Mae, seamos honestos: el tema de la seguridad en este país ya no es vara de sustos aislados, es el pan de cada día. Uno ya ni sabe si puede sacar el celular en la parada del bus sin terminar contando una historia de terror. En medio de este despiche generalizado, donde las cifras de violencia parecen un marcador de fútbol que no para de subir, la candidata Claudia Dobles acaba de tirar sobre la mesa su propuesta para, en teoría, empezar a apagar el incendio. La pregunta que nos hacemos todos es: ¿alcanzará el agua o es pura paja?
El plan de Dobles viene en un paquete de cuatro. El primer punto es el que siempre escuchamos, pero que sigue siendo urgente: meterle plata y gente a la Fuerza Pública. La idea es contratar 4.000 policías más y asegurarse de que anden bien equipados, con patrullas que no se queden botadas a medio operativo y con todos los chunches necesarios para hacer su brete. Pero aquí viene lo interesante: también habla de “justicia salarial”. Diay, al fin alguien se da cuenta de que un paco mal pagado y quemado no va a andar con muchas ganas de rifársela por nosotros. Es un punto a favor, porque la motivación, al final del día, es clave.
El segundo pilar suena a la eterna promesa: que ahora sí, todos los cuerpos policiales se van a hablar entre ellos. La vara es crear un centro de inteligencia unificado para que la información no se quede pegada en una sola oficina. Además, quiere revivir los famosos “megaoperativos”, esa estrategia de llegar en manada a las zonas más calientes para que se sienta la presencia policial. Se habla de fortalecer a la PCD y a los guardacostas, y de pulsear alianzas con otros países para pegarle al narco donde más le duele. Suena bien, pero la coordinación entre instituciones ticas a veces parece más complicada que armar un mueble de IKEA sin instrucciones.
Aquí es donde la cosa se pone medio futurista. El tercer eje es meterle tecnología hasta por las orejas a la lucha contra el crimen. Dobles propone usar de todo: sensores, drones que vigilen desde el cielo y sistemas de inteligencia artificial que analicen datos para, supongo, intentar predecir por dónde va a reventar el próximo problema. La idea de que las delegaciones y los centros de mando estén interconectados en tiempo real es, sin duda, un salto cuántico. Pasaríamos de los partes escritos a mano a una operación más del siglo XXI. La gran duda es si tendremos la capacidad (y la plata) para implementar y mantener todo ese andamiaje tecnológico sin que se nos vaya al traste en dos años.
Finalmente, el cuarto pilar es meterle mano al marco legal, que a ratos parece que se quedó pegado en la época del fax. Seamos claros, los maes malos de ahora no son los mismos de antes. La propuesta busca actualizar las leyes para castigar más duro el cibercrimen, los fraudes con criptomonedas, el hackeo y hasta el uso de la inteligencia artificial para hacer fechorías. Es un paso lógico y necesario, porque de nada sirve tener policías con drones si las leyes no les dan herramientas para encerrar a los nuevos genios del mal. La vara es si nuestros diputados se pondrán de acuerdo para aprobar algo así sin convertirlo en un circo.
En resumen, la propuesta de Dobles es un combo grande y ambicioso. Toca todos los puntos que uno esperaría: más policías, mejor tecnología, leyes más duras y cooperación. Suena bonito en el papel, ¿verdad? Pero como todo en política, del dicho al hecho hay un trecho enorme. La pregunta del millón es si todo este brete se va a traducir en que uno pueda caminar más tranquilo por la calle o si será otra colección de buenas intenciones. Pero bueno, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Le compran la idea a Claudia Dobles o creen que es más de lo mismo con palabras más fancy? ¡Los leo!
El plan de Dobles viene en un paquete de cuatro. El primer punto es el que siempre escuchamos, pero que sigue siendo urgente: meterle plata y gente a la Fuerza Pública. La idea es contratar 4.000 policías más y asegurarse de que anden bien equipados, con patrullas que no se queden botadas a medio operativo y con todos los chunches necesarios para hacer su brete. Pero aquí viene lo interesante: también habla de “justicia salarial”. Diay, al fin alguien se da cuenta de que un paco mal pagado y quemado no va a andar con muchas ganas de rifársela por nosotros. Es un punto a favor, porque la motivación, al final del día, es clave.
El segundo pilar suena a la eterna promesa: que ahora sí, todos los cuerpos policiales se van a hablar entre ellos. La vara es crear un centro de inteligencia unificado para que la información no se quede pegada en una sola oficina. Además, quiere revivir los famosos “megaoperativos”, esa estrategia de llegar en manada a las zonas más calientes para que se sienta la presencia policial. Se habla de fortalecer a la PCD y a los guardacostas, y de pulsear alianzas con otros países para pegarle al narco donde más le duele. Suena bien, pero la coordinación entre instituciones ticas a veces parece más complicada que armar un mueble de IKEA sin instrucciones.
Aquí es donde la cosa se pone medio futurista. El tercer eje es meterle tecnología hasta por las orejas a la lucha contra el crimen. Dobles propone usar de todo: sensores, drones que vigilen desde el cielo y sistemas de inteligencia artificial que analicen datos para, supongo, intentar predecir por dónde va a reventar el próximo problema. La idea de que las delegaciones y los centros de mando estén interconectados en tiempo real es, sin duda, un salto cuántico. Pasaríamos de los partes escritos a mano a una operación más del siglo XXI. La gran duda es si tendremos la capacidad (y la plata) para implementar y mantener todo ese andamiaje tecnológico sin que se nos vaya al traste en dos años.
Finalmente, el cuarto pilar es meterle mano al marco legal, que a ratos parece que se quedó pegado en la época del fax. Seamos claros, los maes malos de ahora no son los mismos de antes. La propuesta busca actualizar las leyes para castigar más duro el cibercrimen, los fraudes con criptomonedas, el hackeo y hasta el uso de la inteligencia artificial para hacer fechorías. Es un paso lógico y necesario, porque de nada sirve tener policías con drones si las leyes no les dan herramientas para encerrar a los nuevos genios del mal. La vara es si nuestros diputados se pondrán de acuerdo para aprobar algo así sin convertirlo en un circo.
En resumen, la propuesta de Dobles es un combo grande y ambicioso. Toca todos los puntos que uno esperaría: más policías, mejor tecnología, leyes más duras y cooperación. Suena bonito en el papel, ¿verdad? Pero como todo en política, del dicho al hecho hay un trecho enorme. La pregunta del millón es si todo este brete se va a traducir en que uno pueda caminar más tranquilo por la calle o si será otra colección de buenas intenciones. Pero bueno, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Le compran la idea a Claudia Dobles o creen que es más de lo mismo con palabras más fancy? ¡Los leo!