¡Ay, Dios mío! Esta vaineta me dejó pensando, diay. Imaginen esto: una parejita feliz, reciben a su hijita con unos ojitos azules que te dejan boquiabierto. Halagos a montón, fotos para Instagram… Todo perfecto, ¿verdad? Pues pa’ los papás de Aretria Bice, este cuento tomó un giro bien pesado, porque resultó que esos ojitos encantadores escondían una condición médica que les dio vuelta a la vida.
Todo empezó cuando Aretria tenía apenas seis meses. De pronto, el pobre chiquillo empezó a llorar mucho cuando había luz y le salió un juguito feísimo del ojo. Sus papás, Louise y Connor, pues obviamente preocupadísimos, corrieron al doctor. Y ahí, llegó la bomba: glaucoma congénito bilateral. ¿Pa' qué suena complicado? Básicamente, es una presión terrible en el nervio óptico que, si no se trata rápido, puede dejarla cieguita. ¡Qué sal!
Como les explican desde el Hospital de Niños de Birmingham, en Inglaterra, donde atienden a la niña, esta enfermedad es rara, llega a afectar a uno de cada 10 mil bebés. Muchos ni se dan cuenta hasta que es tarde, y ahí sí que empiezan los problemas. Los doctores dicen que hay señales a las que hay que estar pendientes: ojos muy grandes, que le duela la luz, que le salga líquido y que se vea turbio el ojo. O sea, cosas que pueden pasarle a cualquier bebé, pero que hay que chequear con cuidado, chunche.
Ahora mismo, Aretria ya lleva dos cirugías encima. La primera no funcionó muy bien, la verdad, pero la segunda está dando algunos rayos de esperanza. Los doctores dicen que ahorita tiene como un 5% de visión en un ojo, y en el otro, bueno, el panorama es incierto. ¡Imagínate la angustia de los papás!, tratanto de darle la mayor calidad de vida posible a su hija, aunque sea con poca luz. Se nota que estos señores le están metiendo toda la fuerza, diay.
Y acá viene lo que me parece más importante: los papás de Aretria quieren que esta historia sirva de alerta para otros padres. Louise dice que si ellos hubieran sabido antes que unos ojos bonitos podían esconder un problema, la habrían llevado al médico antes. Ahora, lamentablemente, el daño ya está hecho. Entonces, la idea es que los demás aprendan de esto y no descuiden ninguna señal, por más insignificante que parezca. Porque a veces, lo que parece una bendición puede ser una torta disfrazada.
Esta vaineta me hace pensar en cómo a veces nos dejamos llevar por las apariencias. Uno ve un bebé bonito, con ojitos brillantes, y piensa que todo va de maravilla. Pero la salud no entiende de belleza, mi pana. Hay que ser precavidos y estar pendientes de cualquier cambio, incluso si eso significa ir al médico por algo que consideramos 'menor'. Mejor prevenir que lamentar, ¿verdad?
La familia Bice ahora vive un brete tremendo, tratando de encontrar recursos para seguir pagando tratamientos y terapias para Aretria. Están recaudando fondos, buscando ayuda y luchando con todas sus fuerzas para darle a su hija la oportunidad de ver el mundo. ¡Qué carga, tener que pasar por esto!”, Pero a pesar de todo, no pierden la esperanza. Dicen que Aretria es una guerrera, que les enseña cada día a valorar lo que tienen y a luchar por lo que quieren. ¡Esa niña es pura inspiración, brete!
Después de leer esta historia, me queda una pregunta para ustedes, compañeros del Foro: ¿Han tenido alguna experiencia similar, ya sea personal o con alguien cercano, donde una característica física aparentemente inofensiva haya resultado ser un signo de alerta médica? ¿Qué medidas creen que deberían tomar los sistemas de salud para detectar estas condiciones de forma temprana y evitar consecuencias graves? Compartan sus opiniones, diay, quiero saber qué piensan al respecto.
Todo empezó cuando Aretria tenía apenas seis meses. De pronto, el pobre chiquillo empezó a llorar mucho cuando había luz y le salió un juguito feísimo del ojo. Sus papás, Louise y Connor, pues obviamente preocupadísimos, corrieron al doctor. Y ahí, llegó la bomba: glaucoma congénito bilateral. ¿Pa' qué suena complicado? Básicamente, es una presión terrible en el nervio óptico que, si no se trata rápido, puede dejarla cieguita. ¡Qué sal!
Como les explican desde el Hospital de Niños de Birmingham, en Inglaterra, donde atienden a la niña, esta enfermedad es rara, llega a afectar a uno de cada 10 mil bebés. Muchos ni se dan cuenta hasta que es tarde, y ahí sí que empiezan los problemas. Los doctores dicen que hay señales a las que hay que estar pendientes: ojos muy grandes, que le duela la luz, que le salga líquido y que se vea turbio el ojo. O sea, cosas que pueden pasarle a cualquier bebé, pero que hay que chequear con cuidado, chunche.
Ahora mismo, Aretria ya lleva dos cirugías encima. La primera no funcionó muy bien, la verdad, pero la segunda está dando algunos rayos de esperanza. Los doctores dicen que ahorita tiene como un 5% de visión en un ojo, y en el otro, bueno, el panorama es incierto. ¡Imagínate la angustia de los papás!, tratanto de darle la mayor calidad de vida posible a su hija, aunque sea con poca luz. Se nota que estos señores le están metiendo toda la fuerza, diay.
Y acá viene lo que me parece más importante: los papás de Aretria quieren que esta historia sirva de alerta para otros padres. Louise dice que si ellos hubieran sabido antes que unos ojos bonitos podían esconder un problema, la habrían llevado al médico antes. Ahora, lamentablemente, el daño ya está hecho. Entonces, la idea es que los demás aprendan de esto y no descuiden ninguna señal, por más insignificante que parezca. Porque a veces, lo que parece una bendición puede ser una torta disfrazada.
Esta vaineta me hace pensar en cómo a veces nos dejamos llevar por las apariencias. Uno ve un bebé bonito, con ojitos brillantes, y piensa que todo va de maravilla. Pero la salud no entiende de belleza, mi pana. Hay que ser precavidos y estar pendientes de cualquier cambio, incluso si eso significa ir al médico por algo que consideramos 'menor'. Mejor prevenir que lamentar, ¿verdad?
La familia Bice ahora vive un brete tremendo, tratando de encontrar recursos para seguir pagando tratamientos y terapias para Aretria. Están recaudando fondos, buscando ayuda y luchando con todas sus fuerzas para darle a su hija la oportunidad de ver el mundo. ¡Qué carga, tener que pasar por esto!”, Pero a pesar de todo, no pierden la esperanza. Dicen que Aretria es una guerrera, que les enseña cada día a valorar lo que tienen y a luchar por lo que quieren. ¡Esa niña es pura inspiración, brete!
Después de leer esta historia, me queda una pregunta para ustedes, compañeros del Foro: ¿Han tenido alguna experiencia similar, ya sea personal o con alguien cercano, donde una característica física aparentemente inofensiva haya resultado ser un signo de alerta médica? ¿Qué medidas creen que deberían tomar los sistemas de salud para detectar estas condiciones de forma temprana y evitar consecuencias graves? Compartan sus opiniones, diay, quiero saber qué piensan al respecto.
