Bueno, maes, si ustedes estaban como yo, con las palomitas listas para ver el despegue del 5G en Tiquicia, mejor vayan guardándolas. La vara es que se nos enredó el mecate, y feo. Resulta que la Contraloría General de la República (CGR), que es como el árbitro en estos partidos de plata pública, le sacó tarjeta amarilla al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y le frenó en seco la licitación para las redes de nueva generación. En buen tico, la CGR básicamente le dijo al ICE: 'Mae, su tarea está para atrás. Devuélvase y la corrige'.
El despiche se armó porque varias empresas pesadas, de esas que no se andan por las ramas, pegaron el grito al cielo con el cartel de la licitación. No estamos hablando de cualquier pulpería; nombres como Huawei, GBM y otras dos más presentaron recursos que la Contraloría consideró válidos. De ocho quejas que llegaron, cuatro pasaron el filtro. Esto es una señal clarísima de que el ICE se jaló una torta con el pliego de condiciones original. No es vara de que solo una empresa se quejó; cuando un tercio de los interesados te dice que algo huele mal, es porque probablemente el pescado está pasado.
Pero, ¿cuál fue el broncón exactamente? Diay, parece que de todo un poco. Según el chisme oficial de la Contraloría, los problemas van desde un enredo con la organización de las partidas y cómo se debía cotizar el brete, hasta cuestionamientos más técnicos y profundos. Aquí es donde la cosa se pone interesante. Las empresas pusieron sobre la mesa el pleito tecnológico entre la arquitectura D-RAN (la 'vieja confiable', más cerrada) y la OPEN RAN (la 'nueva escuela', más abierta y flexible). Además, había dudas serias sobre los requisitos de ciberseguridad y el licenciamiento. En resumen, el documento del ICE era un queso suizo, lleno de huecos por todo lado.
Así las cosas, el cronograma original para tener 5G ya se fue al traste. Ahora, la bola está de nuevo en la cancha del ICE. Tienen que sentarse, agarrar el bendito documento, arreglar todos los puntos que la Contraloría les señaló y, solo después de eso, ponerle una nueva fecha al concurso. Esto no es un simple atraso de un par de días; es un reseteo casi completo del proceso. Mientras tanto, el resto de Centroamérica avanza y nosotros seguimos pegados en trámites que, a todas luces, se pudieron haber hecho mejor desde el principio. ¡Qué sal!
Con este panorama, la promesa de una Costa Rica hiperconectada y a la vanguardia tecnológica se siente, otra vez, un poquito más lejos. Este tipo de errores en un proyecto de infraestructura tan crítico para el país no solo genera atrasos, sino que también siembra dudas sobre la capacidad de ejecución de nuestras instituciones más grandes. Queda claro que el camino hacia el 5G no va a ser una autopista de seis carriles, sino más bien una calle de lastre llena de huecos después de un aguacero. A armarse de paciencia, porque esta novela apenas comienza.
Maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que esto es solo un bache normal en una licitación de este calibre, o es una señal de que el ICE realmente no está listo para un proyecto tan gigante? ¿Fue un simple error administrativo o una metida de pata monumental que nos va a costar caro en tiempo y competitividad?
El despiche se armó porque varias empresas pesadas, de esas que no se andan por las ramas, pegaron el grito al cielo con el cartel de la licitación. No estamos hablando de cualquier pulpería; nombres como Huawei, GBM y otras dos más presentaron recursos que la Contraloría consideró válidos. De ocho quejas que llegaron, cuatro pasaron el filtro. Esto es una señal clarísima de que el ICE se jaló una torta con el pliego de condiciones original. No es vara de que solo una empresa se quejó; cuando un tercio de los interesados te dice que algo huele mal, es porque probablemente el pescado está pasado.
Pero, ¿cuál fue el broncón exactamente? Diay, parece que de todo un poco. Según el chisme oficial de la Contraloría, los problemas van desde un enredo con la organización de las partidas y cómo se debía cotizar el brete, hasta cuestionamientos más técnicos y profundos. Aquí es donde la cosa se pone interesante. Las empresas pusieron sobre la mesa el pleito tecnológico entre la arquitectura D-RAN (la 'vieja confiable', más cerrada) y la OPEN RAN (la 'nueva escuela', más abierta y flexible). Además, había dudas serias sobre los requisitos de ciberseguridad y el licenciamiento. En resumen, el documento del ICE era un queso suizo, lleno de huecos por todo lado.
Así las cosas, el cronograma original para tener 5G ya se fue al traste. Ahora, la bola está de nuevo en la cancha del ICE. Tienen que sentarse, agarrar el bendito documento, arreglar todos los puntos que la Contraloría les señaló y, solo después de eso, ponerle una nueva fecha al concurso. Esto no es un simple atraso de un par de días; es un reseteo casi completo del proceso. Mientras tanto, el resto de Centroamérica avanza y nosotros seguimos pegados en trámites que, a todas luces, se pudieron haber hecho mejor desde el principio. ¡Qué sal!
Con este panorama, la promesa de una Costa Rica hiperconectada y a la vanguardia tecnológica se siente, otra vez, un poquito más lejos. Este tipo de errores en un proyecto de infraestructura tan crítico para el país no solo genera atrasos, sino que también siembra dudas sobre la capacidad de ejecución de nuestras instituciones más grandes. Queda claro que el camino hacia el 5G no va a ser una autopista de seis carriles, sino más bien una calle de lastre llena de huecos después de un aguacero. A armarse de paciencia, porque esta novela apenas comienza.
Maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que esto es solo un bache normal en una licitación de este calibre, o es una señal de que el ICE realmente no está listo para un proyecto tan gigante? ¿Fue un simple error administrativo o una metida de pata monumental que nos va a costar caro en tiempo y competitividad?