¡Ay, Dios mío, qué vara nos cayó encima con esto de la inteligencia artificial! Parece que de repente amanecimos en un capítulo de Black Mirror, pero en versión tica. Antes prometían coches voladores y ahora nos asustan con robots que hacen nuestro trabajo. Pero vamos por partes, porque la cosa va más allá de un simple despiche.
Según los expertos, y sí, leí un artículo bastante denso en Revista Summa, la IA ya no es el churrito que andaba dando vueltas en las películas. Ahora es pura productividad, dicen. Imagínate, combinando algoritmos raritos, potencia de cálculo barata y montañas de datos, pueden cambiar todo, desde cómo atendemos al cliente hasta cómo hacemos las compras en el supermercado. ¡Hasta te hacen un podcast si le pides!
Y ni hablar de los tipos de IA que hay. Tenemos la IA específica, que es la que reconoce nuestra voz en el celular o te sugiere qué comprar online. Luego viene la generativa, que crea cosas de la nada: textos, imágenes, videos... ¡hasta código! Después tenemos los agentes autónomos, que básicamente son robots que hacen lo que les dices sin que tengas que andarles encima, y la famosa AGI, la inteligencia artificial general, que todavía estamos lejos de verla, pero algunos creen que llegará en unos cuantos años. ¡Imagínate! Pareciera que estamos cerca de imitar al cerebro humano, ¡qué nivel!
Pero lo más loco es esto de la inteligencia de organoides. Resulta que están usando células cerebrales humanas cultivadas en laboratorio para hacer computación. ¡Y es 400 mil veces más eficiente que las redes neuronales normales! Dicen que incluso ya pueden jugar Pong. Pong, diay... ¿A dónde vamos a parar?
Ahora, un tipo llamado Paul D. Roberts (parece que trabaja para Liberty Networks, esos que siempre andan metidos en tecnología) dice que el problema antes era que todo estaba conectado, pero no era inteligente. ¿Te acuerdas de las casas inteligentes? Tenías que ser tú el que controlaba todo. Ahora, la inteligencia está integrada en todo, aprendiendo y tomando decisiones por sí sola. ¡Eso sí me da un poco de cosquillas!
Y ahí entra la parte de liderar desde el futuro, según Roberts. Dice que tienes que imaginar cómo será el mundo en el futuro y empezar a prepararte desde ahora. Porque si sigues pensando como antes, vas a quedarte atrás. En este ecosistema digital, los agentes inteligentes comparten experiencias al instante. Lo único que no tiene esa capacidad, según él, somos nosotros. ¡Un poquito preocupante, la verdad!
Liberty Networks está apostando fuerte por esto de la infraestructura digital para toda Latinoamérica y el Caribe, facilitando que empresas y gobiernos adopten estas tecnologías. Se supone que eso nos pone a la par con el resto del mundo, pero también genera preguntas: ¿Quién controla estos algoritmos? ¿Cómo evitamos que la IA perpetúe desigualdades sociales? ¿No estaremos reemplazando empleos a marchas forzadas? Estos son bretes que debemos analizar con calma, chunches.
Así que, mis queridos lectores del Foro, la gran pregunta es: ¿Estamos listos para navegar este nuevo mundo dominado por la inteligencia artificial? ¿Creemos que la IA será nuestra aliada o nuestra némesis? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Estoy seguro que tendremos una plática a cachete.
Según los expertos, y sí, leí un artículo bastante denso en Revista Summa, la IA ya no es el churrito que andaba dando vueltas en las películas. Ahora es pura productividad, dicen. Imagínate, combinando algoritmos raritos, potencia de cálculo barata y montañas de datos, pueden cambiar todo, desde cómo atendemos al cliente hasta cómo hacemos las compras en el supermercado. ¡Hasta te hacen un podcast si le pides!
Y ni hablar de los tipos de IA que hay. Tenemos la IA específica, que es la que reconoce nuestra voz en el celular o te sugiere qué comprar online. Luego viene la generativa, que crea cosas de la nada: textos, imágenes, videos... ¡hasta código! Después tenemos los agentes autónomos, que básicamente son robots que hacen lo que les dices sin que tengas que andarles encima, y la famosa AGI, la inteligencia artificial general, que todavía estamos lejos de verla, pero algunos creen que llegará en unos cuantos años. ¡Imagínate! Pareciera que estamos cerca de imitar al cerebro humano, ¡qué nivel!
Pero lo más loco es esto de la inteligencia de organoides. Resulta que están usando células cerebrales humanas cultivadas en laboratorio para hacer computación. ¡Y es 400 mil veces más eficiente que las redes neuronales normales! Dicen que incluso ya pueden jugar Pong. Pong, diay... ¿A dónde vamos a parar?
Ahora, un tipo llamado Paul D. Roberts (parece que trabaja para Liberty Networks, esos que siempre andan metidos en tecnología) dice que el problema antes era que todo estaba conectado, pero no era inteligente. ¿Te acuerdas de las casas inteligentes? Tenías que ser tú el que controlaba todo. Ahora, la inteligencia está integrada en todo, aprendiendo y tomando decisiones por sí sola. ¡Eso sí me da un poco de cosquillas!
Y ahí entra la parte de liderar desde el futuro, según Roberts. Dice que tienes que imaginar cómo será el mundo en el futuro y empezar a prepararte desde ahora. Porque si sigues pensando como antes, vas a quedarte atrás. En este ecosistema digital, los agentes inteligentes comparten experiencias al instante. Lo único que no tiene esa capacidad, según él, somos nosotros. ¡Un poquito preocupante, la verdad!
Liberty Networks está apostando fuerte por esto de la infraestructura digital para toda Latinoamérica y el Caribe, facilitando que empresas y gobiernos adopten estas tecnologías. Se supone que eso nos pone a la par con el resto del mundo, pero también genera preguntas: ¿Quién controla estos algoritmos? ¿Cómo evitamos que la IA perpetúe desigualdades sociales? ¿No estaremos reemplazando empleos a marchas forzadas? Estos son bretes que debemos analizar con calma, chunches.
Así que, mis queridos lectores del Foro, la gran pregunta es: ¿Estamos listos para navegar este nuevo mundo dominado por la inteligencia artificial? ¿Creemos que la IA será nuestra aliada o nuestra némesis? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Estoy seguro que tendremos una plática a cachete.