¡Ay, Dios mío! Parece que la época de solcito eterno quedó atrás, diay. Después de varios días de aguaceros que agarraron a todos desprevenidos, todavía tenemos a 485 familias refugiándose en albergues temporales. Pura bronca pa’ la gente que vio su casa mojada hasta el techo y perdieron sus chinchorros, churros y achocolatados.
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) nos dice que sí, que ya bajó la cosa con la lluvia, pero todavía estamos sacando adelante a los que se fueron al garete por esos chaparrones. Según los datos, ayer solamente reportamos unos diez incidentes por inundaciones, pero eso no quita que miles siguen sufriendo las consecuencias de estos días de bendiciones... ¡con algunas goteras!
Y hablando de albergues, pues ahí andan, repletos. Tenemos a 14 almas en el salón comunal de Paraíso de Santa Cruz, que ni qué decir, seguro están buscando un poquito de privacidad entre tanto chunche empapado. Luego, en la escuela de Riojalandia en El Roble, ¡ufff!, 336 personas, la mitad probablemente pensando en cuándo van a poder volver a dormir en sus propias camas. Y para rematar, 135 personas se resguardan en la escuela Augusto Colombari en Barranca de Puntarenas. ¡Se le armó quite largo!
Lo bueno es que ahora que la lluvia dio una calma, los personeros de la CNE pueden echarle ojo a los daños y empezar a ver cómo vamos a arreglar este brete. Van a estar revisando los ríos Barranca y Naranjito con toda la maquinaria pesada y los técnicos del Ministerio de Obras Públicas. Se trata de encontrar dónde se tragó el agua y dónde necesitamos darle mantenimiento urgente a los caminos que quedaron con más material que carretera.
“Vamos a revisar bien los puntos críticos”, comentan desde la CNE, “para asegurarnos de que no haya sorpresas mayores si vuelven a caer las lluvias. No queremos que nadie se quede varado ni que alguna comunidad se vaya al traste por falta de previsión.” ¡Espero que así sea, mae! Que tengan cuidado con esas corrientes, que traen sorpresa.
Ahora, claro, la pregunta que queda en el aire es: ¿Cómo podemos prepararnos mejor para estas situaciones? Porque parece que los cambios climáticos nos están jugando sucio y los aguaceros intensos vienen para quedarse. Hay que fortalecer las defensas fluviales, mejorar los sistemas de drenaje y educar a la población sobre cómo actuar en caso de emergencia. Que cada quien haga su parte, aunque sea guardando los canalones limpios y no tirándole basura al río.
Y miren, señores, que a pesar de toda esta situación, la solidaridad tica sigue brillando. Vecinos ayudando a vecinos, organizaciones sociales movilizándose para llevar comida y ropa seca, voluntarios ofreciendo su tiempo y esfuerzo. Eso sí da gusto verlo, diay. Demuestra que, aunque nos toque pasar por momentos difíciles, siempre encontramos la manera de apoyarnos mutuamente. ¡Eso es lo que nos hace pura vida!
Pero dime, ¿qué te pareció la respuesta del gobierno ante esta crisis? ¿Crees que se podría haber hecho más para ayudar a las familias afectadas? ¿Y tú, qué medidas tomas en casa para protegerte de las inundaciones?
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) nos dice que sí, que ya bajó la cosa con la lluvia, pero todavía estamos sacando adelante a los que se fueron al garete por esos chaparrones. Según los datos, ayer solamente reportamos unos diez incidentes por inundaciones, pero eso no quita que miles siguen sufriendo las consecuencias de estos días de bendiciones... ¡con algunas goteras!
Y hablando de albergues, pues ahí andan, repletos. Tenemos a 14 almas en el salón comunal de Paraíso de Santa Cruz, que ni qué decir, seguro están buscando un poquito de privacidad entre tanto chunche empapado. Luego, en la escuela de Riojalandia en El Roble, ¡ufff!, 336 personas, la mitad probablemente pensando en cuándo van a poder volver a dormir en sus propias camas. Y para rematar, 135 personas se resguardan en la escuela Augusto Colombari en Barranca de Puntarenas. ¡Se le armó quite largo!
Lo bueno es que ahora que la lluvia dio una calma, los personeros de la CNE pueden echarle ojo a los daños y empezar a ver cómo vamos a arreglar este brete. Van a estar revisando los ríos Barranca y Naranjito con toda la maquinaria pesada y los técnicos del Ministerio de Obras Públicas. Se trata de encontrar dónde se tragó el agua y dónde necesitamos darle mantenimiento urgente a los caminos que quedaron con más material que carretera.
“Vamos a revisar bien los puntos críticos”, comentan desde la CNE, “para asegurarnos de que no haya sorpresas mayores si vuelven a caer las lluvias. No queremos que nadie se quede varado ni que alguna comunidad se vaya al traste por falta de previsión.” ¡Espero que así sea, mae! Que tengan cuidado con esas corrientes, que traen sorpresa.
Ahora, claro, la pregunta que queda en el aire es: ¿Cómo podemos prepararnos mejor para estas situaciones? Porque parece que los cambios climáticos nos están jugando sucio y los aguaceros intensos vienen para quedarse. Hay que fortalecer las defensas fluviales, mejorar los sistemas de drenaje y educar a la población sobre cómo actuar en caso de emergencia. Que cada quien haga su parte, aunque sea guardando los canalones limpios y no tirándole basura al río.
Y miren, señores, que a pesar de toda esta situación, la solidaridad tica sigue brillando. Vecinos ayudando a vecinos, organizaciones sociales movilizándose para llevar comida y ropa seca, voluntarios ofreciendo su tiempo y esfuerzo. Eso sí da gusto verlo, diay. Demuestra que, aunque nos toque pasar por momentos difíciles, siempre encontramos la manera de apoyarnos mutuamente. ¡Eso es lo que nos hace pura vida!
Pero dime, ¿qué te pareció la respuesta del gobierno ante esta crisis? ¿Crees que se podría haber hecho más para ayudar a las familias afectadas? ¿Y tú, qué medidas tomas en casa para protegerte de las inundaciones?