Maes, diay, uno a veces lee las noticias y no sabe si reír o ponerse a llorar. Hoy me topé con una nota de esas cortitas en CRHoy, de esas que uno pasa de carrera para llegar al chisme más grande, pero que si uno le pone mente, la vara es para sentarse a pensar. Resulta que el OIJ se lució y detuvo a un sujeto apellidado Prado, de 31 años, en Concepción Abajo de Alajuelita. ¿La gracia? El mae debía nada más y nada menos que ocho años de cárcel por tráfico de drogas. ¡Ocho años!
Aquí es donde la cosa se pone buena, o más bien, tragicómica. El mae no estaba escondido en un búnker ni planeando una fuga a Panamá. No, señor. Estaba tranquilamente en la vía pública, un martes a las 10:30 de la mañana. O sea, probablemente iba para la pulpe a comprarse un fresco o a ver qué se encontraba. La orden de captura la giró el Tribunal Penal de Desamparados el 5 de septiembre, y lo vinieron a encontrar el 9. Cuatro días de "libertad" extra. ¡Qué torta! Uno se imagina al mae pensando que la había coronado, que el sistema se había olvidado de él, y de repente, ¡zaz!, le caen los agentes de Capturas. Definitivamente, hay que estar muy salado.
Y es que esta vara va más allá del pobre Prado y su mala suerte. Esto es un reflejo de cómo funciona el sistema, ¿no les parece? Un tipo con una sentencia firme de OCHO AÑOS por un delito tan grave como infracción a la Ley de Psicotrópicos, y anda por la calle como si nada. ¿Cuántos más habrá en la misma situación? ¿Cuántos andan por ahí, debiendo años de cárcel, mientras el papeleo se mueve a la velocidad de un perezoso con reuma? Es un despiche, porque al final le da a uno la sensación de que la justicia es una especie de lotería: si te encuentran, pierdes; si no, sigues en la calle.
Además, pongamos la noticia en contexto. Uno ve el resto de titulares del día y la cosa se pone más densa: que apareció una modelo muerta en Sabana, que se robaron ₡50 millones de un Walmart con acetileno, que la propia supervisora del súper estaba metida en el brete... y en medio de todo ese caos, la captura de este mae se siente como una curita en una herida abierta. Es una victoria, sí, claro que sí, un delincuente menos en la calle. Pero la escala del problema es tan masiva que estas capturas, aunque necesarias, se sienten como intentar vaciar el mar con un balde.
Al final, la historia de Prado es un micro-relato de nuestra realidad. Un tipo que se jaló una torta gigante metiéndose en drogas, un sistema judicial que tarda días en ejecutar una orden de captura para una sentencia tan larga, y un OIJ que, por dicha, al final hizo su trabajo. Pero queda esa sensación agridulce. celebramos que lo agarraron, pero nos preocupa que anduviera suelto para empezar. La verdad, es para sentarse a analizar. ¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Esto es un ejemplo de que el sistema al final funciona, aunque sea tarde, o es más bien una prueba del despiche y la lentitud con la que se mueven las cosas importantes en este país?
Aquí es donde la cosa se pone buena, o más bien, tragicómica. El mae no estaba escondido en un búnker ni planeando una fuga a Panamá. No, señor. Estaba tranquilamente en la vía pública, un martes a las 10:30 de la mañana. O sea, probablemente iba para la pulpe a comprarse un fresco o a ver qué se encontraba. La orden de captura la giró el Tribunal Penal de Desamparados el 5 de septiembre, y lo vinieron a encontrar el 9. Cuatro días de "libertad" extra. ¡Qué torta! Uno se imagina al mae pensando que la había coronado, que el sistema se había olvidado de él, y de repente, ¡zaz!, le caen los agentes de Capturas. Definitivamente, hay que estar muy salado.
Y es que esta vara va más allá del pobre Prado y su mala suerte. Esto es un reflejo de cómo funciona el sistema, ¿no les parece? Un tipo con una sentencia firme de OCHO AÑOS por un delito tan grave como infracción a la Ley de Psicotrópicos, y anda por la calle como si nada. ¿Cuántos más habrá en la misma situación? ¿Cuántos andan por ahí, debiendo años de cárcel, mientras el papeleo se mueve a la velocidad de un perezoso con reuma? Es un despiche, porque al final le da a uno la sensación de que la justicia es una especie de lotería: si te encuentran, pierdes; si no, sigues en la calle.
Además, pongamos la noticia en contexto. Uno ve el resto de titulares del día y la cosa se pone más densa: que apareció una modelo muerta en Sabana, que se robaron ₡50 millones de un Walmart con acetileno, que la propia supervisora del súper estaba metida en el brete... y en medio de todo ese caos, la captura de este mae se siente como una curita en una herida abierta. Es una victoria, sí, claro que sí, un delincuente menos en la calle. Pero la escala del problema es tan masiva que estas capturas, aunque necesarias, se sienten como intentar vaciar el mar con un balde.
Al final, la historia de Prado es un micro-relato de nuestra realidad. Un tipo que se jaló una torta gigante metiéndose en drogas, un sistema judicial que tarda días en ejecutar una orden de captura para una sentencia tan larga, y un OIJ que, por dicha, al final hizo su trabajo. Pero queda esa sensación agridulce. celebramos que lo agarraron, pero nos preocupa que anduviera suelto para empezar. La verdad, es para sentarse a analizar. ¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Esto es un ejemplo de que el sistema al final funciona, aunque sea tarde, o es más bien una prueba del despiche y la lentitud con la que se mueven las cosas importantes en este país?