¡Ay, Dios mío! Pues sí, como si fuera poco el calorazo que nos ha estado pegando, este viernes tuvimos una sacudidita que hizo temblar hasta los pelos. Un sismocito, dicen los técnicos, se sintió en la capital y alrededores, específicamente en Desamparados, alrededor de las nueve de la noche. Imagínate, justo cuando la gente estaba echando la media tarde, unos rayitos de luz y '¡boom!', la casa entera moviéndose un poquito.
Según la Red Sismológica Nacional de la UCR, la cosota tuvo una magnitúd de 2.3. Nada grave, eh, tranquilos. Dicen que en Desamparados, donde estuvo cerquita el epicentro, se sintió un poquitito más fuerte, pero nadie resultó herido ni hubo daños materiales. ¡Menos mal! Porque ya estábamos todos pensando en qué diay iba a pasar, si la tierra se abría o qué.
Mira, yo me estaba sentada tranquilamente viendo un chunche de tele cuando empecé a sentir que algo raro pasaba. Al principio pensé que era el vecino haciendo ruidos, pero luego mi perrito empezó a ladrar desesperadamente y sentí cómo la silla se movía. ¡Me agarré de la mesa! Después, mis vecinos empezaron a salir preguntando qué había pasado, y ahí nos dimos cuenta que era un temblor. Fue un momentito, pero te deja así, ¿sabes?, con el corazón latiendo un poco más rápido.
La verdad, estos temblores se han vuelto moneda corriente por acá. Vivimos en un país volcánicamente activo, así que no es sorpresa que de vez en cuando sientamos alguna cosita. Aunque siempre te pone nervioso, sobre todo cuando tienes a los niños pequeños o a los abuelitos en casa. Hay que estar alerta, claro, pero también hay que mantener la calma porque a veces son cositas pequeñas que no representan ningún peligro.
Lo bueno de esto es que no pasó a mayores. Puras alertas y preguntas, pero sin consecuencias graves. Las autoridades, como siempre, hicieron un llamado a la calma y recordaron algunas recomendaciones básicas para seguir en caso de sismo: buscar lugares seguros, alejarse de objetos pesados que puedan caer y mantenerse informados a través de canales oficiales. Como dice la propaganda, ‘mantener la serenidad es clave’.
Algunos expertos señalan que este temblor podría estar relacionado con la actividad volcánica que tenemos en el país, especialmente en el Volcán Arenal y el Poás. Ellos explican que el movimiento de las placas tectónicas puede causar estas vibraciones, aunque afortunadamente suelen ser de baja intensidad. Hay que recordar que Costa Rica está ubicada en la zona de convergencia de las placas Cocos y Caribeña, lo cual hace que estemos propensos a este tipo de fenómenos naturales.
Y hablando de temas sísmicos, ¿recuerdan el brete que vivimos hace algunos años con el terremoto de Popocatépetl en México? Eso sí fue una vara diferente, ¡qué susto! Uno nunca olvida esas cosas. Te hacen valorar más la vida y apreciar esos momentos de tranquilidad. Además, te recuerdan que somos pequeñitos frente a la naturaleza, y que debemos respetarla y cuidarla.
En fin, otra noche más en Costa Rica, con sus sorpresas y sobresaltos. A pesar del temblorcito, seguimos aquí, firmes y tancados. ¿Pero tú, compañero, qué pensaste cuando sentiste el temblor? ¿Te acuerdas de algún sismo que te haya dejado marcado y por qué?
Según la Red Sismológica Nacional de la UCR, la cosota tuvo una magnitúd de 2.3. Nada grave, eh, tranquilos. Dicen que en Desamparados, donde estuvo cerquita el epicentro, se sintió un poquitito más fuerte, pero nadie resultó herido ni hubo daños materiales. ¡Menos mal! Porque ya estábamos todos pensando en qué diay iba a pasar, si la tierra se abría o qué.
Mira, yo me estaba sentada tranquilamente viendo un chunche de tele cuando empecé a sentir que algo raro pasaba. Al principio pensé que era el vecino haciendo ruidos, pero luego mi perrito empezó a ladrar desesperadamente y sentí cómo la silla se movía. ¡Me agarré de la mesa! Después, mis vecinos empezaron a salir preguntando qué había pasado, y ahí nos dimos cuenta que era un temblor. Fue un momentito, pero te deja así, ¿sabes?, con el corazón latiendo un poco más rápido.
La verdad, estos temblores se han vuelto moneda corriente por acá. Vivimos en un país volcánicamente activo, así que no es sorpresa que de vez en cuando sientamos alguna cosita. Aunque siempre te pone nervioso, sobre todo cuando tienes a los niños pequeños o a los abuelitos en casa. Hay que estar alerta, claro, pero también hay que mantener la calma porque a veces son cositas pequeñas que no representan ningún peligro.
Lo bueno de esto es que no pasó a mayores. Puras alertas y preguntas, pero sin consecuencias graves. Las autoridades, como siempre, hicieron un llamado a la calma y recordaron algunas recomendaciones básicas para seguir en caso de sismo: buscar lugares seguros, alejarse de objetos pesados que puedan caer y mantenerse informados a través de canales oficiales. Como dice la propaganda, ‘mantener la serenidad es clave’.
Algunos expertos señalan que este temblor podría estar relacionado con la actividad volcánica que tenemos en el país, especialmente en el Volcán Arenal y el Poás. Ellos explican que el movimiento de las placas tectónicas puede causar estas vibraciones, aunque afortunadamente suelen ser de baja intensidad. Hay que recordar que Costa Rica está ubicada en la zona de convergencia de las placas Cocos y Caribeña, lo cual hace que estemos propensos a este tipo de fenómenos naturales.
Y hablando de temas sísmicos, ¿recuerdan el brete que vivimos hace algunos años con el terremoto de Popocatépetl en México? Eso sí fue una vara diferente, ¡qué susto! Uno nunca olvida esas cosas. Te hacen valorar más la vida y apreciar esos momentos de tranquilidad. Además, te recuerdan que somos pequeñitos frente a la naturaleza, y que debemos respetarla y cuidarla.
En fin, otra noche más en Costa Rica, con sus sorpresas y sobresaltos. A pesar del temblorcito, seguimos aquí, firmes y tancados. ¿Pero tú, compañero, qué pensaste cuando sentiste el temblor? ¿Te acuerdas de algún sismo que te haya dejado marcado y por qué?