Maes, si alguien pensaba que la elección de papeletas para diputados en Liberación Nacional iba a ser un té de canastilla, ¡qué equivocado estaba! La vara fue una maratón de más de 11 horas que terminó siendo un despiche con todas las letras. Al final, el titular es claro: el PLN apostó por una supuesta “renovación”, lo que en buen tico significa que le dieron la bendición a un montón de caras nuevas y, de paso, mandaron a la banca a varios dinosauros y figuras que hasta ayer eran intocables. Unos celebran el cambio, otros todavía están buscando el puñal que tienen en la espalda. Así de movida estuvo la cosa en la casa verdiblanca.
El discurso oficial, liderado por el candidato Álvaro Ramos, es que se necesitan unos 700 mil votos para meter 22 diputados. Suena bonito, ¿verdad? Pero para llegar a esa meta, parece que la primera estrategia fue sacrificar a los propios. La Asamblea Nacional se convirtió en un campo de batalla donde las recomendaciones del candidato presidencial pesaron menos que un paquete de galletas soda en un huracán. En provincias como Alajuela y Cartago, los delegados simplemente dijeron “no, gracias” a las sugerencias de Ramos y pusieron a los suyos. ¡Qué torta para el liderazgo del candidato! Apenas empezando la campaña y ya la propia gente le da la espalda en decisiones clave. Es como llegar a un mejengón y que tu propio equipo no te pase la bola.
Y es que la lista de “salados” de la noche da para escribir un libro. Por ejemplo, a Miguel Guillén en Occidente ni siquiera lo dejaron proponer su nombre por broncas internas. El mae tuvo que retirar su nombre para, según él, “desatorar el problema”. Diay, en otras palabras, lo presionaron hasta que se quitó solo. Ricardo Sancho, otra figura de peso en Cartago, también se fue para la casa con las manos vacías. Esta “renovación” huele más a una pasada de facturas monumental, un reacomodo de fuerzas donde los grupos de poder internos midieron quién la tenía más grande, dejando claro que el brete de unificar al partido va a ser una misión casi imposible.
Claro, no todo es drama. Para los que sí salieron electos, la vara es otra. Son gente como Álvaro Ramírez en San José, que promete una bancada “muy distinta, sin los apellidos de siempre”, o Diana Murillo en Alajuela, que asegura ser una señal de apoyo al sector agro. Desde Guanacaste hasta Limón, cada nuevo candidato trae su propio discurso y sus promesas. La pregunta del millón es si este nuevo grupo, nacido de una asamblea tan conflictiva y con lealtades tan divididas, realmente va a poder trabajar en equipo. O si, por el contrario, vamos a ver una fracción legislativa del PLN más fragmentada que un espejo después de un terremoto.
Al final del día, el PLN tiene sus papeletas listas, pero el costo fue altísimo. Dejaron un reguero de heridos en el camino, evidenciaron fracturas profundas y demostraron que la autoridad del candidato presidencial es, por decir lo menos, cuestionable dentro de su propia casa. La jugada puede salirles bien si la gente de verdad compra el cuento de la “renovación”, o puede convertirse en el primer clavo en el ataúd de sus aspiraciones para el 2025 si las divisiones internas terminan por explotar. La procesión, como dicen, va por dentro.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Ustedes creen que esta movida del PLN es una renovación de verdad o solo cambiaron unas caras por otras para que todo siga igual? ¿Les alcanza con este equipo para convencer al país?
El discurso oficial, liderado por el candidato Álvaro Ramos, es que se necesitan unos 700 mil votos para meter 22 diputados. Suena bonito, ¿verdad? Pero para llegar a esa meta, parece que la primera estrategia fue sacrificar a los propios. La Asamblea Nacional se convirtió en un campo de batalla donde las recomendaciones del candidato presidencial pesaron menos que un paquete de galletas soda en un huracán. En provincias como Alajuela y Cartago, los delegados simplemente dijeron “no, gracias” a las sugerencias de Ramos y pusieron a los suyos. ¡Qué torta para el liderazgo del candidato! Apenas empezando la campaña y ya la propia gente le da la espalda en decisiones clave. Es como llegar a un mejengón y que tu propio equipo no te pase la bola.
Y es que la lista de “salados” de la noche da para escribir un libro. Por ejemplo, a Miguel Guillén en Occidente ni siquiera lo dejaron proponer su nombre por broncas internas. El mae tuvo que retirar su nombre para, según él, “desatorar el problema”. Diay, en otras palabras, lo presionaron hasta que se quitó solo. Ricardo Sancho, otra figura de peso en Cartago, también se fue para la casa con las manos vacías. Esta “renovación” huele más a una pasada de facturas monumental, un reacomodo de fuerzas donde los grupos de poder internos midieron quién la tenía más grande, dejando claro que el brete de unificar al partido va a ser una misión casi imposible.
Claro, no todo es drama. Para los que sí salieron electos, la vara es otra. Son gente como Álvaro Ramírez en San José, que promete una bancada “muy distinta, sin los apellidos de siempre”, o Diana Murillo en Alajuela, que asegura ser una señal de apoyo al sector agro. Desde Guanacaste hasta Limón, cada nuevo candidato trae su propio discurso y sus promesas. La pregunta del millón es si este nuevo grupo, nacido de una asamblea tan conflictiva y con lealtades tan divididas, realmente va a poder trabajar en equipo. O si, por el contrario, vamos a ver una fracción legislativa del PLN más fragmentada que un espejo después de un terremoto.
Al final del día, el PLN tiene sus papeletas listas, pero el costo fue altísimo. Dejaron un reguero de heridos en el camino, evidenciaron fracturas profundas y demostraron que la autoridad del candidato presidencial es, por decir lo menos, cuestionable dentro de su propia casa. La jugada puede salirles bien si la gente de verdad compra el cuento de la “renovación”, o puede convertirse en el primer clavo en el ataúd de sus aspiraciones para el 2025 si las divisiones internas terminan por explotar. La procesión, como dicen, va por dentro.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Ustedes creen que esta movida del PLN es una renovación de verdad o solo cambiaron unas caras por otras para que todo siga igual? ¿Les alcanza con este equipo para convencer al país?
