¡Ay, pata! Imagínate tener que ir a la escuela en un salón comunal, encima agrietado y con mosquitos chupándole la sangre a los estudiantes. Pues eso le tocaba vivir a los más de 308 alumnos de la Escuela Clemente Marín en Pital, San Carlos. Pero ¡aguante!, porque la espera llegó a su fin. Este jueves echaron a andar la construcción de una nueva infraestructura, ¡y vaya que la necesitaban!
La historia de esta escuela es un verdadero despiche. Resulta que allá por el 2019, la cerraron por problemas de salud –termita, inundaciones, ¡hasta mosquitos transmisores de dengue había ahí!– y desde entonces la comunidad entera tuvo que hacer números para meterse en el salón comunal de El Encanto. Un brete, imagínatelo, apolillado, sin condiciones ni para estudiar decentemente, mucho menos para crecer como aprendices.
Pero bueno, la cosa cambió este 19 de septiembre. Con el ministro de Educación, Leonardo Sánchez, y hasta el Presidente Chaves presentes, pusieron la primera piedra de lo que será un nuevo templo del saber. Se habla de doce aulas luminosas, baños dignos, oficina pa’ los profes tranquilos, áreas deportivas techadas, ¡lo completo, diay! Una inversión importante, alrededor de unos cuantos millones de colones, pa' darle a estos mocosos un lugar donde florecer, lejos de esas chinchorros que les hacían sufrir.
El ministro Sánchez no se anduvo con rodeos y dijo que esta obra es un soplo de aire fresco para la comunidad. Remarcó que las instalaciones viejas ya no cumplían y que ahora los chicos van a contar con un espacio moderno, acorde con los tiempos. “Se enfrentan al futuro con una visión clara”, afirmó. ¡Un poquito de esperanza en medio de tanta carga que nos toca cargar como ticos!
Y el Presidente Chaves tampoco quiso quedarse atrás. En su discurso recordó que están llevando soluciones a todas partes del país. Aunque algunos digan que no hay una “ruta de la educación” oficial, él asegura que la construyen con hechos, demostrando que piensan en la gente de Pital. Vaya, parece que esta vez sí se esforzaron, aunque todavía queda bastante por hacer en el ámbito educativo, ¿eh?
Con esta nueva escuela, los estudiantes dejarán atrás los recuerdos amargos de las galerones húmedas y los mosquitos hambrientos. Tendrán un lugar seguro, equipado y adecuado para aprender, investigar y compartir experiencias. Además, contarás con un comedor estudiantil, biblioteca, laboratorios y cancha techada, todo pensado para potenciar su desarrollo integral. ¡Eso sí que es chiva!
Ahora bien, hablando de cosas más profundas, esta historia nos recuerda que la inversión en educación es fundamental para construir un país mejor. No basta con promesas vacías, necesitamos acciones concretas que beneficien directamente a nuestros niños y jóvenes. Porque ellos son el futuro de Costa Rica, y merecen las mejores oportunidades posibles. Ya saben, invertir en educación es invertir en el progreso nacional, ¡sin jueguecitos!
Así que, mi gente, díganme… ¿creen que este tipo de inversiones serán sostenibles en el largo plazo, o volveremos a ver escuelas cerradas por falta de mantenimiento? ¿Cómo podemos asegurar que todos los niños costarricenses tengan acceso a una educación de calidad, independientemente de dónde vivan?
La historia de esta escuela es un verdadero despiche. Resulta que allá por el 2019, la cerraron por problemas de salud –termita, inundaciones, ¡hasta mosquitos transmisores de dengue había ahí!– y desde entonces la comunidad entera tuvo que hacer números para meterse en el salón comunal de El Encanto. Un brete, imagínatelo, apolillado, sin condiciones ni para estudiar decentemente, mucho menos para crecer como aprendices.
Pero bueno, la cosa cambió este 19 de septiembre. Con el ministro de Educación, Leonardo Sánchez, y hasta el Presidente Chaves presentes, pusieron la primera piedra de lo que será un nuevo templo del saber. Se habla de doce aulas luminosas, baños dignos, oficina pa’ los profes tranquilos, áreas deportivas techadas, ¡lo completo, diay! Una inversión importante, alrededor de unos cuantos millones de colones, pa' darle a estos mocosos un lugar donde florecer, lejos de esas chinchorros que les hacían sufrir.
El ministro Sánchez no se anduvo con rodeos y dijo que esta obra es un soplo de aire fresco para la comunidad. Remarcó que las instalaciones viejas ya no cumplían y que ahora los chicos van a contar con un espacio moderno, acorde con los tiempos. “Se enfrentan al futuro con una visión clara”, afirmó. ¡Un poquito de esperanza en medio de tanta carga que nos toca cargar como ticos!
Y el Presidente Chaves tampoco quiso quedarse atrás. En su discurso recordó que están llevando soluciones a todas partes del país. Aunque algunos digan que no hay una “ruta de la educación” oficial, él asegura que la construyen con hechos, demostrando que piensan en la gente de Pital. Vaya, parece que esta vez sí se esforzaron, aunque todavía queda bastante por hacer en el ámbito educativo, ¿eh?
Con esta nueva escuela, los estudiantes dejarán atrás los recuerdos amargos de las galerones húmedas y los mosquitos hambrientos. Tendrán un lugar seguro, equipado y adecuado para aprender, investigar y compartir experiencias. Además, contarás con un comedor estudiantil, biblioteca, laboratorios y cancha techada, todo pensado para potenciar su desarrollo integral. ¡Eso sí que es chiva!
Ahora bien, hablando de cosas más profundas, esta historia nos recuerda que la inversión en educación es fundamental para construir un país mejor. No basta con promesas vacías, necesitamos acciones concretas que beneficien directamente a nuestros niños y jóvenes. Porque ellos son el futuro de Costa Rica, y merecen las mejores oportunidades posibles. Ya saben, invertir en educación es invertir en el progreso nacional, ¡sin jueguecitos!
Así que, mi gente, díganme… ¿creen que este tipo de inversiones serán sostenibles en el largo plazo, o volveremos a ver escuelas cerradas por falta de mantenimiento? ¿Cómo podemos asegurar que todos los niños costarricenses tengan acceso a una educación de calidad, independientemente de dónde vivan?
