¡Ay, Dios mío! Las lluvias de este viernes dejaron al Pacífico Central hecho un maje, literalmente. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) reporta 294 incidentes relacionados con inundaciones a lo largo y ancho del país, pero la mayoría de los aprietos los vivió la gente del Pacífico. Parece que el cielo nos echó toda la bronca junta.
Según la CNE, desde la tarde del viernes hasta altas horas de la noche, la lluvia no daba tregua. Cantones como San Mateo, Orotina, Esparza y Puntarenas sufrieron los peores embates. Imagínate, calles convertidas en ríos, carros varados y la gente buscando refugio donde pudiera encontrarlo. ¡Un verdadero chinamanería!
No solo eso, sino que también hubo problemas en otros pueblos como Quepos, Parrita, Paquera, Cóbano y Lepanto. Ahí, las quebradas decidieron hacer de las suyas y se desbordaron, llevándose todo a su paso. El agua entró a las casas, arruinando cosas y poniendo a la gente contra la pared. "Durante la tarde y noche de este viernes se presentaron lluvias generalizadas en todo el territorio nacional, pero el Pacífico Central fue la zona más afectada", comentó Alejandro Picado, presidente de la CNE, quien añadió que se atendieron 294 incidentes principalmente en la región.
Y ni hablar de Guanacaste, donde los ríos y quebradas tampoco quisieron quedarse atrás. Nandayure, Nosara y Santa Cruz vieron cómo sus comunidades quedaban bajo agua, dejando a muchos sin poder moverse. Fue necesario habilitar un albergue preventivo en la iglesia católica de Paquera, donde cuatro adultos mayores buscaron resguardo temporal. Algunas familias, pues, tuvieron que refugiarse en casas de vecinos o familiares, agarrándoles donde pudieron.
Este sábado, la situación siguió siendo complicada. Se habilitó otro albergue en la escuela de Riojandia, cerca de Puntarenas, donde unas 50 personas encontraron cobijo tras las intensas lluvias del viernes en el sector de Fray Casiano. “Durante este sábado los comités de emergencia se han dado a la tarea de realizar evaluaciones para la limpieza del sistema de alcantarillado, preparación de caminos y atender las necesidades de la población”, explicó Picado, tratando de ponerle pausa al desasosiego general.
Pero la cosa no pinta fácil, porque la CNE advierte que los suelos siguen estando empapados, prácticamente saturados. Esto significa que cualquier aguacero adicional podría provocar nuevos deslizamientos e inundaciones repentinas. ¡Menos mal que estamos en temporada de lluvias, aunque a estas alturas uno ya quisiera que el sol asomara la cabeza! De momento, mantienen la alerta amarilla por lluvias en todo el país, así que hay que estar ojo avizor.
Las autoridades piden a la población, especialmente a quienes viven cerca de ríos o en zonas propensas a deslizamientos, que estén muy atentos y que no duden en evacuar si las condiciones lo ameritan. Es mejor prevenir que lamentar, dicen, y vaya que tienen razón. Hay que escuchar las indicaciones de los equipos de emergencia y no jugarse la vida por tonterías. No queremos que nadie tenga que irse al traste por culpa de una imprudencia.
Con este panorama, me pregunto... ¿Será que deberíamos empezar a considerar medidas más drásticas para enfrentar estos fenómenos climáticos cada vez más frecuentes y violentos? ¿Hasta dónde llegará el gobierno para proteger a las poblaciones vulnerables y construir un país más resiliente frente a estos desafíos? ¡Compas del foro, díganme qué piensan ustedes!
Según la CNE, desde la tarde del viernes hasta altas horas de la noche, la lluvia no daba tregua. Cantones como San Mateo, Orotina, Esparza y Puntarenas sufrieron los peores embates. Imagínate, calles convertidas en ríos, carros varados y la gente buscando refugio donde pudiera encontrarlo. ¡Un verdadero chinamanería!
No solo eso, sino que también hubo problemas en otros pueblos como Quepos, Parrita, Paquera, Cóbano y Lepanto. Ahí, las quebradas decidieron hacer de las suyas y se desbordaron, llevándose todo a su paso. El agua entró a las casas, arruinando cosas y poniendo a la gente contra la pared. "Durante la tarde y noche de este viernes se presentaron lluvias generalizadas en todo el territorio nacional, pero el Pacífico Central fue la zona más afectada", comentó Alejandro Picado, presidente de la CNE, quien añadió que se atendieron 294 incidentes principalmente en la región.
Y ni hablar de Guanacaste, donde los ríos y quebradas tampoco quisieron quedarse atrás. Nandayure, Nosara y Santa Cruz vieron cómo sus comunidades quedaban bajo agua, dejando a muchos sin poder moverse. Fue necesario habilitar un albergue preventivo en la iglesia católica de Paquera, donde cuatro adultos mayores buscaron resguardo temporal. Algunas familias, pues, tuvieron que refugiarse en casas de vecinos o familiares, agarrándoles donde pudieron.
Este sábado, la situación siguió siendo complicada. Se habilitó otro albergue en la escuela de Riojandia, cerca de Puntarenas, donde unas 50 personas encontraron cobijo tras las intensas lluvias del viernes en el sector de Fray Casiano. “Durante este sábado los comités de emergencia se han dado a la tarea de realizar evaluaciones para la limpieza del sistema de alcantarillado, preparación de caminos y atender las necesidades de la población”, explicó Picado, tratando de ponerle pausa al desasosiego general.
Pero la cosa no pinta fácil, porque la CNE advierte que los suelos siguen estando empapados, prácticamente saturados. Esto significa que cualquier aguacero adicional podría provocar nuevos deslizamientos e inundaciones repentinas. ¡Menos mal que estamos en temporada de lluvias, aunque a estas alturas uno ya quisiera que el sol asomara la cabeza! De momento, mantienen la alerta amarilla por lluvias en todo el país, así que hay que estar ojo avizor.
Las autoridades piden a la población, especialmente a quienes viven cerca de ríos o en zonas propensas a deslizamientos, que estén muy atentos y que no duden en evacuar si las condiciones lo ameritan. Es mejor prevenir que lamentar, dicen, y vaya que tienen razón. Hay que escuchar las indicaciones de los equipos de emergencia y no jugarse la vida por tonterías. No queremos que nadie tenga que irse al traste por culpa de una imprudencia.
Con este panorama, me pregunto... ¿Será que deberíamos empezar a considerar medidas más drásticas para enfrentar estos fenómenos climáticos cada vez más frecuentes y violentos? ¿Hasta dónde llegará el gobierno para proteger a las poblaciones vulnerables y construir un país más resiliente frente a estos desafíos? ¡Compas del foro, díganme qué piensan ustedes!