Maes, pongan atención porque esta vara está que arde y no es para menos. El Ministerio de Salud acaba de tirar una alerta que, sinceramente, debería tenernos a todos con el pelo parado. Resulta que nos estamos metiendo en una bronca gigantesca llamada “resistencia antimicrobiana”. Y antes de que se me duerman, se los traduzco al tico: las bacterias se están volviendo MacGyver y están aprendiendo a desarmar las ‘bombas’ que les tiramos (léase, antibióticos). Esto significa que los medicamentos que nos han salvado el pellejo por décadas podrían terminar sirviendo para lo mismo que un confite: para nada. Y diay, si eso pasa, hasta un simple raspón podría volverse una sentencia de muerte.
Ahora, ¿quién se está jalando la torta aquí? Pues, aunque suene feo, en gran parte somos nosotros. Seamos honestos: ¿quién no ha escuchado al compa que dice “mae, para esa tos tómese esta amoxicilina que me sobró”? O peor aún, el que va y le compra pastillas a un fulano en la calle porque “sale más barato” y “para qué ir al doctor”. Ese es el centro del problema. Cada vez que nos automedicamos o no terminamos un tratamiento como el doctor nos dijo, básicamente le estamos dando a las bacterias un campo de entrenamiento para que se pongan más vivas. Les enseñamos nuestros trucos y ellas, que no son nada tontas, aprenden a defenderse. Es como si le diéramos al enemigo el manual de nuestro propio ejército. Un despiche total.
Y si creen que estoy exagerando, agarrense de los números. En lo que va de este año, las autoridades han decomisado más de 200,000 chunches de esos ilegales, muchos de ellos antibióticos vendidos sin receta en el mercado negro. ¡Doscientos mil! Eso es un montón de gente comprando medicamentos de dudosa procedencia que, en el mejor de los casos, no hacen nada y, en el peor, lo pueden dejar a uno tieso. A nivel mundial, la vara es todavía más fea. La OMS dice que casi 5 millones de personas se murieron en 2021 por infecciones que ya no respondían a los antibióticos. Mae, 5 millones. Eso es, literalmente, toda la población de Costa Rica. ¡Qué sal!
Por eso es que el Ministerio se ha puesto tan estricto con la famosa Receta Digital. No es por fregarle la vida a la gente, es para tratar de ponerle un candado a este caos. Con este sistema, se aseguran de que solo se vendan los medicamentos que de verdad se necesitan, en farmacias autorizadas y que el producto sea legítimo. La misma vicepresidenta y ministra de Salud, la doctora Mary Munive, lo dijo clarito y sin pelos en la lengua, y se los resumo: si la medicina deja de funcionar, nos fregamos todos. Enfermedades que hoy son un chiste, como una infección de garganta, podrían mandarnos al otro barrio. Así de simple y así de serio es el asunto.
Entonces, la próxima vez que les duela algo, piénsenlo dos veces antes de meterse el primer antibiótico que encuentren. No compren medicamentos en lugares raros ni le hagan caso al “doctor” de la oficina. Vayan a la clínica, sáquense la Receta Digital y hagan las varas bien. Y si saben de alguien que anda vendiendo estos chereques por la libre, ¡denuncien! Nos estamos jugando la salud de todos y, si no nos ponemos las pilas, este partido lo vamos a perder por goleada. La medicina del futuro podría irse al traste por la viveza del presente.
Y ahora les tiro la bola a ustedes: ¿conocen a alguien que siempre se automedica con antibióticos para cualquier cosa? ¿Qué es lo más rajado que han oído que la gente hace, y creen que de verdad entienden el riesgo que corren?
Ahora, ¿quién se está jalando la torta aquí? Pues, aunque suene feo, en gran parte somos nosotros. Seamos honestos: ¿quién no ha escuchado al compa que dice “mae, para esa tos tómese esta amoxicilina que me sobró”? O peor aún, el que va y le compra pastillas a un fulano en la calle porque “sale más barato” y “para qué ir al doctor”. Ese es el centro del problema. Cada vez que nos automedicamos o no terminamos un tratamiento como el doctor nos dijo, básicamente le estamos dando a las bacterias un campo de entrenamiento para que se pongan más vivas. Les enseñamos nuestros trucos y ellas, que no son nada tontas, aprenden a defenderse. Es como si le diéramos al enemigo el manual de nuestro propio ejército. Un despiche total.
Y si creen que estoy exagerando, agarrense de los números. En lo que va de este año, las autoridades han decomisado más de 200,000 chunches de esos ilegales, muchos de ellos antibióticos vendidos sin receta en el mercado negro. ¡Doscientos mil! Eso es un montón de gente comprando medicamentos de dudosa procedencia que, en el mejor de los casos, no hacen nada y, en el peor, lo pueden dejar a uno tieso. A nivel mundial, la vara es todavía más fea. La OMS dice que casi 5 millones de personas se murieron en 2021 por infecciones que ya no respondían a los antibióticos. Mae, 5 millones. Eso es, literalmente, toda la población de Costa Rica. ¡Qué sal!
Por eso es que el Ministerio se ha puesto tan estricto con la famosa Receta Digital. No es por fregarle la vida a la gente, es para tratar de ponerle un candado a este caos. Con este sistema, se aseguran de que solo se vendan los medicamentos que de verdad se necesitan, en farmacias autorizadas y que el producto sea legítimo. La misma vicepresidenta y ministra de Salud, la doctora Mary Munive, lo dijo clarito y sin pelos en la lengua, y se los resumo: si la medicina deja de funcionar, nos fregamos todos. Enfermedades que hoy son un chiste, como una infección de garganta, podrían mandarnos al otro barrio. Así de simple y así de serio es el asunto.
Entonces, la próxima vez que les duela algo, piénsenlo dos veces antes de meterse el primer antibiótico que encuentren. No compren medicamentos en lugares raros ni le hagan caso al “doctor” de la oficina. Vayan a la clínica, sáquense la Receta Digital y hagan las varas bien. Y si saben de alguien que anda vendiendo estos chereques por la libre, ¡denuncien! Nos estamos jugando la salud de todos y, si no nos ponemos las pilas, este partido lo vamos a perder por goleada. La medicina del futuro podría irse al traste por la viveza del presente.
Y ahora les tiro la bola a ustedes: ¿conocen a alguien que siempre se automedica con antibióticos para cualquier cosa? ¿Qué es lo más rajado que han oído que la gente hace, y creen que de verdad entienden el riesgo que corren?