Ay, má, aquí estamos otra vez hablando del IMAS y de si esas ayudas llegan o no. La verdad, a veces da gusto ver cómo el gobierno intenta echarle una mano a los más necesitados, pero luego uno revisa los números y… bueno, ahí empieza el rollo. Resulta que reparten un montón de beneficios, pero la pregunta clave sigue flotando en el aire: ¿para qué alcanzan esos billetes con tanto precio que nos están dando?
El Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), bendiciones suyas, tiene una lista larguísima de programas, como quince colgados. Hay para alimentar a las familias más jodidas, para mantener a los estudiantes en las escuelas, para darles un techo... un buen intento, vamos. Pero la duda persiste, ¿es suficiente para cubrir las necesidades básicas de alguien que anda buscando cómo salir adelante?
Para hacernos una idea, fíjate que el Subsidio de Atención a Familias llega a casi 120 mil hogares, buscando asegurar comida, salud, y un lugar donde dormir. Luego tenemos el programa Avancemos, que mete plata directamente a los bolsillos de más de 320 mil estudiantes para que no tengan que dejar la escuela. Suenan bien, ¿verdad? Pero a ver qué pasa cuando metemos los números en la calculadora.
Porque miren esto: con Atención a Familias, las familias reciben entre 55 mil y 80 mil colones al mes, dependiendo de cuánto estén metidos en la papa. Avancemos, a los chiquitos de primaria les da 18 mil, a los de séptimo a noveno 30 mil, y a los del colegio, ya sean bachilleres o penúltimos de año, hasta 40 mil. Bonito, pero vamos a ponerlos a prueba, mi pana.
Imagínate una familia de cuatro personas – papá, mamá, y dos chamacos – viviendo allá por Los Huevitos, en Alajuela. El alquiler de una casita humilde te puede costar entre 60 mil y 130 mil colones. Ya ahí te has comido buena parte de la ayuda. Y encima tienes que alimentar a toda esa gente, pagar los servicios públicos, comprar útiles escolares... ¡Qué bronca!
El INES, con toda su data, nos dice que una persona en la capital gasta unos 60 mil colones al mes solo en comida. Eso significa que una familia de cuatro necesita casi 240 mil colones solo pa’ comer. Sumale el alquiler más bajo – digamos 60 mil – y ya estás hablando de 300 mil colones al mes, sin contar el agua, la luz, el teléfono, el gas, el pasaje, los zapatos... ¡Qué salen!
Con 80 mil del Subsidio de Atención a Familias, apenas puedes taparle el ojo de la cerradura al alquiler. Y si sumas los 40 mil de Avancemos para el estudiante de secundaria, llegas a 120 mil colones. ¡Eso apenas alcanza para el alquiler y la comida de una persona! Ahí te das cuenta de que la diferencia es abismal, y que las familias tienen que buscarse la vida a lao’, trabajando en lo que encuentren, vendiendo empanadas, cosiendo ropa... ¡trabajo duro, pura sudor!
La realidad es clara: aunque el IMAS hace lo que puede, los números no cuadran. No cubren ni la mitad de los gastos esenciales de un hogar. Muchos se ven obligados a recurrir al rebusque diario, al trabajo informal, o a pedirle favores a familiares y amigos. Ni hablar de aquellos que ni siquiera logran acceder a las ayudas. Entonces, dígame usted: ¿cree que el IMAS debería aumentar significativamente las ayudas económicas, incluso sacrificando otros programas, o considera que la solución está en crear más oportunidades laborales formales para sacar a las familias de la pobreza estructural?
El Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), bendiciones suyas, tiene una lista larguísima de programas, como quince colgados. Hay para alimentar a las familias más jodidas, para mantener a los estudiantes en las escuelas, para darles un techo... un buen intento, vamos. Pero la duda persiste, ¿es suficiente para cubrir las necesidades básicas de alguien que anda buscando cómo salir adelante?
Para hacernos una idea, fíjate que el Subsidio de Atención a Familias llega a casi 120 mil hogares, buscando asegurar comida, salud, y un lugar donde dormir. Luego tenemos el programa Avancemos, que mete plata directamente a los bolsillos de más de 320 mil estudiantes para que no tengan que dejar la escuela. Suenan bien, ¿verdad? Pero a ver qué pasa cuando metemos los números en la calculadora.
Porque miren esto: con Atención a Familias, las familias reciben entre 55 mil y 80 mil colones al mes, dependiendo de cuánto estén metidos en la papa. Avancemos, a los chiquitos de primaria les da 18 mil, a los de séptimo a noveno 30 mil, y a los del colegio, ya sean bachilleres o penúltimos de año, hasta 40 mil. Bonito, pero vamos a ponerlos a prueba, mi pana.
Imagínate una familia de cuatro personas – papá, mamá, y dos chamacos – viviendo allá por Los Huevitos, en Alajuela. El alquiler de una casita humilde te puede costar entre 60 mil y 130 mil colones. Ya ahí te has comido buena parte de la ayuda. Y encima tienes que alimentar a toda esa gente, pagar los servicios públicos, comprar útiles escolares... ¡Qué bronca!
El INES, con toda su data, nos dice que una persona en la capital gasta unos 60 mil colones al mes solo en comida. Eso significa que una familia de cuatro necesita casi 240 mil colones solo pa’ comer. Sumale el alquiler más bajo – digamos 60 mil – y ya estás hablando de 300 mil colones al mes, sin contar el agua, la luz, el teléfono, el gas, el pasaje, los zapatos... ¡Qué salen!
Con 80 mil del Subsidio de Atención a Familias, apenas puedes taparle el ojo de la cerradura al alquiler. Y si sumas los 40 mil de Avancemos para el estudiante de secundaria, llegas a 120 mil colones. ¡Eso apenas alcanza para el alquiler y la comida de una persona! Ahí te das cuenta de que la diferencia es abismal, y que las familias tienen que buscarse la vida a lao’, trabajando en lo que encuentren, vendiendo empanadas, cosiendo ropa... ¡trabajo duro, pura sudor!
La realidad es clara: aunque el IMAS hace lo que puede, los números no cuadran. No cubren ni la mitad de los gastos esenciales de un hogar. Muchos se ven obligados a recurrir al rebusque diario, al trabajo informal, o a pedirle favores a familiares y amigos. Ni hablar de aquellos que ni siquiera logran acceder a las ayudas. Entonces, dígame usted: ¿cree que el IMAS debería aumentar significativamente las ayudas económicas, incluso sacrificando otros programas, o considera que la solución está en crear más oportunidades laborales formales para sacar a las familias de la pobreza estructural?