Mae, ¿ya vieron el novelón que se armó en Pavas? Resulta que con el basurero ilegal del Tajo Comag se está armando un despiche de los buenos, y ahora el Ministerio de Salud le tiró con todo a la Municipalidad de San José. La vara es que, según la ministra Mary Munive, mientras ellos se matan tratando de poner orden, en la Muni están como si nada, viendo para el techo. Esto ya pasó de ser un problema ambiental a un pleito político con la salud de miles de personas en el medio, una torta por donde se le vea.
La ministra Munive no se guardó nada y fue al grano: acusó al alcalde Diego Miranda de prácticamente mentirle a la gente. Dijo que Miranda anda por ahí afirmando que la Muni está haciendo un gran brete en la zona, cuando la realidad, según ella, es otra. Al parecer, todo el esfuerzo pesado lo ha hecho el Poder Ejecutivo. Hablamos de que la Fuerza Pública tuvo que meterse para garantizar seguridad, y que el INCOFER hasta puso unas barreras de metal para que los camiones ilegales dejen de entrar a botar chunches y basura como si la línea del tren fuera su basurero personal. Es decir, mientras otros sudan la gota gorda, la Muni parece estar jugando de banca.
Pero aquí es donde la cosa se pone peor. Resulta que en junio, en una de esas reuniones donde todo el mundo promete y se da la mano, la Municipalidad de San José se comprometió a instalar cámaras de vigilancia. Una solución lógica, ¿verdad? Ponerle ojos a la zona para ver quiénes son los vivos que llegan a contaminar. Diay, parece que esa promesa se fue al traste. Según la denuncia de Salud, las cámaras brillan por su ausencia. La Muni, que era la encargada de esa tarea específica, simplemente no cumplió. Uno se pregunta si se les olvidó, si no había plata o si simplemente no les dio la gana. Sea cual sea la excusa, con esa inacción se jalaron una torta monumental, porque sin vigilancia, el desorden sigue.
Como era de esperarse, la paciencia se acabó. El Ministerio de Salud ya no está para juegos y emitió una orden sanitaria urgente. Esto, en tico, significa que le dijeron a la Municipalidad: “O se ponen las pilas y arreglan este desastre YA, o aténganse a las consecuencias”. Es un manotazo en la mesa para forzar una reacción, porque la situación es insostenible. No estamos hablando de un charral cualquiera; es un foco de contaminación masivo que afecta directamente a las comunidades de Pavas. El Ministerio lo dejó clarísimo: van a defender el derecho de la gente a vivir en un ambiente sano, le guste a quien le guste.
Al final, lo que queda es una sensación de frustración total. Mientras los políticos se pasan la bola y se acusan en conferencias de prensa, los vecinos de Pavas son los que pagan los platos rotos, respirando quién sabe qué cochinadas. Este conflicto deja en evidencia, una vez más, lo complicado que es coordinar acciones entre instituciones en este país. La pregunta para nosotros, los que vemos el circo desde afuera, es clara: ¿Creen que esto es pura excusa de la Muni o la Ministra está exagerando para tirarle al nuevo alcalde? ¿Quién tiene que ponerse las pilas de verdad en esta vara?
La ministra Munive no se guardó nada y fue al grano: acusó al alcalde Diego Miranda de prácticamente mentirle a la gente. Dijo que Miranda anda por ahí afirmando que la Muni está haciendo un gran brete en la zona, cuando la realidad, según ella, es otra. Al parecer, todo el esfuerzo pesado lo ha hecho el Poder Ejecutivo. Hablamos de que la Fuerza Pública tuvo que meterse para garantizar seguridad, y que el INCOFER hasta puso unas barreras de metal para que los camiones ilegales dejen de entrar a botar chunches y basura como si la línea del tren fuera su basurero personal. Es decir, mientras otros sudan la gota gorda, la Muni parece estar jugando de banca.
Pero aquí es donde la cosa se pone peor. Resulta que en junio, en una de esas reuniones donde todo el mundo promete y se da la mano, la Municipalidad de San José se comprometió a instalar cámaras de vigilancia. Una solución lógica, ¿verdad? Ponerle ojos a la zona para ver quiénes son los vivos que llegan a contaminar. Diay, parece que esa promesa se fue al traste. Según la denuncia de Salud, las cámaras brillan por su ausencia. La Muni, que era la encargada de esa tarea específica, simplemente no cumplió. Uno se pregunta si se les olvidó, si no había plata o si simplemente no les dio la gana. Sea cual sea la excusa, con esa inacción se jalaron una torta monumental, porque sin vigilancia, el desorden sigue.
Como era de esperarse, la paciencia se acabó. El Ministerio de Salud ya no está para juegos y emitió una orden sanitaria urgente. Esto, en tico, significa que le dijeron a la Municipalidad: “O se ponen las pilas y arreglan este desastre YA, o aténganse a las consecuencias”. Es un manotazo en la mesa para forzar una reacción, porque la situación es insostenible. No estamos hablando de un charral cualquiera; es un foco de contaminación masivo que afecta directamente a las comunidades de Pavas. El Ministerio lo dejó clarísimo: van a defender el derecho de la gente a vivir en un ambiente sano, le guste a quien le guste.
Al final, lo que queda es una sensación de frustración total. Mientras los políticos se pasan la bola y se acusan en conferencias de prensa, los vecinos de Pavas son los que pagan los platos rotos, respirando quién sabe qué cochinadas. Este conflicto deja en evidencia, una vez más, lo complicado que es coordinar acciones entre instituciones en este país. La pregunta para nosotros, los que vemos el circo desde afuera, es clara: ¿Creen que esto es pura excusa de la Muni o la Ministra está exagerando para tirarle al nuevo alcalde? ¿Quién tiene que ponerse las pilas de verdad en esta vara?