¡Ay, Dios mío! Qué bronca, mi gente. Parece que la cosa no va como deberíamos. Los familiares de esas pobres personas que fueron secuestradas y luego asesinadas por las FARC allá en Colombia, ahora están apelando la jueza que les dio facilidades a los excomandantes de esa guerrilla. Ocho trabajitos comunitarios, ¿se dan cuenta? ¡Ocho! Después de tanto sufrimiento, tanta pena…
Para refrescarle la memoria a algunos, esto pasa porque, recuerden, allá por el 2002, unos diputados del Valle –personas comunes y corrientes– fueron tomados como rehenes por las FARC. Se llevaron a toda esa banda durante cinco años, pa’ qué nos vamos a mentir. Ya si sumaramos todos los días, ¡casi medio lustro perdieron ahí! Luego, en 2008, apareció la onda de un supuesto choque con paramilitares, y la mayoría de esos diputados terminaron muertos. Un verdadero desastre.
Sigifredo López, que era uno de ellos, sí logró salir con vida. Él contó cómo fue todo, cómo vivieron hacinados, amenazados… Pa’ uno imaginarse el miedo que debían haber sentido, ¡ufff! Esa historia te pone la piel de gallina, diay. Y ahora, resulta que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que nació después de que hicieron el acuerdo de paz con las FARC, decide darle una palmadita en la mano a estos tipos que causaron tanto dolor.
La fundación Defensa de Inocentes, que representa a muchas de las familias afectadas, dice que el fallo tiene unas lagunas enormes. Que la jueza no escuchó bien a las víctimas, que no midió bien la magnitud del daño que le hicieron a esas familias. Y tienen razón, ¿eh? Yo creo que no se puede comparar cualquier cosa. Lo que pasó con esos diputados no fue ningún chiquitaje, sino una pérdida irreparable, un hueco enorme en la vida de sus seres queridos.
Ahora, la JEP argumenta que es muy difícil escuchar a todas las miles de víctimas que están acreditadas. Pues claro, que es difícil, nadie dice que sea fácil. Pero eso no justifica dejar pasar por alto el sufrimiento de estas familias. Hay que encontrarle la vuelta, hacer un esfuerzo extra, porque la justicia no puede ser medio tibia, tiene que estar bien caliente, ¿me entienden?
Como decía el magistrado Camilo Suárez, es imposible reparar completamente este tipo de crímenes. Y él tiene razón, la verdad sea dicha. Pero eso tampoco quiere decir que se tenga que dejar ir tan fácil. Estos excomandantes deberían recibir una condena que realmente refleje la gravedad de sus actos, que sirva de ejemplo para que otros no piensen siquiera en cometerlas.
Hay mucha controversia alrededor de esta JEP, mijo. Algunos dicen que es demasiado blanda, que beneficia a los mismos terroristas. Otros dicen que es la única forma de avanzar y dejar atrás el pasado. Pero lo cierto es que muchos sienten que no se está haciendo justicia, que las víctimas siguen siendo olvidadas. La cosa se puso tensa, la verdad. Las redes sociales están explotando, la gente está furiosa y con justa razón.
Después de todo este rollo, me pregunto: ¿Creemos que la justicia colombiana está cumpliendo su papel protegiendo a las víctimas de las FARC, o estamos perpetuando un ciclo de impunidad que alimenta la desconfianza en las instituciones? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
Para refrescarle la memoria a algunos, esto pasa porque, recuerden, allá por el 2002, unos diputados del Valle –personas comunes y corrientes– fueron tomados como rehenes por las FARC. Se llevaron a toda esa banda durante cinco años, pa’ qué nos vamos a mentir. Ya si sumaramos todos los días, ¡casi medio lustro perdieron ahí! Luego, en 2008, apareció la onda de un supuesto choque con paramilitares, y la mayoría de esos diputados terminaron muertos. Un verdadero desastre.
Sigifredo López, que era uno de ellos, sí logró salir con vida. Él contó cómo fue todo, cómo vivieron hacinados, amenazados… Pa’ uno imaginarse el miedo que debían haber sentido, ¡ufff! Esa historia te pone la piel de gallina, diay. Y ahora, resulta que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que nació después de que hicieron el acuerdo de paz con las FARC, decide darle una palmadita en la mano a estos tipos que causaron tanto dolor.
La fundación Defensa de Inocentes, que representa a muchas de las familias afectadas, dice que el fallo tiene unas lagunas enormes. Que la jueza no escuchó bien a las víctimas, que no midió bien la magnitud del daño que le hicieron a esas familias. Y tienen razón, ¿eh? Yo creo que no se puede comparar cualquier cosa. Lo que pasó con esos diputados no fue ningún chiquitaje, sino una pérdida irreparable, un hueco enorme en la vida de sus seres queridos.
Ahora, la JEP argumenta que es muy difícil escuchar a todas las miles de víctimas que están acreditadas. Pues claro, que es difícil, nadie dice que sea fácil. Pero eso no justifica dejar pasar por alto el sufrimiento de estas familias. Hay que encontrarle la vuelta, hacer un esfuerzo extra, porque la justicia no puede ser medio tibia, tiene que estar bien caliente, ¿me entienden?
Como decía el magistrado Camilo Suárez, es imposible reparar completamente este tipo de crímenes. Y él tiene razón, la verdad sea dicha. Pero eso tampoco quiere decir que se tenga que dejar ir tan fácil. Estos excomandantes deberían recibir una condena que realmente refleje la gravedad de sus actos, que sirva de ejemplo para que otros no piensen siquiera en cometerlas.
Hay mucha controversia alrededor de esta JEP, mijo. Algunos dicen que es demasiado blanda, que beneficia a los mismos terroristas. Otros dicen que es la única forma de avanzar y dejar atrás el pasado. Pero lo cierto es que muchos sienten que no se está haciendo justicia, que las víctimas siguen siendo olvidadas. La cosa se puso tensa, la verdad. Las redes sociales están explotando, la gente está furiosa y con justa razón.
Después de todo este rollo, me pregunto: ¿Creemos que la justicia colombiana está cumpliendo su papel protegiendo a las víctimas de las FARC, o estamos perpetuando un ciclo de impunidad que alimenta la desconfianza en las instituciones? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
