El panorama del empleo en Costa Rica está experimentando un cambio significativo, en el cual las mujeres se destacan como impulsoras clave del crecimiento en la fuerza laboral del país. De acuerdo con los últimos datos de la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el desempleo nacional ha caído al 7,8 %, lo que marca una reducción sustancial respecto al año anterior. Sin embargo, el verdadero motor de esta mejora parece estar en la creciente participación femenina en el mercado laboral.
Las cifras indican que la tasa de desempleo femenina ha disminuido de manera más acelerada que la masculina. En el trimestre móvil de diciembre 2023 a febrero 2024, la tasa de desempleo para mujeres se situó en 8,4 %, comparada con el 7,4 % en hombres. Aunque la tasa femenina sigue siendo superior, la reducción en la tasa de desempleo de mujeres fue notablemente mayor, con una disminución de 5,6 puntos porcentuales en comparación con el año anterior, mientras que en los hombres la reducción fue de 1,5 puntos porcentuales.
A pesar de estas mejoras, persisten desigualdades estructurales. La tasa de ocupación femenina, aunque en aumento, sigue siendo significativamente más baja que la masculina. En el mismo periodo, solo el 39,1 % de las mujeres mayores de 15 años estaban empleadas, en contraste con el 63,8 % de los hombres. Este desequilibrio refleja las barreras que aún enfrentan las mujeres para integrarse plenamente en el mercado laboral formal.
Otro aspecto preocupante es la alta proporción de mujeres en empleos informales. De las 809 mil personas con empleo informal en Costa Rica, 305 mil son mujeres. Aunque ha habido una disminución en el empleo informal en comparación con el año anterior, este tipo de ocupación sigue afectando desproporcionadamente a las mujeres, que a menudo se ven obligadas a aceptar trabajos menos estables y con menores beneficios.
El crecimiento en la participación laboral femenina ha sido impulsado por varios factores, entre ellos, el fortalecimiento de sectores como los servicios y la educación, que tradicionalmente emplean a una mayor proporción de mujeres. Sin embargo, esta tendencia también está vinculada a la creciente necesidad económica en los hogares costarricenses, donde las mujeres, muchas veces como jefas de hogar, no tienen más opción que integrarse al mercado laboral, incluso en condiciones precarias.
Aunque la reducción del desempleo y el aumento del empleo femenino son señales positivas para la economía costarricense, los retos persisten. La brecha de género en términos de acceso a empleos de calidad sigue siendo una realidad ineludible. El gobierno y el sector privado tienen la responsabilidad de continuar promoviendo políticas inclusivas que permitan una mayor equidad en el mercado laboral, no solo en términos de cantidad de empleo, sino también en la calidad del mismo.
Si bien el empleo en Costa Rica ha mostrado una tendencia positiva, la situación de las mujeres en el mercado laboral refleja una historia de avances y desafíos simultáneos.
La lucha por un mercado laboral más equitativo aún está lejos de ser ganada, y la reducción en las cifras de desempleo no debe desviar la atención de las profundas desigualdades que aún persisten.
Las cifras indican que la tasa de desempleo femenina ha disminuido de manera más acelerada que la masculina. En el trimestre móvil de diciembre 2023 a febrero 2024, la tasa de desempleo para mujeres se situó en 8,4 %, comparada con el 7,4 % en hombres. Aunque la tasa femenina sigue siendo superior, la reducción en la tasa de desempleo de mujeres fue notablemente mayor, con una disminución de 5,6 puntos porcentuales en comparación con el año anterior, mientras que en los hombres la reducción fue de 1,5 puntos porcentuales.
A pesar de estas mejoras, persisten desigualdades estructurales. La tasa de ocupación femenina, aunque en aumento, sigue siendo significativamente más baja que la masculina. En el mismo periodo, solo el 39,1 % de las mujeres mayores de 15 años estaban empleadas, en contraste con el 63,8 % de los hombres. Este desequilibrio refleja las barreras que aún enfrentan las mujeres para integrarse plenamente en el mercado laboral formal.
Otro aspecto preocupante es la alta proporción de mujeres en empleos informales. De las 809 mil personas con empleo informal en Costa Rica, 305 mil son mujeres. Aunque ha habido una disminución en el empleo informal en comparación con el año anterior, este tipo de ocupación sigue afectando desproporcionadamente a las mujeres, que a menudo se ven obligadas a aceptar trabajos menos estables y con menores beneficios.
El crecimiento en la participación laboral femenina ha sido impulsado por varios factores, entre ellos, el fortalecimiento de sectores como los servicios y la educación, que tradicionalmente emplean a una mayor proporción de mujeres. Sin embargo, esta tendencia también está vinculada a la creciente necesidad económica en los hogares costarricenses, donde las mujeres, muchas veces como jefas de hogar, no tienen más opción que integrarse al mercado laboral, incluso en condiciones precarias.
Aunque la reducción del desempleo y el aumento del empleo femenino son señales positivas para la economía costarricense, los retos persisten. La brecha de género en términos de acceso a empleos de calidad sigue siendo una realidad ineludible. El gobierno y el sector privado tienen la responsabilidad de continuar promoviendo políticas inclusivas que permitan una mayor equidad en el mercado laboral, no solo en términos de cantidad de empleo, sino también en la calidad del mismo.
Si bien el empleo en Costa Rica ha mostrado una tendencia positiva, la situación de las mujeres en el mercado laboral refleja una historia de avances y desafíos simultáneos.
La lucha por un mercado laboral más equitativo aún está lejos de ser ganada, y la reducción en las cifras de desempleo no debe desviar la atención de las profundas desigualdades que aún persisten.