¡Ay, Dios mío! Quién iba a decir que la historia del fentanilo desaparecido del Hospital México terminaría así... Después del qué dirán y el miedo que nos dimos todos, resulta que no había robo, sino un embrollo tremendo con el nuevo sistema de la CCSS. ¡Qué torta!
Todo empezó hace unas semanas, cuando saltó la alarma de que faltaban 21,000 dosis de este potentísimo analgésico. El país entero se puso tenso, pensando en dónde pudo haber salido mal y quién estaría detrás de semejante descuido, o peor aún, de un acto criminal. La presidenta de la CCSS, Mónica Taylor, hasta dijo que no se descartaba nada, lo que avivó más las llamas de la preocupación.
Pero ahora, gracias al Organismo de Investigación Judicial (OIJ), tenemos claridad. El director Randall Zúñiga aclaró que, después de una investigación exhaustiva, no encontraron ni rastro de sustracción. Según él, el problema es que el nuevo sistema ERP-SAP, que se suponía que agilizaría todo, ha causado más problemas que soluciones. ¡Un brete!
“Durante la inspección física, encontramos 21,750 ampollas, igual al conteo manual que hicimos por precaución”, explicó Zúñiga. “Es un error contable y de registro informático, señores, no un faltante real”. Lo que significa que, aunque los números no cuadraban en el sistema, el medicamento estaba ahí, guardadito.
Y ojo, porque parece que este fallo no es exclusivo del Hospital México. Zúñiga añadió que las inconsistencias afectan a más de 400 líneas de medicamentos en todos los centros médicos del país. ¡Imagínate el alcance de la bronca! Este nuevo sistema, que costó una fortuna, ha demostrado ser tan inestable que ha puesto en riesgo la gestión de inventarios en toda la red de salud pública.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo es posible que un sistema de última generación, diseñado para mejorar la eficiencia, termine generando tanto caos? Parece que la implementación fue apresurada y sin considerar todas las variables. La CCSS ya anunció un proceso de fiscalización de tres meses para auditar los inventarios, pero ¿será suficiente para solucionar el problema de raíz?
Ahora, mientras algunos respiramos aliviados porque no hubo robo, otros se preocupan por las consecuencias a largo plazo de esta falla sistémica. Imaginemos si esto hubiera pasado con algún medicamento vital... ¡Sería una verdadera catástrofe! Y claro, la credibilidad de la CCSS recibe otro golpe durísimo. Vamos, que esto da que pensar, ¿verdad?
En fin, después de tanta angustia y especulación, el caso del fentanilo desaparecido se cierra con un sabor amargo. No hay culpables que enfrentar, pero sí lecciones que aprender. Me pregunto, ¿cree usted que la CCSS tomará medidas drásticas para corregir estos fallos informáticos y evitar que se repitan situaciones similares en el futuro, o seguiremos viviendo en un constante estado de alerta?
Todo empezó hace unas semanas, cuando saltó la alarma de que faltaban 21,000 dosis de este potentísimo analgésico. El país entero se puso tenso, pensando en dónde pudo haber salido mal y quién estaría detrás de semejante descuido, o peor aún, de un acto criminal. La presidenta de la CCSS, Mónica Taylor, hasta dijo que no se descartaba nada, lo que avivó más las llamas de la preocupación.
Pero ahora, gracias al Organismo de Investigación Judicial (OIJ), tenemos claridad. El director Randall Zúñiga aclaró que, después de una investigación exhaustiva, no encontraron ni rastro de sustracción. Según él, el problema es que el nuevo sistema ERP-SAP, que se suponía que agilizaría todo, ha causado más problemas que soluciones. ¡Un brete!
“Durante la inspección física, encontramos 21,750 ampollas, igual al conteo manual que hicimos por precaución”, explicó Zúñiga. “Es un error contable y de registro informático, señores, no un faltante real”. Lo que significa que, aunque los números no cuadraban en el sistema, el medicamento estaba ahí, guardadito.
Y ojo, porque parece que este fallo no es exclusivo del Hospital México. Zúñiga añadió que las inconsistencias afectan a más de 400 líneas de medicamentos en todos los centros médicos del país. ¡Imagínate el alcance de la bronca! Este nuevo sistema, que costó una fortuna, ha demostrado ser tan inestable que ha puesto en riesgo la gestión de inventarios en toda la red de salud pública.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo es posible que un sistema de última generación, diseñado para mejorar la eficiencia, termine generando tanto caos? Parece que la implementación fue apresurada y sin considerar todas las variables. La CCSS ya anunció un proceso de fiscalización de tres meses para auditar los inventarios, pero ¿será suficiente para solucionar el problema de raíz?
Ahora, mientras algunos respiramos aliviados porque no hubo robo, otros se preocupan por las consecuencias a largo plazo de esta falla sistémica. Imaginemos si esto hubiera pasado con algún medicamento vital... ¡Sería una verdadera catástrofe! Y claro, la credibilidad de la CCSS recibe otro golpe durísimo. Vamos, que esto da que pensar, ¿verdad?
En fin, después de tanta angustia y especulación, el caso del fentanilo desaparecido se cierra con un sabor amargo. No hay culpables que enfrentar, pero sí lecciones que aprender. Me pregunto, ¿cree usted que la CCSS tomará medidas drásticas para corregir estos fallos informáticos y evitar que se repitan situaciones similares en el futuro, o seguiremos viviendo en un constante estado de alerta?
