Diay maes, cuando uno cree que ya lo vio todo en la fauna política tica, siempre sale un nuevo capítulo para confirmar que la realidad supera cualquier meme. Agárrense porque la novela de la semana se llama MOTIVA, un partido que, irónicamente, parece de todo menos motivado. Más bien, están en medio de un despiche interno que podría mandarlos directo a la lona antes de que suene la campana para las elecciones del 2026.
La vara está así: el partido está partido en dos, como un aguacate en mal estado. Por un lado, tenemos a un grupo de delegados que se cansaron de esperar y se mandaron por la libre, autoconvocando una Asamblea Nacional para elegir candidatos. Según ellos, no les quedó de otra. Alegan que el Comité Ejecutivo (la cúpula, los que mandan) les estaba metiendo el freno de mano, supuestamente porque el Tesorero, un tal Roilan Mora, ya tenía la cocina amarrada con el Partido Pueblo Soberano para no presentar candidatos propios. ¡Plop! Dicen que los tenían en un chat, los sacaron, los ningunearon y que, básicamente, les estaban coartando el derecho a participar. Así que, ni cortos ni perezosos, montaron su propio chunche: una página web y todo el show para inscribir precandidatos.
Claro, como era de esperarse, al otro lado del ring, al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) no le hizo ni media gracia la jugada. El presidente, Juan Carlos Araya, salió con todo a decir que esa autoconvocatoria es un circo, que no tiene ninguna validez y que es una completa irregularidad. Los acusan de dos varas muy serias: primero, de “usurpación de funciones”, o sea, de jugar de vivos y hacer un brete que no les corresponde. Y segundo, que es todavía más delicado, de usar el logo y el nombre de MOTIVA “a la pirata” para su página web. Ya el CEN sacó un comunicado oficial advirtiendo a todo el mundo que no se dejen engañar y que van a tomar “medidas legales y administrativas” contra los rebeldes. En tico: esto va para largo y fijo termina en el Tribunal Supremo de Elecciones.
Aquí es donde la cosa se pone interesante, porque esto es más que un simple pleito de oficina. Es el clásico choque de trenes que vemos una y otra vez en los partidos políticos. Por un lado, tenés a las bases, a los delegados, que sienten que no los están dejando jugar y que las decisiones se toman en un cuartito oscuro sin consultar a nadie. Y por el otro, a la dirigencia, que siente que le están serruchando el piso y que un grupo de indisciplinados está poniendo en riesgo todo el proyecto. Al final, los que pierden son ellos mismos. Con este pleito público, la credibilidad se les va al traste y le mandan una señal terrible al electorado: si no pueden ponerse de acuerdo ni entre ellos, ¿cómo pretenden gobernar un país? Se están jalando una torta monumental.
En resumen: tenemos a unos delegados que se sienten los “Valientes” de su propio movimiento, luchando por la democracia interna contra una cúpula que, según ellos, ya vendió el partido. Y del otro lado, una dirigencia que los ve como una banda de usurpadores que están montando un show ilegal. La situación es un enredo de acusaciones, comunicados cruzados y amenazas legales que tiene al partido en cuidados intensivos. La pregunta del millón, maes: ¿Ustedes a quién le dan la razón? ¿A los delegados que se la jugaron por la autoconvocatoria para “salvar la democracia” o al Comité Ejecutivo que los acusa de montar un teatro que va a hundir al partido? ¡Los leo en los comentarios!
La vara está así: el partido está partido en dos, como un aguacate en mal estado. Por un lado, tenemos a un grupo de delegados que se cansaron de esperar y se mandaron por la libre, autoconvocando una Asamblea Nacional para elegir candidatos. Según ellos, no les quedó de otra. Alegan que el Comité Ejecutivo (la cúpula, los que mandan) les estaba metiendo el freno de mano, supuestamente porque el Tesorero, un tal Roilan Mora, ya tenía la cocina amarrada con el Partido Pueblo Soberano para no presentar candidatos propios. ¡Plop! Dicen que los tenían en un chat, los sacaron, los ningunearon y que, básicamente, les estaban coartando el derecho a participar. Así que, ni cortos ni perezosos, montaron su propio chunche: una página web y todo el show para inscribir precandidatos.
Claro, como era de esperarse, al otro lado del ring, al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) no le hizo ni media gracia la jugada. El presidente, Juan Carlos Araya, salió con todo a decir que esa autoconvocatoria es un circo, que no tiene ninguna validez y que es una completa irregularidad. Los acusan de dos varas muy serias: primero, de “usurpación de funciones”, o sea, de jugar de vivos y hacer un brete que no les corresponde. Y segundo, que es todavía más delicado, de usar el logo y el nombre de MOTIVA “a la pirata” para su página web. Ya el CEN sacó un comunicado oficial advirtiendo a todo el mundo que no se dejen engañar y que van a tomar “medidas legales y administrativas” contra los rebeldes. En tico: esto va para largo y fijo termina en el Tribunal Supremo de Elecciones.
Aquí es donde la cosa se pone interesante, porque esto es más que un simple pleito de oficina. Es el clásico choque de trenes que vemos una y otra vez en los partidos políticos. Por un lado, tenés a las bases, a los delegados, que sienten que no los están dejando jugar y que las decisiones se toman en un cuartito oscuro sin consultar a nadie. Y por el otro, a la dirigencia, que siente que le están serruchando el piso y que un grupo de indisciplinados está poniendo en riesgo todo el proyecto. Al final, los que pierden son ellos mismos. Con este pleito público, la credibilidad se les va al traste y le mandan una señal terrible al electorado: si no pueden ponerse de acuerdo ni entre ellos, ¿cómo pretenden gobernar un país? Se están jalando una torta monumental.
En resumen: tenemos a unos delegados que se sienten los “Valientes” de su propio movimiento, luchando por la democracia interna contra una cúpula que, según ellos, ya vendió el partido. Y del otro lado, una dirigencia que los ve como una banda de usurpadores que están montando un show ilegal. La situación es un enredo de acusaciones, comunicados cruzados y amenazas legales que tiene al partido en cuidados intensivos. La pregunta del millón, maes: ¿Ustedes a quién le dan la razón? ¿A los delegados que se la jugaron por la autoconvocatoria para “salvar la democracia” o al Comité Ejecutivo que los acusa de montar un teatro que va a hundir al partido? ¡Los leo en los comentarios!