¡Ay, Dios mío! El caso de Irving Malespín, el exdirector de la Policía de Control Fiscal (PCF), se ha puesto más caliente que gallina pochada. Resulta que ahora lo acusan de haberle mentido al país entero, diciéndole a diestra y siniestra que el otrora magistrado Celso Gamboa lo visitó en la PCF cuando, pa’ qué les cuento, debió estar sudándole la gota gorda en los tribunales de Cartago. ¡Una bronca más pa’ sumar!
La Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico no anduvo con rodeos y soltó la bomba: Malespín, en un papelucho oficial, dijo que Gamboa estaba revisando unos papeles en la PCF el 3 de octubre de 2019. Pero ahí viene la cucharota: ese mismo día, Gamboa tenía que estar defendiendo a un señá conmigo, a Bastos Herrera, acusado de pasar cocaína como si fueran plátanos maduros. ¡Un lío tremendo!
Pa’ ponerles más sabor al chocolate, Gamboa no apareció en el tribunal ni en picada. Se inventó una excusa, diciendo que iba por otras cosas judiciales, y le dieron 24 horitas pa’ escribir una justificación. Ahí fue cuando Malespín, según la Fiscalía, vio la oportunidad dorada de armar un documento falso, una “constancia de asistencia”, diciendo que Gamboa estuvo todo el día metido en la PCF revisando archivos. ¡Tremendo descaro!
Y ojo, porque esto no es cualquier cosita. La Fiscalía dice que ese documentito falso causó un montón de problemas: tuvieron que reprogramar la audiencia, movilizar jueces y fiscales, trasladar detenidos... ¡Todo por culpa de esta artimaña! Un desperdicio de plata de todos nosotros, los contribuyentes. ¡Qué sal!
Luego, Gamboa, con mucha calma, presentó esa constancia falsa al Tribunal Penal de Cartago, tratando de lavarse las manos y justificar su ausencia. ¡Pero la verdad siempre sale a la luz, maé! La Fiscalía descubrió la estafa y demostró que Gamboa ni se acercó a la PCF. ¡Se le cayó el avión!
Ahora, tanto Malespín como Gamboa enfrentan un juicio por falsificación de documentos públicos, un delito muy serio que puede llevarlos directos a la cárcel. El Código Penal dice clarito: hasta seis años de prisión para quien haga estas cosas. ¡Que les entre la conciencia! Además, la Fiscalía recalca que Malespín, al ser funcionario público, abusó de su posición para armar este embrollo.
La fiscalía, certera como un tiro, señaló que Malespín creó un documento que parecía legítimo, con el membrete y sello de la PCF, pero que en el fondo era pura tela cómoda. Dice que gamboa “pretendió engañar al Tribunal Penal de Cartago, a las partes del proceso e incluso a su propio cliente”. Ay, la confianza perdida… ¡Es difícil recuperarla! Y no se quedaron callados: reafirmaron que esos actos mancillaron el honor de funcionarios públicos y la integridad del sistema judicial.
Esta vaina me deja pensando, mi gente. ¿Hasta dónde llegarán algunos para evitar las consecuencias de sus actos? ¿Será que la corrupción se ha enquistado tanto en nuestras instituciones que ya nadie se preocupa por hacer lo correcto? ¿Ustedes creen que esta vez, la justicia realmente va a hacer lo suyo y meter a estos personajes donde tienen que estar?
La Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico no anduvo con rodeos y soltó la bomba: Malespín, en un papelucho oficial, dijo que Gamboa estaba revisando unos papeles en la PCF el 3 de octubre de 2019. Pero ahí viene la cucharota: ese mismo día, Gamboa tenía que estar defendiendo a un señá conmigo, a Bastos Herrera, acusado de pasar cocaína como si fueran plátanos maduros. ¡Un lío tremendo!
Pa’ ponerles más sabor al chocolate, Gamboa no apareció en el tribunal ni en picada. Se inventó una excusa, diciendo que iba por otras cosas judiciales, y le dieron 24 horitas pa’ escribir una justificación. Ahí fue cuando Malespín, según la Fiscalía, vio la oportunidad dorada de armar un documento falso, una “constancia de asistencia”, diciendo que Gamboa estuvo todo el día metido en la PCF revisando archivos. ¡Tremendo descaro!
Y ojo, porque esto no es cualquier cosita. La Fiscalía dice que ese documentito falso causó un montón de problemas: tuvieron que reprogramar la audiencia, movilizar jueces y fiscales, trasladar detenidos... ¡Todo por culpa de esta artimaña! Un desperdicio de plata de todos nosotros, los contribuyentes. ¡Qué sal!
Luego, Gamboa, con mucha calma, presentó esa constancia falsa al Tribunal Penal de Cartago, tratando de lavarse las manos y justificar su ausencia. ¡Pero la verdad siempre sale a la luz, maé! La Fiscalía descubrió la estafa y demostró que Gamboa ni se acercó a la PCF. ¡Se le cayó el avión!
Ahora, tanto Malespín como Gamboa enfrentan un juicio por falsificación de documentos públicos, un delito muy serio que puede llevarlos directos a la cárcel. El Código Penal dice clarito: hasta seis años de prisión para quien haga estas cosas. ¡Que les entre la conciencia! Además, la Fiscalía recalca que Malespín, al ser funcionario público, abusó de su posición para armar este embrollo.
La fiscalía, certera como un tiro, señaló que Malespín creó un documento que parecía legítimo, con el membrete y sello de la PCF, pero que en el fondo era pura tela cómoda. Dice que gamboa “pretendió engañar al Tribunal Penal de Cartago, a las partes del proceso e incluso a su propio cliente”. Ay, la confianza perdida… ¡Es difícil recuperarla! Y no se quedaron callados: reafirmaron que esos actos mancillaron el honor de funcionarios públicos y la integridad del sistema judicial.
Esta vaina me deja pensando, mi gente. ¿Hasta dónde llegarán algunos para evitar las consecuencias de sus actos? ¿Será que la corrupción se ha enquistado tanto en nuestras instituciones que ya nadie se preocupa por hacer lo correcto? ¿Ustedes creen que esta vez, la justicia realmente va a hacer lo suyo y meter a estos personajes donde tienen que estar?
