¡Ay, pata! Resulta que el tema de las jornadas laborales 4-3 sigue dando más vuelta que bule en feria. Después de semanas de dimes y diretes, debates encendidos y mociones a granel, la consulta ampliada que tenía que darle luz verde al asunto se fue más allá de la fecha tope. Parece que el Congreso necesitaba un buen respiro, porque estaban más quemaditos que gallina asada.
Como ya saben, la idea es permitir a las empresas ofrecer a sus empleados un esquema de cuatro días de ocho horas y tres días libres, en lugar de la tradicional jornada de cinco días. Pero claro, esto no es tan simple como comprar pan con queso. Primero había que ver si los trabajadores estaban a favor, luego consultar a expertos y, ahora, obtener la opinión de varios entes estatales. El trámite exprés, que arrancó con viento a favor el pasado 9 de septiembre, se frenó en seco con una moción del Partido Liberación Nacional, dejando la decisión final en manos de los obreros.
La jugada inicial era mandar la consulta a la Corte Suprema de Justicia y al Instituto Nacional de Seguros (INS), con un plazo que vencía este viernes. Pero ahí no acabó la cosa. De repente, ampliaron la consulta al Patronato Nacional de la Infancia (PANI), al Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) y a organizaciones de personas con discapacidad. ¡Un cambio de timón considerable! Esto significa que ahora hay más voces que necesitan ser escuchadas, lo cual, en teoría, debería enriquecer la discusión, pero en la práctica implica más papeleo y demoras.
Las nuevas entidades tienen hasta el 2 de octubre –el próximo jueves– para dar su visto bueno o expresar sus reservas. Con esto, el regreso al plenario se pospone hasta el lunes 6 de octubre. Aunque hasta ahora, por fortuna, nadie ha pedido una prórroga. Eso sí le da un poco de oxígeno a los diputados, quienes llevaban un par de meses atascados en temas laborales, tratando de desenredar el embrollo de las jornadas 4-3 desde el 7 de julio. Al fin les tocó respirar y avanzar en otros proyectos.
Pero ojo, que el juego no termina ahí. Mientras tanto, alguien tuvo la brillante idea de meter el proyecto a una comisión especial. Ya anda circulando una quinta versión de una moción presentada por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Esta moción lleva observaciones de varias bancadas, aunque la mayoría son correcciones menores, más de forma que de fondo. Han afinado la redacción para evitar confusiones y aclarar las responsabilidades de la comisión que eventualmente se creará.
Según parece, el PUSC quería meterle mano a la moción la semana pasada, pero tendrán que esperar unos días más. Está claro que quieren asegurarse de que todo esté pulcro antes de llevarlo a votación. Imagínate el chamaco que sale con una moción llena de huecos y errores... ¡Se iría al traste rapidito!
Todo este proceso ha sido un verdadero laberinto administrativo. Desde que se inició el trámite rápido, pasaron dos meses, y todavía queda mucho camino por recorrer. Se presentaron miles de mociones, algunas idénticas, y habrá que revisarlas todas. La intención es continuar con la votación de esas mociones en sesiones dobles –por la mañana y por la tarde– los lunes, martes y jueves. ¡Imaginen la velocidad! Como si fueran carreras de caballos en la pista del hipódromo.
Ahora bien, con toda esta espera y tantos rodeos, me pregunto: ¿cree usted que estas largas consultas van a mejorar realmente la calidad de la decisión sobre las jornadas 4-3, o simplemente retrasarán indefinidamente un tema que ya necesita resolución? ¿Y qué opina de la estrategia de mandar el proyecto a una comisión especial mientras se esperan las respuestas?
Como ya saben, la idea es permitir a las empresas ofrecer a sus empleados un esquema de cuatro días de ocho horas y tres días libres, en lugar de la tradicional jornada de cinco días. Pero claro, esto no es tan simple como comprar pan con queso. Primero había que ver si los trabajadores estaban a favor, luego consultar a expertos y, ahora, obtener la opinión de varios entes estatales. El trámite exprés, que arrancó con viento a favor el pasado 9 de septiembre, se frenó en seco con una moción del Partido Liberación Nacional, dejando la decisión final en manos de los obreros.
La jugada inicial era mandar la consulta a la Corte Suprema de Justicia y al Instituto Nacional de Seguros (INS), con un plazo que vencía este viernes. Pero ahí no acabó la cosa. De repente, ampliaron la consulta al Patronato Nacional de la Infancia (PANI), al Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) y a organizaciones de personas con discapacidad. ¡Un cambio de timón considerable! Esto significa que ahora hay más voces que necesitan ser escuchadas, lo cual, en teoría, debería enriquecer la discusión, pero en la práctica implica más papeleo y demoras.
Las nuevas entidades tienen hasta el 2 de octubre –el próximo jueves– para dar su visto bueno o expresar sus reservas. Con esto, el regreso al plenario se pospone hasta el lunes 6 de octubre. Aunque hasta ahora, por fortuna, nadie ha pedido una prórroga. Eso sí le da un poco de oxígeno a los diputados, quienes llevaban un par de meses atascados en temas laborales, tratando de desenredar el embrollo de las jornadas 4-3 desde el 7 de julio. Al fin les tocó respirar y avanzar en otros proyectos.
Pero ojo, que el juego no termina ahí. Mientras tanto, alguien tuvo la brillante idea de meter el proyecto a una comisión especial. Ya anda circulando una quinta versión de una moción presentada por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Esta moción lleva observaciones de varias bancadas, aunque la mayoría son correcciones menores, más de forma que de fondo. Han afinado la redacción para evitar confusiones y aclarar las responsabilidades de la comisión que eventualmente se creará.
Según parece, el PUSC quería meterle mano a la moción la semana pasada, pero tendrán que esperar unos días más. Está claro que quieren asegurarse de que todo esté pulcro antes de llevarlo a votación. Imagínate el chamaco que sale con una moción llena de huecos y errores... ¡Se iría al traste rapidito!
Todo este proceso ha sido un verdadero laberinto administrativo. Desde que se inició el trámite rápido, pasaron dos meses, y todavía queda mucho camino por recorrer. Se presentaron miles de mociones, algunas idénticas, y habrá que revisarlas todas. La intención es continuar con la votación de esas mociones en sesiones dobles –por la mañana y por la tarde– los lunes, martes y jueves. ¡Imaginen la velocidad! Como si fueran carreras de caballos en la pista del hipódromo.
Ahora bien, con toda esta espera y tantos rodeos, me pregunto: ¿cree usted que estas largas consultas van a mejorar realmente la calidad de la decisión sobre las jornadas 4-3, o simplemente retrasarán indefinidamente un tema que ya necesita resolución? ¿Y qué opina de la estrategia de mandar el proyecto a una comisión especial mientras se esperan las respuestas?
