¡Ay, Dios mío! Qué pesado rollo nos cayó encima a Quepos, puntarenito. La tranquilidad de este lugar, que siempre hemos sido un paraíso, se fue al diablo con el hallazgo macabro de dos cuerpos enterrados en una quinta privada. Imagínate la bronca, el OIJ trabajando a toda máquina y la gente chocada, preguntándose qué demonios pasó acá.
Según la información que ha salido a flote, estamos hablando de una pareja extranjera, aparentemente originarios de Holanda. Se trata de Jacoba Petronella Heijligers Ellen, una señora de unos 34 años, y su hijito, un niño pequeño de entre dos y tres años. La última vez que alguien los vio con vida, allá por el 24 de junio, andaban correteando por Santa Cruz de Guanacaste. Pero ahí viene la vara más turbia: nadie denunció su desaparición hasta casi tres meses después, el 18 de septiembre. ¡Qué sal!
Y ni hablar de cómo encontraron los cueritos. No precisamente en un cementerio formal, sino enterrados de forma irregular en medio de una propiedad. Eso da mucho que pensar, ¿verdad? Parece sacado de una novela de misterio, pero esto es carne y hueso, pura realidad. Las autoridades, obviamente, sospechan de un acto criminal, pero todavía no tienen claro cuál fue la causa de la muerte de la mamá y el chaval. Dicen que están haciendo autopsias para aclarar eso, así que esperemos que salga todo a la luz pronto.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), pa’ que sepan, anda recogiendo pruebas como loco. Están levantando los restos y llevándolos a la Morgue Judicial, donde van a hacerle todas las pruebas necesarias. Esto va a llevar su tiempo, porque hay que identificar a fondo a las víctimas y determinar exactamente cómo murieron. Además, el caso tiene un tinte internacional, ya que involucra a ciudadanos holandeses, lo cual puede traer complicaciones diplomáticas, imagínate tú.
La verdad, esto ha dejado a toda la comunidad de Quepos hecha pedazos. Uno no espera que estas cosas pasen en nuestro cantón, que siempre hemos sido tranquilos y amigables. Ahora todos estamos pensando en la familia de estos turistas y en lo terrible que debió ser su último momento. Es un golpe duro para la imagen turística de la zona, pero espero que podamos salir adelante y demostrar que somos gente decente y trabajadora.
Más allá de lo legal y de los procesos forenses, me pregunto qué pudo haber llevado a alguien a cometer semejante barbaridad. ¿Fue un robo que salió mal? ¿Una venganza personal? ¿Una disputa por tierras? Hay tantas preguntas sin respuesta… Es una vara muy complicada y llena de incertidumbre. La policía está revisando todas las pistas, entrevistando a vecinos y buscando cualquier indicio que pueda ayudar a esclarecer el caso, pero hasta ahora no hay mucho que decir.
Esta tragedia nos recuerda, una vez más, que el mundo no es tan seguro como quisiéramos creer. Aunque Costa Rica siempre se haya visto como un país pacífico y armonioso, lamentablemente también tenemos nuestros problemas y nuestra delincuencia. Y este caso, en particular, es un recordatorio brutal de que debemos estar alerta y cuidar de nosotros mismos y de los demás. En fin, qué pesar, ¡tremendo despiche!
Ahora, dime, mi pana: ¿crees que este tipo de crímenes violentos como éste van en aumento en Costa Rica, o es solo una coincidencia desafortunada? ¿Deberíamos exigir mayores medidas de seguridad y vigilancia en zonas turísticas como Quepos para evitar que tragedias como esta se repitan?
Según la información que ha salido a flote, estamos hablando de una pareja extranjera, aparentemente originarios de Holanda. Se trata de Jacoba Petronella Heijligers Ellen, una señora de unos 34 años, y su hijito, un niño pequeño de entre dos y tres años. La última vez que alguien los vio con vida, allá por el 24 de junio, andaban correteando por Santa Cruz de Guanacaste. Pero ahí viene la vara más turbia: nadie denunció su desaparición hasta casi tres meses después, el 18 de septiembre. ¡Qué sal!
Y ni hablar de cómo encontraron los cueritos. No precisamente en un cementerio formal, sino enterrados de forma irregular en medio de una propiedad. Eso da mucho que pensar, ¿verdad? Parece sacado de una novela de misterio, pero esto es carne y hueso, pura realidad. Las autoridades, obviamente, sospechan de un acto criminal, pero todavía no tienen claro cuál fue la causa de la muerte de la mamá y el chaval. Dicen que están haciendo autopsias para aclarar eso, así que esperemos que salga todo a la luz pronto.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), pa’ que sepan, anda recogiendo pruebas como loco. Están levantando los restos y llevándolos a la Morgue Judicial, donde van a hacerle todas las pruebas necesarias. Esto va a llevar su tiempo, porque hay que identificar a fondo a las víctimas y determinar exactamente cómo murieron. Además, el caso tiene un tinte internacional, ya que involucra a ciudadanos holandeses, lo cual puede traer complicaciones diplomáticas, imagínate tú.
La verdad, esto ha dejado a toda la comunidad de Quepos hecha pedazos. Uno no espera que estas cosas pasen en nuestro cantón, que siempre hemos sido tranquilos y amigables. Ahora todos estamos pensando en la familia de estos turistas y en lo terrible que debió ser su último momento. Es un golpe duro para la imagen turística de la zona, pero espero que podamos salir adelante y demostrar que somos gente decente y trabajadora.
Más allá de lo legal y de los procesos forenses, me pregunto qué pudo haber llevado a alguien a cometer semejante barbaridad. ¿Fue un robo que salió mal? ¿Una venganza personal? ¿Una disputa por tierras? Hay tantas preguntas sin respuesta… Es una vara muy complicada y llena de incertidumbre. La policía está revisando todas las pistas, entrevistando a vecinos y buscando cualquier indicio que pueda ayudar a esclarecer el caso, pero hasta ahora no hay mucho que decir.
Esta tragedia nos recuerda, una vez más, que el mundo no es tan seguro como quisiéramos creer. Aunque Costa Rica siempre se haya visto como un país pacífico y armonioso, lamentablemente también tenemos nuestros problemas y nuestra delincuencia. Y este caso, en particular, es un recordatorio brutal de que debemos estar alerta y cuidar de nosotros mismos y de los demás. En fin, qué pesar, ¡tremendo despiche!
Ahora, dime, mi pana: ¿crees que este tipo de crímenes violentos como éste van en aumento en Costa Rica, o es solo una coincidencia desafortunada? ¿Deberíamos exigir mayores medidas de seguridad y vigilancia en zonas turísticas como Quepos para evitar que tragedias como esta se repitan?
