¡Quiiiiiiubo, Foro! Parece que la 'vara' económica del país va tomando otro rumbo. Según Hacienda, tuvimos un déficit financiero del 1.3% del PIB en los primeros siete meses de este año, 2025. O sea, medio decente, si le comparamos con el 1.8% que tuvimos el año pasado, ¡qué chiva!
Para ponerle un poco de contexto, esto significa que gastamos poquito más de lo que ganamos, pero menos que antes. Lo bueno es que, si quitamos el pago de la deuda – que es el ‘salario’ que tenemos que pagar pa’ no irnos al traste – , aparecemos con un ‘superávit primario’. Eso quiere decir que, en realidad, estamos generando más de lo que gastamos en operación del Estado, ¿captan la onda?
Y eso, mis queridos, ya lleva cinco años seguidos. Cinco años, ¡qué nivel! Esto indica que, aunque seguimos teniendo un déficit general, nuestras operaciones básicas están dando frutos. Ministerios y otras instituciones parecen estar metiendo el mango, cumpliendo sus metas y evitando los ‘despiches’ que tanto nos cuestan.
El ministro Rudolf Lücke, agarrándole la palabra, está contento. Dice que esto es prueba de que estamos avanzando “hacia un país con finanzas sanas”. Suena lindo, eh, pero hay que darle candela, porque la realidad, a veces, es otra. Afirma que seguimos trabajando pa’ conseguir el grado de inversión, que sería como pasar al siguiente nivel en el juego de las finanzas internacionales… pa’ poder pedir prestado a mejores precios y tener más confianza en el futuro.
Ahora bien, la deuda pública, esa ‘carga’ pesada que arrastramos, sigue ahí, rondando los $58 mil millones de dólares, unos 57.3% del PIB. Eso es como tener una casa grande y muy bonita, pero con hipotecas hasta el cuello. El ministro dice que ha bajado un poquito en comparación con el año pasado, pero todavía queda bastante camino por recorrer. No nos podemos dormir en los laureles, mae.
Lo que sí preocupa es que, a pesar de estos avances, en 2024 el déficit financiero cerró en el 3.8% del PIB, un poquito más alto que en 2023. Esto puede indicar que la recuperación no es tan lineal como quisiéramos y que debemos seguir atentos a cómo manejamos nuestros recursos. Recordemos que la economía mundial está un poco revuelta, y cualquier cambio allá nos puede afectar directamente.
Algunos expertos dicen que estas mejoras son gracias a las políticas de austeridad implementadas en los últimos años, recortando gastos y buscando nuevas fuentes de ingreso. Otros argumentan que la mejora es coyuntural, dependiente de factores externos como el precio del café o el turismo. En fin, cada quien tiene su opinión y sus argumentos, ¡pero lo importante es que sigamos vigilantes! No queremos volver a caer en los viejos hábitos de gasto desenfrenado que nos han traído tantos problemas.
Entonces, ¿todo pinta rosadito? No necesariamente. Tenemos avances, sí, pero también desafíos importantes. La deuda sigue siendo una preocupación, y la incertidumbre económica global no ayuda mucho. Ahora les pregunto, mi gente del Foro: ¿creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para asegurar la estabilidad financiera a largo plazo, o deberíamos esperar más cambios drásticos y rápidos? ¡Déjenme sus opiniones!
Para ponerle un poco de contexto, esto significa que gastamos poquito más de lo que ganamos, pero menos que antes. Lo bueno es que, si quitamos el pago de la deuda – que es el ‘salario’ que tenemos que pagar pa’ no irnos al traste – , aparecemos con un ‘superávit primario’. Eso quiere decir que, en realidad, estamos generando más de lo que gastamos en operación del Estado, ¿captan la onda?
Y eso, mis queridos, ya lleva cinco años seguidos. Cinco años, ¡qué nivel! Esto indica que, aunque seguimos teniendo un déficit general, nuestras operaciones básicas están dando frutos. Ministerios y otras instituciones parecen estar metiendo el mango, cumpliendo sus metas y evitando los ‘despiches’ que tanto nos cuestan.
El ministro Rudolf Lücke, agarrándole la palabra, está contento. Dice que esto es prueba de que estamos avanzando “hacia un país con finanzas sanas”. Suena lindo, eh, pero hay que darle candela, porque la realidad, a veces, es otra. Afirma que seguimos trabajando pa’ conseguir el grado de inversión, que sería como pasar al siguiente nivel en el juego de las finanzas internacionales… pa’ poder pedir prestado a mejores precios y tener más confianza en el futuro.
Ahora bien, la deuda pública, esa ‘carga’ pesada que arrastramos, sigue ahí, rondando los $58 mil millones de dólares, unos 57.3% del PIB. Eso es como tener una casa grande y muy bonita, pero con hipotecas hasta el cuello. El ministro dice que ha bajado un poquito en comparación con el año pasado, pero todavía queda bastante camino por recorrer. No nos podemos dormir en los laureles, mae.
Lo que sí preocupa es que, a pesar de estos avances, en 2024 el déficit financiero cerró en el 3.8% del PIB, un poquito más alto que en 2023. Esto puede indicar que la recuperación no es tan lineal como quisiéramos y que debemos seguir atentos a cómo manejamos nuestros recursos. Recordemos que la economía mundial está un poco revuelta, y cualquier cambio allá nos puede afectar directamente.
Algunos expertos dicen que estas mejoras son gracias a las políticas de austeridad implementadas en los últimos años, recortando gastos y buscando nuevas fuentes de ingreso. Otros argumentan que la mejora es coyuntural, dependiente de factores externos como el precio del café o el turismo. En fin, cada quien tiene su opinión y sus argumentos, ¡pero lo importante es que sigamos vigilantes! No queremos volver a caer en los viejos hábitos de gasto desenfrenado que nos han traído tantos problemas.
Entonces, ¿todo pinta rosadito? No necesariamente. Tenemos avances, sí, pero también desafíos importantes. La deuda sigue siendo una preocupación, y la incertidumbre económica global no ayuda mucho. Ahora les pregunto, mi gente del Foro: ¿creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para asegurar la estabilidad financiera a largo plazo, o deberíamos esperar más cambios drásticos y rápidos? ¡Déjenme sus opiniones!