La tristeza se respira a mares en la familia Centeno Murillo. Han pasado casi un año desde que Tamara, su adorada hija, fuera arrebatada de entre nosotros de manera brutal, y el dolor sigue fresco como el rocío de la mañana. Ahora, Édgar Centeno, su padre, rompió el silencio y soltó toda la furia contenida contra David John Moriondo, el gringo que hoy figura como principal sospechoso del femicidio que conmocionó a San Ramón.
Desde aquel fatídico día del 22 de enero, cuando Tamara desapareció, hasta el macabro descubrimiento de su cuerpo dos días después en Calle La Granja, Palmares, la familia ha vivido un calvario digno de película de terror. Las autoridades tardaron en encontrarla, y la escena... diay, prefiero no acordarme, dice don Édgar. "Ha sido un valle de sombra", confiesa con la voz quebrada. Pero lo que más le duele, más que cualquier otra cosa, es pensar en el futuro que le robaron a su nieta, el bebé que Tamara llevaba dentro, también una víctima inocente de esta tragedia.
En una entrevista exclusiva con CR Hoy, don Édgar no escatimó en calificativos para Moriondo. “Él es una escoria, una persona malvada”, sentenció sin titubeos. Le preguntó retóricamente si tenía idea de la magnitud del daño que causó, de la angustia que provocó en una familia entera. Imaginen la impotencia, ver a tu hija desaparecer y luego descubrirla así… pura sal, me dicen por ahí, y tienen razón.”
Y es que el caso, como bien saben, es aún más turbio por la confirmación de ADN que demostró que Moriondo era el papá del bebé que Tamara esperaba. Eso elevó considerablemente el delito, convirtiéndolo en un posible doble homicidio, lo cual implica penas mucho más severas. Don Édgar espera que la justicia actúe con celeridad y no le dé largas al proceso. Quiere ver a Moriondo pagando por sus crímenes, aunque sabe que nada traerá de vuelta a su hija y a su nieto.
Según informó el abogado de la familia, Juan Miguel Villalobos, la prisión preventiva contra Moriondo fue recientemente ampliada hasta el 24 de enero de 2026, lo que le brinda a la Fiscalía cuatro meses más para presentar la acusación formal. “Lo ideal es que estén listos antes de diciembre, aprovechando que no hay vacaciones del Poder Judicial; sino, podríamos vernos atrasados”, explicó Villalobos. La familia confía en que el Ministerio Público cumplirá con los plazos establecidos y logrará una condena ejemplar.
San Ramón, un pueblo tranquilo y familiar, quedó marcado por este terrible hecho. La desaparición de Tamara generó una movilización social sin precedentes, con búsquedas masivas y marchas exigiendo justicia. Desde entonces, la comunidad se mantiene alerta y pide a las autoridades garantizar la seguridad de las mujeres y prevenir futuros casos de violencia de género. Este brete nos ha sacudido a todos, reconoce don Édgar, pero esperamos que sirva de ejemplo para evitar que otras familias tengan que pasar por esto.
Moriondo enfrenta la posibilidad de recibir hasta 35 años de prisión por el femicidio y otros 35 por el homicidio del bebé, lo que sumaría una condena acumulada de 70 años. Aunque sabemos que la cadena perpetua no existe en Costa Rica, la esperanza es que la justicia sea implacable y le imponga la pena máxima permitida por la ley. No queremos revanchismo, pero sí queremos ver a este tipo atrás de los barrotes, sufriendo las consecuencias de sus actos.
Este caso pone de manifiesto la importancia de crear conciencia sobre la violencia de género y brindar apoyo a las víctimas. ¿Qué medidas cree usted que deberían tomarse para prevenir estos lamentables hechos y proteger a las mujeres costarricenses? Deje su opinión en los comentarios y construyamos juntos un país más justo e igualitario.
Desde aquel fatídico día del 22 de enero, cuando Tamara desapareció, hasta el macabro descubrimiento de su cuerpo dos días después en Calle La Granja, Palmares, la familia ha vivido un calvario digno de película de terror. Las autoridades tardaron en encontrarla, y la escena... diay, prefiero no acordarme, dice don Édgar. "Ha sido un valle de sombra", confiesa con la voz quebrada. Pero lo que más le duele, más que cualquier otra cosa, es pensar en el futuro que le robaron a su nieta, el bebé que Tamara llevaba dentro, también una víctima inocente de esta tragedia.
En una entrevista exclusiva con CR Hoy, don Édgar no escatimó en calificativos para Moriondo. “Él es una escoria, una persona malvada”, sentenció sin titubeos. Le preguntó retóricamente si tenía idea de la magnitud del daño que causó, de la angustia que provocó en una familia entera. Imaginen la impotencia, ver a tu hija desaparecer y luego descubrirla así… pura sal, me dicen por ahí, y tienen razón.”
Y es que el caso, como bien saben, es aún más turbio por la confirmación de ADN que demostró que Moriondo era el papá del bebé que Tamara esperaba. Eso elevó considerablemente el delito, convirtiéndolo en un posible doble homicidio, lo cual implica penas mucho más severas. Don Édgar espera que la justicia actúe con celeridad y no le dé largas al proceso. Quiere ver a Moriondo pagando por sus crímenes, aunque sabe que nada traerá de vuelta a su hija y a su nieto.
Según informó el abogado de la familia, Juan Miguel Villalobos, la prisión preventiva contra Moriondo fue recientemente ampliada hasta el 24 de enero de 2026, lo que le brinda a la Fiscalía cuatro meses más para presentar la acusación formal. “Lo ideal es que estén listos antes de diciembre, aprovechando que no hay vacaciones del Poder Judicial; sino, podríamos vernos atrasados”, explicó Villalobos. La familia confía en que el Ministerio Público cumplirá con los plazos establecidos y logrará una condena ejemplar.
San Ramón, un pueblo tranquilo y familiar, quedó marcado por este terrible hecho. La desaparición de Tamara generó una movilización social sin precedentes, con búsquedas masivas y marchas exigiendo justicia. Desde entonces, la comunidad se mantiene alerta y pide a las autoridades garantizar la seguridad de las mujeres y prevenir futuros casos de violencia de género. Este brete nos ha sacudido a todos, reconoce don Édgar, pero esperamos que sirva de ejemplo para evitar que otras familias tengan que pasar por esto.
Moriondo enfrenta la posibilidad de recibir hasta 35 años de prisión por el femicidio y otros 35 por el homicidio del bebé, lo que sumaría una condena acumulada de 70 años. Aunque sabemos que la cadena perpetua no existe en Costa Rica, la esperanza es que la justicia sea implacable y le imponga la pena máxima permitida por la ley. No queremos revanchismo, pero sí queremos ver a este tipo atrás de los barrotes, sufriendo las consecuencias de sus actos.
Este caso pone de manifiesto la importancia de crear conciencia sobre la violencia de género y brindar apoyo a las víctimas. ¿Qué medidas cree usted que deberían tomarse para prevenir estos lamentables hechos y proteger a las mujeres costarricenses? Deje su opinión en los comentarios y construyamos juntos un país más justo e igualitario.