¡Ay, Dios mío! Parece sacado de película, ¿verdad? Una familia canadiense, los Pelletier-Lemay, están dando la vuelta al planeta a toda máquina porque sus hijitos enfrentan una realidad bien dura: una enfermedad genética que les robará la vista poco a poco. Pero lejos de dejarse caer, han decidido llenarle la vida de colores, literalmente, antes de que la oscuridad llegue.
La bronca es que estos nenes, Mía, Colin y Laurent, tienen retinosis pigmentaria, un caso chungo que va deteriorando la vista hasta dejarla totalmente ciega. Los médicos ya le dieron el pronóstico: van a perder la vista en la mediana edad. ¡Imagínate la nafta que te pueden meter!
Entonces, Edith Lemay y Sébastien Pelletier, los papás, dijeron '¡Basta!' y empezaron a planear este viaje épico. En marzo partieron desde Montreal rumbo a Namibia, donde pudieron observar esos animales salvajes que vemos en National Geographic, pero en carne y hueso. Después siguieron para Zambia, Tanzania, Turquía… ¡el mae anda moviéndose como loco!
Ahora mismo están en Mongolia e Indonesia, buscando nuevos rincones del planeta y regalándole a sus hijos experiencias visuales que jamás olvidarán. Imagínatelo: ver un amanecer en Bali, caminar entre los templos ancestrales de Angkor Wat... ¡una locura total!
“No quiero enseñarle un elefante en un libro,” dijo Edith a CNN, con toda la razón del mundo. “Voy a llevarlos a verlo de verdad. Queremos que recuerden cada detalle, cada color, cada textura… ¡todo!” Esto demuestra que estos papás le están metiendo pa'lante con todo el corazón. Y vaya que sí, porque criar a unos pendejos con una condición así no debe ser fácil. ¡Pero qué orgullo!
Sébastien añadió que este viaje también sirve para fortalecer la familia. “Estamos pasando tiempo juntos, cuidándonos mutuamente y aprovechando cada instante. Nos ha abierto los ojos a tantas cosas nuevas… apreciamos mucho más lo que tenemos y a la gente que nos rodea.” Claramente, están viendo la vida desde otra perspectiva, y estamos felices por ellos.
Sus hijos, Mía, Colin y Laurent, siguen acumulando recuerdos como si no hubiera un mañana. Fotos, videos, anécdotas que seguro les calentarán el corazón cuando ya no puedan ver. Son momentos únicos, irrepetibles, y estamos seguros de que los atesorarán para siempre. ¡Estos nenes tienen suerte de tener papás así!
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que este tipo de viajes son una excelente forma de enfrentar situaciones difíciles y crear recuerdos inolvidables, o prefieren enfocarse en tratamientos médicos y adaptaciones para la ceguera? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, estoy ansioso por leerlas!
La bronca es que estos nenes, Mía, Colin y Laurent, tienen retinosis pigmentaria, un caso chungo que va deteriorando la vista hasta dejarla totalmente ciega. Los médicos ya le dieron el pronóstico: van a perder la vista en la mediana edad. ¡Imagínate la nafta que te pueden meter!
Entonces, Edith Lemay y Sébastien Pelletier, los papás, dijeron '¡Basta!' y empezaron a planear este viaje épico. En marzo partieron desde Montreal rumbo a Namibia, donde pudieron observar esos animales salvajes que vemos en National Geographic, pero en carne y hueso. Después siguieron para Zambia, Tanzania, Turquía… ¡el mae anda moviéndose como loco!
Ahora mismo están en Mongolia e Indonesia, buscando nuevos rincones del planeta y regalándole a sus hijos experiencias visuales que jamás olvidarán. Imagínatelo: ver un amanecer en Bali, caminar entre los templos ancestrales de Angkor Wat... ¡una locura total!
“No quiero enseñarle un elefante en un libro,” dijo Edith a CNN, con toda la razón del mundo. “Voy a llevarlos a verlo de verdad. Queremos que recuerden cada detalle, cada color, cada textura… ¡todo!” Esto demuestra que estos papás le están metiendo pa'lante con todo el corazón. Y vaya que sí, porque criar a unos pendejos con una condición así no debe ser fácil. ¡Pero qué orgullo!
Sébastien añadió que este viaje también sirve para fortalecer la familia. “Estamos pasando tiempo juntos, cuidándonos mutuamente y aprovechando cada instante. Nos ha abierto los ojos a tantas cosas nuevas… apreciamos mucho más lo que tenemos y a la gente que nos rodea.” Claramente, están viendo la vida desde otra perspectiva, y estamos felices por ellos.
Sus hijos, Mía, Colin y Laurent, siguen acumulando recuerdos como si no hubiera un mañana. Fotos, videos, anécdotas que seguro les calentarán el corazón cuando ya no puedan ver. Son momentos únicos, irrepetibles, y estamos seguros de que los atesorarán para siempre. ¡Estos nenes tienen suerte de tener papás así!
¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que este tipo de viajes son una excelente forma de enfrentar situaciones difíciles y crear recuerdos inolvidables, o prefieren enfocarse en tratamientos médicos y adaptaciones para la ceguera? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, estoy ansioso por leerlas!