Mae, hay novelas que se quedan cortas al lado de los enredos de la vida real, y la vara entre Maribel Guardia y su exnuera, Imelda Tuñón, es el ejemplo perfecto. Lo que empezó como un duelo familiar tras la trágica muerte de Julián Figueroa se está convirtiendo, poco a poco, en un despiche legal y mediático de primer nivel. La noticia más reciente, que ya le está dando la vuelta a todo lado, es que Maribel confirmó que ya no le pasa ni un cinco a su nieto, José Julián. Y antes de que alguien se jale una torta pensando que es por falta de cariño, la razón es todavía más complicada: fue una decisión directa de la mamá del chiquito.
Diay, vamos por partes para entender este arroz con mango. Según soltó la propia Maribel a medios internacionales, en la última visita que tuvo con el niño, Imelda le dijo que no quería que ella siguiera aportando económicamente. Así, sin más. Maribel, por su lado, asegura que está más que dispuesta a seguir cubriendo todos los gastos de su nieto "con todo su amor", como siempre lo hizo, pero que si la mamá dice que no, pues no. Esto pone sobre la mesa una dinámica de poder y control que va mucho más allá de la plata. Es un mensaje claro de "yo tengo las riendas aquí", y deja a Maribel en una posición increíblemente incómoda y, para ser honestos, bastante salada.
Pero aquí es donde el asunto se va al traste de verdad, porque no es solo el dinero. El verdadero dolor de Maribel, y lo ha dicho hasta el cansancio, es la distancia con su nieto. "Yo lo que le pido a Dios es volver a ver a ese niño", dijo con una sinceridad que cala hondo. Ella siente que es la representación viva de su hijo Julián en la vida del pequeño y su mayor deseo es estar presente. La frase que usó para describir las visitas supervisadas fue un golpe bajo: "verlo de una manera digna, no en un cubículo ahí estresado". ¡Qué torta! Uno se pone en sus zapatos y tiene que ser una procesión por dentro tener que ver a su único nieto en un ambiente tan frío y tenso.
Para los que andan un poco perdidos, este pleito no es nuevo. La bronca legal arrancó cuando Maribel interpuso una denuncia contra Imelda, alegando preocupación por el bienestar del niño debido a un supuesto consumo de sustancias de su exnuera. Ahí fue donde la cosa se puso fea de verdad. Aunque la custodia la mantiene Imelda, todo lo relacionado con las visitas de la abuela está en un limbo judicial que, al parecer, se reactivará en enero. Es un choque de trenes: por un lado, una abuela que teme por su nieto y, por el otro, una madre que probablemente se siente juzgada y asediada por la figura pública de su exsuegra.
Al final del día, lo que tenemos es un enredo familiar de los bravos, con dos mujeres lidiando con su propio dolor y un chiquito en medio de todo. Maribel sin poder ver a su nieto como quisiera y ahora sin poder ni siquiera apoyarlo económicamente. Imelda, con la presión de criar a su hijo sola mientras enfrenta una batalla legal con una de las figuras más queridas de la farándula. Aquí no hay ganadores claros, solo un desgaste emocional que parece no tener fin. La pregunta que queda en el aire es si podrán, en algún momento, poner el bienestar del niño por encima de sus diferencias. Pero por como pinta la vara, parece que falta mucho para eso. Aquí es donde les tiro la bola a ustedes, maes: Dejando de lado el chisme, ¿quién creen que tiene la razón en este brete tan complicado? ¿Es Maribel una abuela sobreprotectora que se pasa de la raya o Imelda una mamá poniendo límites necesarios? Cuenten a ver qué piensan.
Diay, vamos por partes para entender este arroz con mango. Según soltó la propia Maribel a medios internacionales, en la última visita que tuvo con el niño, Imelda le dijo que no quería que ella siguiera aportando económicamente. Así, sin más. Maribel, por su lado, asegura que está más que dispuesta a seguir cubriendo todos los gastos de su nieto "con todo su amor", como siempre lo hizo, pero que si la mamá dice que no, pues no. Esto pone sobre la mesa una dinámica de poder y control que va mucho más allá de la plata. Es un mensaje claro de "yo tengo las riendas aquí", y deja a Maribel en una posición increíblemente incómoda y, para ser honestos, bastante salada.
Pero aquí es donde el asunto se va al traste de verdad, porque no es solo el dinero. El verdadero dolor de Maribel, y lo ha dicho hasta el cansancio, es la distancia con su nieto. "Yo lo que le pido a Dios es volver a ver a ese niño", dijo con una sinceridad que cala hondo. Ella siente que es la representación viva de su hijo Julián en la vida del pequeño y su mayor deseo es estar presente. La frase que usó para describir las visitas supervisadas fue un golpe bajo: "verlo de una manera digna, no en un cubículo ahí estresado". ¡Qué torta! Uno se pone en sus zapatos y tiene que ser una procesión por dentro tener que ver a su único nieto en un ambiente tan frío y tenso.
Para los que andan un poco perdidos, este pleito no es nuevo. La bronca legal arrancó cuando Maribel interpuso una denuncia contra Imelda, alegando preocupación por el bienestar del niño debido a un supuesto consumo de sustancias de su exnuera. Ahí fue donde la cosa se puso fea de verdad. Aunque la custodia la mantiene Imelda, todo lo relacionado con las visitas de la abuela está en un limbo judicial que, al parecer, se reactivará en enero. Es un choque de trenes: por un lado, una abuela que teme por su nieto y, por el otro, una madre que probablemente se siente juzgada y asediada por la figura pública de su exsuegra.
Al final del día, lo que tenemos es un enredo familiar de los bravos, con dos mujeres lidiando con su propio dolor y un chiquito en medio de todo. Maribel sin poder ver a su nieto como quisiera y ahora sin poder ni siquiera apoyarlo económicamente. Imelda, con la presión de criar a su hijo sola mientras enfrenta una batalla legal con una de las figuras más queridas de la farándula. Aquí no hay ganadores claros, solo un desgaste emocional que parece no tener fin. La pregunta que queda en el aire es si podrán, en algún momento, poner el bienestar del niño por encima de sus diferencias. Pero por como pinta la vara, parece que falta mucho para eso. Aquí es donde les tiro la bola a ustedes, maes: Dejando de lado el chisme, ¿quién creen que tiene la razón en este brete tan complicado? ¿Es Maribel una abuela sobreprotectora que se pasa de la raya o Imelda una mamá poniendo límites necesarios? Cuenten a ver qué piensan.
