Diay maes, ¿todo bien? Aquí su servidora, navegando en el mar de noticias del día a día, y me topé con una vara que, legalmente, me puso a pensar. Uno siempre está con el cuento de los vuelos que llegan al Juan Santamaría o a Liberia, contando gringos y europeos como si fueran postales. Pero resulta que hay todo un universo de turismo que se mueve por tierra, en bus, y las cifras son para sentarse a tomarse un cafecito. ¡Estamos hablando de 240 mil personas al año! Eso es como llenar el Estadio Nacional casi siete veces. ¡Qué nivel!
La noticia, que salió en Diario Extra, pone como protagonista a la gente de Tica Bus. Y es que, seamos honestos, después de la pandemia, uno pensaría que ese mercado se había enfriado más que una birra olvidada en la refri. Pero no, los maes no solo se recuperaron, sino que le están metiendo plata y ganas a la operación. Según cuentan, esta es una apuesta para fortalecer la conexión con nuestros vecinos de Centroamérica: Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador. Es la gente que viene a pasear, a hacer mandados, a visitar a la familia... el turismo que no siempre sale en las campañas del ICT, pero que mueve la economía de una forma impresionante.
Y aquí es donde la vara se pone todavía mejor. El artículo dice que esta cifra de 20 mil turistas al mes puede subir hasta en un 50% en temporada alta, como a fin de año o en las vacaciones de medio período. ¡Qué chiva ver una recuperación así! Se nota que hay un hambre por viajar y reconectar que la pandemia no pudo matar. Para darle más gasolina a este motor, Tica Bus se mandó y compró 21 buses nuevos. Y ojo, no estamos hablando de cualquier carcacha con asientos de plástico y una cortina dudosa.
No, señores, estos nuevos chunchos son de otro planeta. Vienen con asientos de memory foam (¡ya quisiera yo uno de esos para ir al brete!), Wi-Fi que promete funcionar, cargadores USB y tipo C para que nadie se quede sin batería, y hasta elevadores para personas con discapacidad. ¡Eso sí es pensar en todo el mundo! En seguridad también vienen volando: frenos electrónicos, alerta de cambio de carril y sensores que ajustan la velocidad. Esos buses nuevos son una completa carga, una declaración de que el transporte terrestre puede y debe ser cómodo, seguro y moderno.
Al final, como dice uno de los gerentes en la nota, la vara va más allá de solo mover gente de un punto a otro. Se trata de "tejer historias" y "abrir puertas a oportunidades". Y suena a frase de cajón, pero tiene toda la razón. Cada tiquete de bus es una historia: un reencuentro familiar, un negocio que se cierra, unas vacaciones soñadas. Es la vida real de Centroamérica moviéndose por las venas de la Interamericana. Este turismo silencioso, el que llega sin tanto bombo y platillo, es el que construye puentes de verdad entre nosotros. Ustedes qué dicen, maes, ¿se han mandado un ride de estos por la región? ¿Creen que este tipo de turismo se valora lo suficiente o siempre va a estar a la sombra de los aviones?
La noticia, que salió en Diario Extra, pone como protagonista a la gente de Tica Bus. Y es que, seamos honestos, después de la pandemia, uno pensaría que ese mercado se había enfriado más que una birra olvidada en la refri. Pero no, los maes no solo se recuperaron, sino que le están metiendo plata y ganas a la operación. Según cuentan, esta es una apuesta para fortalecer la conexión con nuestros vecinos de Centroamérica: Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador. Es la gente que viene a pasear, a hacer mandados, a visitar a la familia... el turismo que no siempre sale en las campañas del ICT, pero que mueve la economía de una forma impresionante.
Y aquí es donde la vara se pone todavía mejor. El artículo dice que esta cifra de 20 mil turistas al mes puede subir hasta en un 50% en temporada alta, como a fin de año o en las vacaciones de medio período. ¡Qué chiva ver una recuperación así! Se nota que hay un hambre por viajar y reconectar que la pandemia no pudo matar. Para darle más gasolina a este motor, Tica Bus se mandó y compró 21 buses nuevos. Y ojo, no estamos hablando de cualquier carcacha con asientos de plástico y una cortina dudosa.
No, señores, estos nuevos chunchos son de otro planeta. Vienen con asientos de memory foam (¡ya quisiera yo uno de esos para ir al brete!), Wi-Fi que promete funcionar, cargadores USB y tipo C para que nadie se quede sin batería, y hasta elevadores para personas con discapacidad. ¡Eso sí es pensar en todo el mundo! En seguridad también vienen volando: frenos electrónicos, alerta de cambio de carril y sensores que ajustan la velocidad. Esos buses nuevos son una completa carga, una declaración de que el transporte terrestre puede y debe ser cómodo, seguro y moderno.
Al final, como dice uno de los gerentes en la nota, la vara va más allá de solo mover gente de un punto a otro. Se trata de "tejer historias" y "abrir puertas a oportunidades". Y suena a frase de cajón, pero tiene toda la razón. Cada tiquete de bus es una historia: un reencuentro familiar, un negocio que se cierra, unas vacaciones soñadas. Es la vida real de Centroamérica moviéndose por las venas de la Interamericana. Este turismo silencioso, el que llega sin tanto bombo y platillo, es el que construye puentes de verdad entre nosotros. Ustedes qué dicen, maes, ¿se han mandado un ride de estos por la región? ¿Creen que este tipo de turismo se valora lo suficiente o siempre va a estar a la sombra de los aviones?
