¡Ay, Dios mío, qué vara nos cayó encima! El Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE), esa prueba internacional que tanto esperábamos, acaba de arrojar resultados que, sinceramente, nos dejan más fríos que un raspao de guanabana en pleno diciembre. Después de varios años sin participar, Costa Rica volvió a someter a sus estudiantes de tercer a sexto grado a esta evaluación, esperando ver reflejado el esfuerzo de maestros y alumnos. Lo que encontramos, sin embargo, es un panorama bastante desalentador, un verdadero despiche educativo.
Para refrescarles la memoria, el ERCE es una especie de espejo regional que compara el rendimiento académico de los estudiantes en diferentes áreas: lectura, escritura, matemáticas, ciencias y habilidades socioemocionales. Participan países de toda Latinoamérica y el Caribe, lo cual nos permite ver dónde estamos parados en comparación con nuestros vecinos. Y vaya si estamos lejos, chavos. Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), unas 301 escuelas públicas y privadas, repartidas en las 27 direcciones regionales, participaron en estas pruebas, involucrando a unos 10 mil estudiantes. Un brete eso, coordinar todo eso.
Pero la coordinación es lo de menos cuando los números te golpean como un balazo. Ya lo habíamos visto en informes anteriores, pero ahora el ERCE lo confirma: tenemos un problema grave con la calidad de la educación. De hecho, el noveno informe del Estado de la Educación reveló que hace dos años, un buen porcentaje de nuestros niños de 10 años tenían serios problemas para escribir y leer correctamente. Pero esto es peor. El décimo informe, entregado apenas este año, reafirma la crisis con cifras impactantes: ¡el 90% de los estudiantes costarricenses se encuentra en el nivel mínimo o por debajo de lo esperado! ¡Un nueve cero por ciento, diay! ¿Dónde quedó el “pura vida” en las aulas?
José Leonardo Sánchez, el ministro de Educación, intentó ponerle una cara positiva a la cosa, diciendo que el ERCE es una herramienta valiosa para identificar fortalezas y oportunidades de mejora. Sí, claro, como decir que un vaso roto es bueno para regar plantas. Reconoció que el resultado no es el ideal, pero insistió en que Costa Rica sigue comprometida con una educación pública de calidad. La verdad, ministro, es que necesitamos acciones concretas, no solo palabras bonitas. El tiempo de excusas se acabó, pues. Estamos hablando del futuro de nuestros hijos, de nuestra sociedad.
Comparativamente, los resultados de Costa Rica son preocupantes en relación con otros países participantes. Argentina, Brasil, Chile, Colombia… todos muestran un desempeño superior en varias áreas. Eso duele, chavos, porque siempre nos hemos considerado líderes en educación en la región. Parece que nos hemos relajado, confiados en viejos esquemas que ya no funcionan. Tenemos que ponernos las pilas, replantearnos nuestras estrategias pedagógicas y, sobre todo, invertir en nuestros maestros, que son la base de todo este sistema.
Algunos expertos señalan que la pandemia agravó aún más la situación, generando rezagos significativos en el aprendizaje. Las clases virtuales fueron difíciles para muchos estudiantes, especialmente aquellos provenientes de hogares vulnerables que no contaban con acceso a internet ni a dispositivos electrónicos adecuados. Además, la falta de interacción social y el aislamiento afectaron el desarrollo socioemocional de los niños, dificultando su capacidad de concentración y motivación. Una torta, en serio.
La realidad es que este ERCE no es solo un número negativo, sino un llamado de atención urgente. No podemos seguir ignorando la crisis educativa que nos aqueja. Necesitamos un plan nacional de emergencia, con medidas claras y objetivos medibles. Invertir en programas de apoyo para estudiantes en riesgo, capacitar a los docentes en nuevas metodologías de enseñanza, mejorar la infraestructura escolar… son algunas de las acciones que debemos tomar. ¡Qué carga la que nos toca cargar!
Ahora, dejando de lado los tecnicismos y volviendo al tema de conversación: ¿ustedes creen que el MEP realmente va a tomar cartas en el asunto después de estos resultados tan alarmantes, o simplemente van a seguir maquillando la realidad? ¿Cuál debería ser la medida más urgente para revertir esta crisis educativa en Costa Rica? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero escuchar sus ideas!
Para refrescarles la memoria, el ERCE es una especie de espejo regional que compara el rendimiento académico de los estudiantes en diferentes áreas: lectura, escritura, matemáticas, ciencias y habilidades socioemocionales. Participan países de toda Latinoamérica y el Caribe, lo cual nos permite ver dónde estamos parados en comparación con nuestros vecinos. Y vaya si estamos lejos, chavos. Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), unas 301 escuelas públicas y privadas, repartidas en las 27 direcciones regionales, participaron en estas pruebas, involucrando a unos 10 mil estudiantes. Un brete eso, coordinar todo eso.
Pero la coordinación es lo de menos cuando los números te golpean como un balazo. Ya lo habíamos visto en informes anteriores, pero ahora el ERCE lo confirma: tenemos un problema grave con la calidad de la educación. De hecho, el noveno informe del Estado de la Educación reveló que hace dos años, un buen porcentaje de nuestros niños de 10 años tenían serios problemas para escribir y leer correctamente. Pero esto es peor. El décimo informe, entregado apenas este año, reafirma la crisis con cifras impactantes: ¡el 90% de los estudiantes costarricenses se encuentra en el nivel mínimo o por debajo de lo esperado! ¡Un nueve cero por ciento, diay! ¿Dónde quedó el “pura vida” en las aulas?
José Leonardo Sánchez, el ministro de Educación, intentó ponerle una cara positiva a la cosa, diciendo que el ERCE es una herramienta valiosa para identificar fortalezas y oportunidades de mejora. Sí, claro, como decir que un vaso roto es bueno para regar plantas. Reconoció que el resultado no es el ideal, pero insistió en que Costa Rica sigue comprometida con una educación pública de calidad. La verdad, ministro, es que necesitamos acciones concretas, no solo palabras bonitas. El tiempo de excusas se acabó, pues. Estamos hablando del futuro de nuestros hijos, de nuestra sociedad.
Comparativamente, los resultados de Costa Rica son preocupantes en relación con otros países participantes. Argentina, Brasil, Chile, Colombia… todos muestran un desempeño superior en varias áreas. Eso duele, chavos, porque siempre nos hemos considerado líderes en educación en la región. Parece que nos hemos relajado, confiados en viejos esquemas que ya no funcionan. Tenemos que ponernos las pilas, replantearnos nuestras estrategias pedagógicas y, sobre todo, invertir en nuestros maestros, que son la base de todo este sistema.
Algunos expertos señalan que la pandemia agravó aún más la situación, generando rezagos significativos en el aprendizaje. Las clases virtuales fueron difíciles para muchos estudiantes, especialmente aquellos provenientes de hogares vulnerables que no contaban con acceso a internet ni a dispositivos electrónicos adecuados. Además, la falta de interacción social y el aislamiento afectaron el desarrollo socioemocional de los niños, dificultando su capacidad de concentración y motivación. Una torta, en serio.
La realidad es que este ERCE no es solo un número negativo, sino un llamado de atención urgente. No podemos seguir ignorando la crisis educativa que nos aqueja. Necesitamos un plan nacional de emergencia, con medidas claras y objetivos medibles. Invertir en programas de apoyo para estudiantes en riesgo, capacitar a los docentes en nuevas metodologías de enseñanza, mejorar la infraestructura escolar… son algunas de las acciones que debemos tomar. ¡Qué carga la que nos toca cargar!
Ahora, dejando de lado los tecnicismos y volviendo al tema de conversación: ¿ustedes creen que el MEP realmente va a tomar cartas en el asunto después de estos resultados tan alarmantes, o simplemente van a seguir maquillando la realidad? ¿Cuál debería ser la medida más urgente para revertir esta crisis educativa en Costa Rica? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero escuchar sus ideas!