Maes, a veces entre tanta noticia medio agüevada y uno que otro despiche político, sale una que de verdad da gusto compartir. Resulta que el país por fin se puso las pilas y ratificó en segundo debate el famoso Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Y antes de que se me duerman con los nombres técnicos, les traduzco: esta es, básicamente, una herramienta legal potentísima para ponerle un freno en seco a la violencia y el acoso en el mundo laboral. ¡Ya era hora!
Y diay, ¿qué significa esta vara en arroz y frijoles? Significa que la protección se amplía a un nivel que antes no teníamos. Esto no es solo para la gente que está en planilla en una oficina con aire acondicionado. El convenio cubre a todo el mundo: sector público, privado, la gente que la pulsea en la economía informal, en zonas rurales, en la ciudad... O sea, la sombrilla es gigante. Lo más chiva es que también protege a pasantes, aprendices, voluntarios, gente que está buscando brete y hasta a los trabajadores que ya fueron despedidos. ¡Qué tuanis que la protección sea tan amplia!, porque seamos honestos, el acoso no pide permiso ni pregunta por el tipo de contrato.
Ahora, hablemos de por qué esto es una jugada maestra, especialmente para las mujeres. La Presidenta del INAMU, Yerlin Zúñiga, soltó un dato que deja todo clarísimo. Según el INEC, en el último año se sumaron 56 mil mujeres a la fuerza de trabajo. ¡Cincuenta y seis mil! Eso es un mujerón de gente, maes. Con una participación laboral femenina que ya roza el 46%, es absolutamente crucial que los entornos de trabajo no solo ofrezcan un salario, sino también seguridad. Este convenio es un candado más en la puerta contra las desigualdades y los riesgos que, lamentablemente, las mujeres enfrentan con más frecuencia en el ámbito laboral.
Ok, todo muy bonito en el papel, pero ¿y ahora qué? Con la entrada en vigencia de este convenio, Costa Rica se compromete a crear y reforzar mecanismos de prevención y sanción. Esto quiere decir que las conductas inaceptables que causan daño físico, psicológico o económico ya no podrán barrerse debajo de la alfombra con tanta facilidad. La idea es que ir al brete no se sienta como caminar por un campo minado. Se trata de empezar a cambiar la cultura de raíz, de que el "choteo" que cruza la línea, el comentario fuera de lugar o el abuso de poder dejen de ser vistos como "parte del ambiente" y se traten como lo que son: una falta grave.
En resumen, esta aprobación no es solo un papel más firmado en una oficina. Es una declaración de intenciones y un paso gigante para que Tiquicia sea un lugar más justo y seguro para pulsearla. Es una herramienta que le da dientes a la lucha contra el acoso y nos pone a la vanguardia en derechos laborales en la región. Una excelente noticia para cerrar la semana. Ahora la pregunta del millón para ustedes, maes: ¿Han sentido alguna vez que una herramienta como esta hacía falta en sus bretes? ¿Creen que esto de verdad va a cambiar la cultura laboral en el país? Cuenten todo en los comentarios.
Y diay, ¿qué significa esta vara en arroz y frijoles? Significa que la protección se amplía a un nivel que antes no teníamos. Esto no es solo para la gente que está en planilla en una oficina con aire acondicionado. El convenio cubre a todo el mundo: sector público, privado, la gente que la pulsea en la economía informal, en zonas rurales, en la ciudad... O sea, la sombrilla es gigante. Lo más chiva es que también protege a pasantes, aprendices, voluntarios, gente que está buscando brete y hasta a los trabajadores que ya fueron despedidos. ¡Qué tuanis que la protección sea tan amplia!, porque seamos honestos, el acoso no pide permiso ni pregunta por el tipo de contrato.
Ahora, hablemos de por qué esto es una jugada maestra, especialmente para las mujeres. La Presidenta del INAMU, Yerlin Zúñiga, soltó un dato que deja todo clarísimo. Según el INEC, en el último año se sumaron 56 mil mujeres a la fuerza de trabajo. ¡Cincuenta y seis mil! Eso es un mujerón de gente, maes. Con una participación laboral femenina que ya roza el 46%, es absolutamente crucial que los entornos de trabajo no solo ofrezcan un salario, sino también seguridad. Este convenio es un candado más en la puerta contra las desigualdades y los riesgos que, lamentablemente, las mujeres enfrentan con más frecuencia en el ámbito laboral.
Ok, todo muy bonito en el papel, pero ¿y ahora qué? Con la entrada en vigencia de este convenio, Costa Rica se compromete a crear y reforzar mecanismos de prevención y sanción. Esto quiere decir que las conductas inaceptables que causan daño físico, psicológico o económico ya no podrán barrerse debajo de la alfombra con tanta facilidad. La idea es que ir al brete no se sienta como caminar por un campo minado. Se trata de empezar a cambiar la cultura de raíz, de que el "choteo" que cruza la línea, el comentario fuera de lugar o el abuso de poder dejen de ser vistos como "parte del ambiente" y se traten como lo que son: una falta grave.
En resumen, esta aprobación no es solo un papel más firmado en una oficina. Es una declaración de intenciones y un paso gigante para que Tiquicia sea un lugar más justo y seguro para pulsearla. Es una herramienta que le da dientes a la lucha contra el acoso y nos pone a la vanguardia en derechos laborales en la región. Una excelente noticia para cerrar la semana. Ahora la pregunta del millón para ustedes, maes: ¿Han sentido alguna vez que una herramienta como esta hacía falta en sus bretes? ¿Creen que esto de verdad va a cambiar la cultura laboral en el país? Cuenten todo en los comentarios.