¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez, hablando de papas. Pero no cualquier papa, ¿eh? Sino de la polémica que ha levantado la importación masiva de papa fresca desde Estados Unidos, justo cuando nuestros agricultores están pasando las peores. La diputada Paulina Ramírez, del PLN, le metió presión al señor Víctor Carvajal, jerarca del MAG, en una audiencia que dio para comentar en la Asamblea Legislativa. Se armó un buen chayote, diay.
La jugada, según la diputada, es que el Gobierno parece estar más preocupado por complacer a unos importadores que por proteger a los campesinos nacionales. Ramírez puso en tela de juicio si realmente existe un estudio técnico serio que justifique esta avalancha de papas gringas. Planteó la sospecha de que, como tantas otras veces, se está favoreciendo a unos pocos a costa del esfuerzo de muchos, como nos ha pasado con la ‘Ruta del Arroz’, recordándonos viejos tiempos de bronca y descontento en el sector agrícola. Esto, señores míos, no es nuevo en nuestro país.
Carvajal, defendiendo la posición del gobierno, argumentó que ellos sí apoyan al productor nacional y que cambiar los requisitos fitosanitarios no es un asunto de comercio, sino de seguridad alimentaria. Aseguró que el ingreso de papa a Costa Rica está bajo control y que no traerá plagas ni enfermedades. Pero la diputada no se quedó callada; recordó que los fenómenos climáticos han provocado una caída drástica en la producción interna, llegando incluso a un 80% en los momentos más críticos por las lluvias torrenciales. Eso, a ojos de la diputada, no justifica el desplome de la producción nacional, ¡para nada!
“¡Qué torta!”, exclamó Ramírez, “hay suficiente papa en el mercado local y los productores están perdiendo dinero a montones. Fui a Cartago, vi terrenos enormes llenos de papa que no pueden vender porque la importación es tal y a precios tan bajos. No se puede decir que hay poca oferta porque simplemente no la hay”. Y vaya que tiene razón, ese panorama no pinta nada bien para nuestros agricultores. Ya estamos viendo cómo los precios se caen a picado, dejándolos con las manos vacías y pocas opciones.
Esta situación ha puesto en clara desventaja a los productores nacionales, creando una competencia injusta que recuerda mucho a la problemática de la 'Ruta del Arroz', donde los arroceros también sufrieron las consecuencias de políticas gubernamentales consideradas poco favorables a sus intereses. Los agricultores, gente sencilla y trabajadora, se sienten abandonados y olvidados por quienes deberían defenderlos. Sienten que les están quitando la oportunidad de ganarse la vida dignamente, y eso, amigos, no es correcto.
Y es que la dependencia de productos importados siempre ha sido un problema en Costa Rica, especialmente cuando nuestra economía está vulnerable a factores externos. Dependemos de decisiones que toman otros países y empresas multinacionales, y eso nos deja muy expuestos. Además, se pierde la oportunidad de fortalecer nuestra propia agricultura, generando empleo e impulsando el desarrollo rural, qué pena.
Muchos analistas agrícolas coinciden en que, aunque las importaciones puedan bajar temporalmente los precios para el consumidor final, a largo plazo debilitan la industria nacional y ponen en riesgo la seguridad alimentaria del país. Una estrategia sostenible debería enfocarse en apoyar a los agricultores locales, invertir en tecnología y mejorar las prácticas agrícolas para aumentar la productividad y reducir costos, claro que requiere inversión y compromiso político genuino.
Ahora, dime tú, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger a los productores nacionales de papa y garantizar un futuro próspero para nuestro sector agrícola? ¿O deberíamos buscar alternativas para fomentar una agricultura local más resiliente y autosuficiente? ¡Déjanos tus comentarios y opiniones en el foro!
La jugada, según la diputada, es que el Gobierno parece estar más preocupado por complacer a unos importadores que por proteger a los campesinos nacionales. Ramírez puso en tela de juicio si realmente existe un estudio técnico serio que justifique esta avalancha de papas gringas. Planteó la sospecha de que, como tantas otras veces, se está favoreciendo a unos pocos a costa del esfuerzo de muchos, como nos ha pasado con la ‘Ruta del Arroz’, recordándonos viejos tiempos de bronca y descontento en el sector agrícola. Esto, señores míos, no es nuevo en nuestro país.
Carvajal, defendiendo la posición del gobierno, argumentó que ellos sí apoyan al productor nacional y que cambiar los requisitos fitosanitarios no es un asunto de comercio, sino de seguridad alimentaria. Aseguró que el ingreso de papa a Costa Rica está bajo control y que no traerá plagas ni enfermedades. Pero la diputada no se quedó callada; recordó que los fenómenos climáticos han provocado una caída drástica en la producción interna, llegando incluso a un 80% en los momentos más críticos por las lluvias torrenciales. Eso, a ojos de la diputada, no justifica el desplome de la producción nacional, ¡para nada!
“¡Qué torta!”, exclamó Ramírez, “hay suficiente papa en el mercado local y los productores están perdiendo dinero a montones. Fui a Cartago, vi terrenos enormes llenos de papa que no pueden vender porque la importación es tal y a precios tan bajos. No se puede decir que hay poca oferta porque simplemente no la hay”. Y vaya que tiene razón, ese panorama no pinta nada bien para nuestros agricultores. Ya estamos viendo cómo los precios se caen a picado, dejándolos con las manos vacías y pocas opciones.
Esta situación ha puesto en clara desventaja a los productores nacionales, creando una competencia injusta que recuerda mucho a la problemática de la 'Ruta del Arroz', donde los arroceros también sufrieron las consecuencias de políticas gubernamentales consideradas poco favorables a sus intereses. Los agricultores, gente sencilla y trabajadora, se sienten abandonados y olvidados por quienes deberían defenderlos. Sienten que les están quitando la oportunidad de ganarse la vida dignamente, y eso, amigos, no es correcto.
Y es que la dependencia de productos importados siempre ha sido un problema en Costa Rica, especialmente cuando nuestra economía está vulnerable a factores externos. Dependemos de decisiones que toman otros países y empresas multinacionales, y eso nos deja muy expuestos. Además, se pierde la oportunidad de fortalecer nuestra propia agricultura, generando empleo e impulsando el desarrollo rural, qué pena.
Muchos analistas agrícolas coinciden en que, aunque las importaciones puedan bajar temporalmente los precios para el consumidor final, a largo plazo debilitan la industria nacional y ponen en riesgo la seguridad alimentaria del país. Una estrategia sostenible debería enfocarse en apoyar a los agricultores locales, invertir en tecnología y mejorar las prácticas agrícolas para aumentar la productividad y reducir costos, claro que requiere inversión y compromiso político genuino.
Ahora, dime tú, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger a los productores nacionales de papa y garantizar un futuro próspero para nuestro sector agrícola? ¿O deberíamos buscar alternativas para fomentar una agricultura local más resiliente y autosuficiente? ¡Déjanos tus comentarios y opiniones en el foro!
