Ojo a lo que me encontre en el diario Hondureño diez.
Vale mas que no incita a la violencia.
Ahi se los dejo
Vale mas que no incita a la violencia.
Ahi se los dejo
Los ticos y la bandera de Botswana
Autor: Oscar Flores
Un partido de fútbol convierte en chusma a cualquier persona, por educada que sea.
Los ticos, nuestros queridos, pero encopetados hermanos centroamericanos, no son la excepción.
Eso explica que en el partido del 11 de febrero en San José colocaran una bandera de Honduras sin sus cinco estrellas, y que minutos más tarde silbaran nuestro himno nacional.
(A una de mis hermanas, en aquel partido que les ganamos 5 a 2 rumbo al Mundial 2006, le lanzaron una moneda que le dio en la cabeza).
Yo no me escandalizo por eso, pero tampoco lo olvido. Por eso creo que hay que pagarles con las mismas monedas.
UN CALVARIO
No estaría mal que en lugar de su bandera les pongan la de Botswana. Ya me imagino las caritas que van a poner. Y nada de himno nacional. Es mejor un reggaetón.
La batalla contra los ticos debe ser de desgaste. Pero eso sí: sin agresiones físicas.
Cuando lleguen sus jugadores a la terminal aérea de San Pedro Sula, que sólo esté un agente de Migración y que los haga permanecer en fila por los menos unas tres horas.
Para jorobarles la vida sería excelente idea que lleguen los antinarcóticos con unos cuatro perros de dientes bien afilados. Y nada de aire acondicionado; así siente el calorcito sampedrano y se deshidratan.
Afuera, esperándolos, en lugar de un bus ejecutivo, habrá un bus rapidito. Allí que vean cómo se acomodan.
DEBAJO DE LA LÍNEA
Incluso podemos hablar con los del bloque popular para que se tomen la carretera de La Lima para que nuestros rivales del próximo 12 de agosto queden atorados unas cuantas horas.
Eso sí: que nadie lleve afiches de Roberto Micheletti, porque nada tiene que ver un partido eliminatorio con un golpe de Estado.
Tampoco de Mel y de sus secuaces, porque cualquiera podría confundirse con el cuento de Alí Babá y los cuarentas ladrones.
En lugar de hoteles de lujo, mandémoslos a unos de esos hospedajes que quedan de la línea del ferrocarril para abajo.
Y que les den carne de cerdo con ensalada sin lavar y fresco con agua de la llave. Con esa dieta no podrán levantar las piernas al día siguiente.
Está bien, está bien, puede que me haya pasado con esto último. Para que vean que no somos tan malos, permitiremos que se queden en un hotel cinco estrellas.
UN CARNAVAL
Allí les mandaremos mariachis, bombos, morteros –pero no los que usan los que reprimen-, y un par de chatarras de la ruta urbana con los escapes rotos (de esos que despiertan hasta a los muertos con el escándalo que hacen). Hay que impedirles que duerman a como dé lugar.
Todo se vale en un partido eliminatorio. Pero aclaro, por segunda ocasión, por si hay alguien que no lo tiene claro: nada de agresiones.
Los hondureños pueden tomarse una cerveza con los aficionados visitantes (si agarran huevos para venir).
También se les permite que les den mal la dirección del estadio Olímpico para que vayan a dar perdidos al Municipal de Comayagua.
Están permitidas las malas señas, sacar la lengua, pelarse las nalgas (como hizo aquel diputado de la UD) y lanzar bolsas de agua.
Está completamente prohibido mostrar fotografías de Rebeca Santos (les aclaro a los mal pensados que es por lo que hizo en Finanzas, no por otra cosa).
¡Y que nadie se le ocurra pasar los vídeos en los que Milton Jiménez está borracho o cuando saquean las bóvedas del Banco Central!
HERMANITOS
Al árbitro central hay que meterle presión para que no castigue a Víctor Bernárdez cada vez que se baje a un rival de una barrida.
Los ticos no pueden hacerse los delicados, pues en aquel partido de la primera ronda lesionaron al Peri Martínez con sus faltas alevosas.
Espero que mis ideas sirvan de alguna manera para que ganemos, pero todo debe volver a la normalidad una vez que termine el partido. El pitazo de minuto noventa le pone punto y final a la batalla.
Luego volveremos a ser hermanos. No importa que los tiquillos sean medio encopetados.
Además, si somos honestos, hay muchísimas cosas buenas en Costa Rica. Un ejemplo: no tienen ejército y nosotros sí… Que para colmo de males nos ha dejado mal parados a nivel internacional