¡Ay, Dios mío, qué bronca! El asunto del aspirante a diputado Jorge Arturo Campos Araya del PUSC se puso más turbio todavía. Resulta que, a pesar de estar imputado en el famoso caso Richter – ¿quién lo va a olvidar? – este señor sigue adelante con su campaña buscando una curul en Alajuela. Pero eso no es todo, ¡aguantaos!, ahora tiene el visto bueno de Juan Carlos Hidalgo, el candidato presidencial del PUSC. ¡Una jugada maestra, diay!
Todo empezó hace unos días, cuando Hidalgo decía que todavía estaba pensando si darle luz verde a Campos Araya, considerando la investigación en su contra. El expediente judicial pinta feo: se habla de pagos ilegales, tráfico de influencias… pura sopa podrida, vamos. Seis personas metidas hasta el cuello en este lío, y Campos Araya ahí, bien juntico en la foto.
Pero sorpresa, sorpresa. Campos Araya sacó un video en sus redes sociales agradeciéndole a Hidalgo por su “voto de confianza”. ¡Imagínate la cara de algunos compañeros del PUSC! Esto pasó justo después de que Hidalgo pidiera a gritos la expulsión del diputado Leslye Bojorges, también involucrado en el caso, por “cuestionamientos éticos”. ¿Será que Hidalgo está jugando con fuego o simplemente viendo cómo se maneja el panorama?
Y ojo, porque Campos Araya no se quedó callado. Calificó las investigaciones periodísticas como “interpretaciones salidas de contexto”, aunque se basan en un expediente del OIJ que lo señala como amigo de un supuesto lavador de dinero, conectado directamente con el mismo Bojorges. ¡Que se achique, mi pana! Parece sacado directo de una novela de Luis Silva.
Lo más curioso es que esto ocurre apenas dos semanas después de que Hidalgo jurara que los aspirantes a diputados tendrían que renunciar a sus curules si aparecían en procesos penales. Pero a ver, ¿qué pasa con Campos Araya? Pues resulta que Hidalgo lo dejó seguir, a pesar de que todos sabíamos que tenía una causa penal abierta. ¡Eso sí que es paradójico, chunche!
El caso Richter es un verdadero brete, y Campos Araya figura como imputado en la causa penal 24-000059-0033-PE. Junto a él, tenemos a Bojorges, a la alcaldesa de San Ramón, María Gabriela Jiménez Corrales, a Lourdes Sáurez Barboza, expresidenta de Migración y ahora en el AyA, a Marlen Luna Alfaro, ex presidenta del IFAM, y al viceministro de Transportes, Carlos Ávila Arquín. Todos ellos señalados por delitos de cohecho y tráfico de influencias. ¡Madre mía, qué pandilla!
Las investigaciones apuntan a que Campos Araya actuó como puente entre Bojorges y otros implicados en esta red de favores y paguitos. Un informe judicial dice textualmente que sobre él hay “indicadores claros de ilegalidad en su modo de actuar”. Además, lo vinculan con Jonathan Herrera González, un autobusero investigado por lavado de dinero en el caso Madre Patria. Las llamadas telefónicas interceptadas muestran una amistad sospechosa y la coordinación de apoyos logísticos para la campaña de Campos a la alcaldía. “(…) Arturo le pregunta que si está en comunicación directa con Leslye, si lo está ayudando o lo está dejando solo…”, ¡tremendo churro, vaya!
Ahora, la gran pregunta que queda en el aire es: ¿Realmente Hidalgo cree en la inocencia de Campos Araya, o está haciendo tratos turbios para asegurar votos en Alajuela? ¿Cree usted que el apoyo de Hidalgo a Campos Araya es una muestra de debilidad política o una estrategia audaz para ganar popularidad, incluso a costa de cuestionamientos éticos?
Todo empezó hace unos días, cuando Hidalgo decía que todavía estaba pensando si darle luz verde a Campos Araya, considerando la investigación en su contra. El expediente judicial pinta feo: se habla de pagos ilegales, tráfico de influencias… pura sopa podrida, vamos. Seis personas metidas hasta el cuello en este lío, y Campos Araya ahí, bien juntico en la foto.
Pero sorpresa, sorpresa. Campos Araya sacó un video en sus redes sociales agradeciéndole a Hidalgo por su “voto de confianza”. ¡Imagínate la cara de algunos compañeros del PUSC! Esto pasó justo después de que Hidalgo pidiera a gritos la expulsión del diputado Leslye Bojorges, también involucrado en el caso, por “cuestionamientos éticos”. ¿Será que Hidalgo está jugando con fuego o simplemente viendo cómo se maneja el panorama?
Y ojo, porque Campos Araya no se quedó callado. Calificó las investigaciones periodísticas como “interpretaciones salidas de contexto”, aunque se basan en un expediente del OIJ que lo señala como amigo de un supuesto lavador de dinero, conectado directamente con el mismo Bojorges. ¡Que se achique, mi pana! Parece sacado directo de una novela de Luis Silva.
Lo más curioso es que esto ocurre apenas dos semanas después de que Hidalgo jurara que los aspirantes a diputados tendrían que renunciar a sus curules si aparecían en procesos penales. Pero a ver, ¿qué pasa con Campos Araya? Pues resulta que Hidalgo lo dejó seguir, a pesar de que todos sabíamos que tenía una causa penal abierta. ¡Eso sí que es paradójico, chunche!
El caso Richter es un verdadero brete, y Campos Araya figura como imputado en la causa penal 24-000059-0033-PE. Junto a él, tenemos a Bojorges, a la alcaldesa de San Ramón, María Gabriela Jiménez Corrales, a Lourdes Sáurez Barboza, expresidenta de Migración y ahora en el AyA, a Marlen Luna Alfaro, ex presidenta del IFAM, y al viceministro de Transportes, Carlos Ávila Arquín. Todos ellos señalados por delitos de cohecho y tráfico de influencias. ¡Madre mía, qué pandilla!
Las investigaciones apuntan a que Campos Araya actuó como puente entre Bojorges y otros implicados en esta red de favores y paguitos. Un informe judicial dice textualmente que sobre él hay “indicadores claros de ilegalidad en su modo de actuar”. Además, lo vinculan con Jonathan Herrera González, un autobusero investigado por lavado de dinero en el caso Madre Patria. Las llamadas telefónicas interceptadas muestran una amistad sospechosa y la coordinación de apoyos logísticos para la campaña de Campos a la alcaldía. “(…) Arturo le pregunta que si está en comunicación directa con Leslye, si lo está ayudando o lo está dejando solo…”, ¡tremendo churro, vaya!
Ahora, la gran pregunta que queda en el aire es: ¿Realmente Hidalgo cree en la inocencia de Campos Araya, o está haciendo tratos turbios para asegurar votos en Alajuela? ¿Cree usted que el apoyo de Hidalgo a Campos Araya es una muestra de debilidad política o una estrategia audaz para ganar popularidad, incluso a costa de cuestionamientos éticos?
