Maes, se acabó (por ahora) el novelón de Tribu-CR. ¿Se acuerdan de toda la vara? Que si el nuevo sistema de Hacienda entraba, que si no, que si una medida cautelar lo tenía frenado en seco... Diay, la noticia de hoy es que el Tribunal Contencioso Administrativo le bajó el pulgar a la jugada de la diputada Johana Obando y le dio luz verde a Hacienda. ¡Por fin! Pero antes de celebrar, hablemos del elefante en la sala: el costo de este berrinche político. Porque sí, mientras unos jugaban de salvadores, a todos nosotros nos costó un platal.
Pongamos las varas en perspectiva. La medida que presentó la diputada del Liberal Progresista no solo atrasó la modernización de un chunche clave para el país, sino que nos dejó una factura de 280 MILLONES de colones. Así como lo leen. Doscientos ochenta melones tirados a la basura por un atraso de dos meses, del 4 de agosto al 6 de octubre. El propio ministro de Hacienda, Rudolf Lucke, confirmó que ahora el sistema puede arrancar, pero el daño ya está hecho. Y como era de esperarse, el presi, Rodrigo Chaves, que no tiene pelos en la lengua, salió a tirarle con todo a la diputada, calificando la medida de "irracional, ilógica y descarada" y un "acto sin vergüenza". ¡Qué torta se armó!
Lo más irónico de todo este despiche es que la alternativa que nos esperaba si el Tribunal fallaba al revés era todavía peor. Si la medida de Obando quedaba en firme, Hacienda se veía obligada a hacer una migración "incremental", o sea, a poquitos. Traducido del lenguaje técnico al español que todos entendemos: un dolor de jupa garantizado. Imagínense el caos: trámites que se hacen en el sistema viejo y que luego aparecen con errores en el nuevo, inconsistencias por todo lado y un equipo técnico teniendo que apagar incendios por casi 30 semanas. Un remiendo que, además, nos iba a costar $100 mil adicionales. O sea, estábamos salados por todo lado: o pagábamos por el atraso o pagábamos extra por una solución parchada y riesgosa.
Aquí es donde la vara se pone más allá de lo técnico y entra en lo político. ¿Cuál era el objetivo real de frenar Tribu-CR de esta manera? ¿Era una preocupación genuina por la seguridad y la correcta implementación, como argumentaba la diputada? ¿O fue una movida política para pulsear poder, para ponerle un palo en la rueda al gobierno y ganar titulares? Chaves claramente se inclina por la segunda, y sus palabras no dejan espacio a la duda. Este episodio se convierte en otro capítulo de la eterna batalla entre Zapote y Cuesta de Moras, una pelea donde, al final, los que terminamos pagando los platos rotos somos los ciudadanos de a pie con nuestros impuestos.
Al final, la buena noticia es que el sistema va. Se destrabó el asunto y, con suerte, empezaremos a ver los beneficios de tener una plataforma más moderna en Hacienda. Pero la mancha queda. Queda el recuerdo de un atraso innecesario, una factura millonaria que alguien debería explicar y la sensación de que a veces la política criolla se trata más de jalarse tortas y medir fuerzas que de buscar el bien común. La resolución del Tribunal es un alivio, sí, pero también es un recordatorio carísimo de cómo un "berrinche" puede costarle millones al país.
Ahora les tiro la bola a ustedes, maes. Más allá de si están a favor o en contra del gobierno, y viendo el costo que tuvo este atraso, ¿creen que la acción de la diputada Johana Obando se justifica de alguna forma o fue, como dice Chaves, una movida "antojadiza" que nos salió carísima a todos? ¿Quién paga por esos ¢280 millones perdidos?
Pongamos las varas en perspectiva. La medida que presentó la diputada del Liberal Progresista no solo atrasó la modernización de un chunche clave para el país, sino que nos dejó una factura de 280 MILLONES de colones. Así como lo leen. Doscientos ochenta melones tirados a la basura por un atraso de dos meses, del 4 de agosto al 6 de octubre. El propio ministro de Hacienda, Rudolf Lucke, confirmó que ahora el sistema puede arrancar, pero el daño ya está hecho. Y como era de esperarse, el presi, Rodrigo Chaves, que no tiene pelos en la lengua, salió a tirarle con todo a la diputada, calificando la medida de "irracional, ilógica y descarada" y un "acto sin vergüenza". ¡Qué torta se armó!
Lo más irónico de todo este despiche es que la alternativa que nos esperaba si el Tribunal fallaba al revés era todavía peor. Si la medida de Obando quedaba en firme, Hacienda se veía obligada a hacer una migración "incremental", o sea, a poquitos. Traducido del lenguaje técnico al español que todos entendemos: un dolor de jupa garantizado. Imagínense el caos: trámites que se hacen en el sistema viejo y que luego aparecen con errores en el nuevo, inconsistencias por todo lado y un equipo técnico teniendo que apagar incendios por casi 30 semanas. Un remiendo que, además, nos iba a costar $100 mil adicionales. O sea, estábamos salados por todo lado: o pagábamos por el atraso o pagábamos extra por una solución parchada y riesgosa.
Aquí es donde la vara se pone más allá de lo técnico y entra en lo político. ¿Cuál era el objetivo real de frenar Tribu-CR de esta manera? ¿Era una preocupación genuina por la seguridad y la correcta implementación, como argumentaba la diputada? ¿O fue una movida política para pulsear poder, para ponerle un palo en la rueda al gobierno y ganar titulares? Chaves claramente se inclina por la segunda, y sus palabras no dejan espacio a la duda. Este episodio se convierte en otro capítulo de la eterna batalla entre Zapote y Cuesta de Moras, una pelea donde, al final, los que terminamos pagando los platos rotos somos los ciudadanos de a pie con nuestros impuestos.
Al final, la buena noticia es que el sistema va. Se destrabó el asunto y, con suerte, empezaremos a ver los beneficios de tener una plataforma más moderna en Hacienda. Pero la mancha queda. Queda el recuerdo de un atraso innecesario, una factura millonaria que alguien debería explicar y la sensación de que a veces la política criolla se trata más de jalarse tortas y medir fuerzas que de buscar el bien común. La resolución del Tribunal es un alivio, sí, pero también es un recordatorio carísimo de cómo un "berrinche" puede costarle millones al país.
Ahora les tiro la bola a ustedes, maes. Más allá de si están a favor o en contra del gobierno, y viendo el costo que tuvo este atraso, ¿creen que la acción de la diputada Johana Obando se justifica de alguna forma o fue, como dice Chaves, una movida "antojadiza" que nos salió carísima a todos? ¿Quién paga por esos ¢280 millones perdidos?