uno por uno a cada operador del país. De verdad que es increíble. Esto demuestra una desconexión total con la realidad de la gente que tiene que sacar tiempo de su brete para ir a arreglar un problema que ellos no crearon. Esto tiene que cambiar, no puede ser que estemos tan desprotegidos. Y ustedes, maes, ¿ya revisaron si no les metieron un golazo similar? ¿Tienen alguna historia de terror parecida con alguna operadora? ¡Cuenten en los comentarios, que esta vara hay que pararla!
La vara se pone peor, porque esto no es un error de sistema que pasó una vez y ya. La doña, como cualquier persona cuerda haría, pidió que le cancelaran esas 16 líneas fantasma el mismo día que se enteró. Pero agárrense: menos de dos meses después, cuando volvió a la agencia, ¡le habían clavado otras dos! La explicación que le dieron es de no creer. Supuestamente, cuando alguien compra un chip en la calle, solo tiene que llamar, dar un número de cédula cualquiera y listo, línea activada. O sea, ¿me están diciendo que la seguridad de mi identidad depende de que a un mae en una pulpería no se le ocurra digitar mi cédula al azar? ¡Diay no! Con razón el OIJ lleva rato diciendo que esto es una fiesta para los estafadores.
Y aquí es donde la paciencia se va al traste. Mientras a esta señora le están arruinando la vida, ¿qué dicen los responsables? Kölbi, por un lado, saca un comunicado diciendo que sus procesos son “rigurosos y transparentes”. ¡Rigurosos! Con 18 líneas chuecas a nombre de una sola persona, esa palabra suena a un insulto. Y la Sutel, que se supone que nos defiende, anuncia que va a “consultar al operador” para ver cómo fue que se jalaron semejante torta. ¿Consultar? A estas alturas ya deberían estar pidiendo cabezas y auditando hasta el último chunche de ese sistema. Es el clásico peloteo burocrático, donde al final el único que queda salado es el ciudadano.
Seamos claros, este no es un simple problema de facturación. Como la misma doña Valenciano dice, el riesgo es gigante. Imagínense que una de esas líneas a su nombre la usen para una estafa del “Gota a Gota”, para acosar a alguien, para una amenaza de bomba o para vaciarle la cuenta a un pobre viejito. El primer nombre que va a salir cuando el OIJ investigue es el suyo. Uno podría terminar metido en un broncón judicial por la irresponsabilidad de un sistema que, a todas luces, es un colador. La tranquilidad de uno no tiene precio, y aquí la están rifando como si nada.
La "solución" que ofrece Sutel es la cereza en el pastel de este desastre: si usted quiere saber si es una víctima, vaya, ciudadano de a pie, y pregúntele uno por uno a cada operador del país. De verdad que es increíble. Esto demuestra una desconexión total con la realidad de la gente que tiene que sacar tiempo de su brete para ir a arreglar un problema que ellos no crearon. Esto tiene que cambiar, no puede ser que estemos tan desprotegidos. Y ustedes, maes, ¿ya revisaron si no les metieron un golazo similar? ¿Tienen alguna historia de terror parecida con alguna operadora? ¡Cuenten en los comentarios, que esta vara hay que pararla!