Mae, ¿se acuerda de esa vara larguísima llamada Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico? Sí, ese chunche con las siglas en inglés CPTPP que suena como un robot de Star Wars. Bueno, agárrese, porque parece que el tema va más en serio de lo que muchos pensábamos. Resulta que hace unos días, un equipo de negociadores ticos, con el Ministro de Comercio Exterior a la cabeza, se fue hasta Kuala Lumpur, en Malasia, a la tercera ronda de conversaciones para que nos dejen entrar a ese club de comercio gigante. Y por lo que se ve, no fueron solo a pasear y a comer satay; parece que la cosa va caminando, y bastante bien.
Lo que se discutió, en buen tico, fue poner las cartas sobre la mesa. Costa Rica llegó y dijo: "Maes, esto es lo que ofrecemos". Presentamos nuestras ofertas para venderles nuestros bienes (imagínese el café, la piña y los dispositivos médicos llegando sin tanto pero), para que nuestras empresas de servicios puedan competir allá, y para facilitar que nuestra gente de negocios pueda ir a bretear sin el despiche de visas que a veces se arma. Básicamente, es como llegar a una fiesta y decir: "Yo traigo los frescos, la música y pongo a bailar a la gente, ¡déjenme entrar!". Que ya nos estén escuchando y discutiendo los detalles es una señal buenísima. ¡Qué tuanis que el brete esté avanzando!
Y aquí es donde la cosa se pone interesante. El propio ministro de COMEX, Manuel Tovar, tiró una frase que resume toda la jugada. Dijo que, con el desorden mundial que hay, con las tensiones comerciales y con las cadenas de producción hechas un caos, para una economía pequeña como la nuestra, entrar a un bloque así es estratégicamente vital. O sea, en un mundo donde un día todo está bien y al otro se arma un pleito entre potencias que nos afecta a todos, amarrarnos a un grupo de países estables y con reglas claras es la movida más inteligente que podemos hacer. Es buscar refugio en un lugar seguro mientras afuera la tormenta está que arde. La verdad, tiene todo el sentido del mundo.
Pero vamos a lo que nos importa a la mayoría: ¿cómo nos beneficia esto en el día a día? Aquí es donde la vara se pone realmente buena. Primero, Japón. Mae, JAPÓN. Es la quinta economía del G7 y el inversionista asiático más importante que tenemos aquí. Con este acuerdo, nuestros productos podrían entrar a ese mercado con condiciones preferenciales. Imagínese el potencial para nuestros exportadores, ¡qué carga! Y no es solo para los grandotes. El acuerdo también incluye temas de cooperación para las PYMES. Esto no es pura hablada; se alinea con otras iniciativas del gobierno, como ese nuevo Fondo de Avales que busca apoyar a miles de pequeñas y medianas empresas. La idea es que el tratado no solo beneficie a las transnacionales, sino que también le dé un empujón a ese montón de gente que la pulsea todos los días con su propio negocio.
Para que se hagan una idea del tamaño del chunche al que queremos entrar: el CPTPP representa como el 15% de toda la economía mundial y tiene casi 600 millones de consumidores. Es un mercado integrado por países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, y los vecinos de la Alianza del Pacífico como México, Chile y Perú. Entrar ahí es, básicamente, poner a Costa Rica en una vitrina gigantesca. Significa más opciones para vender lo nuestro, pero también más opciones para comprar insumos más baratos y mejorar nuestra propia producción. La vara es de doble vía y, si se juega bien, podría salirnos a cachete. Claro, el diablo siempre está en los detalles y habrá que ver la letra menuda, pero el panorama inicial se ve prometedor.
Diay, maes, la pregunta del millón: ¿Ustedes qué opinan? ¿Es este el empujón que necesita el país o hay letra menuda que no estamos viendo? ¿Le tienen fe a esta vara o creen que es más de lo mismo? ¡Los leo en los comentarios!
Lo que se discutió, en buen tico, fue poner las cartas sobre la mesa. Costa Rica llegó y dijo: "Maes, esto es lo que ofrecemos". Presentamos nuestras ofertas para venderles nuestros bienes (imagínese el café, la piña y los dispositivos médicos llegando sin tanto pero), para que nuestras empresas de servicios puedan competir allá, y para facilitar que nuestra gente de negocios pueda ir a bretear sin el despiche de visas que a veces se arma. Básicamente, es como llegar a una fiesta y decir: "Yo traigo los frescos, la música y pongo a bailar a la gente, ¡déjenme entrar!". Que ya nos estén escuchando y discutiendo los detalles es una señal buenísima. ¡Qué tuanis que el brete esté avanzando!
Y aquí es donde la cosa se pone interesante. El propio ministro de COMEX, Manuel Tovar, tiró una frase que resume toda la jugada. Dijo que, con el desorden mundial que hay, con las tensiones comerciales y con las cadenas de producción hechas un caos, para una economía pequeña como la nuestra, entrar a un bloque así es estratégicamente vital. O sea, en un mundo donde un día todo está bien y al otro se arma un pleito entre potencias que nos afecta a todos, amarrarnos a un grupo de países estables y con reglas claras es la movida más inteligente que podemos hacer. Es buscar refugio en un lugar seguro mientras afuera la tormenta está que arde. La verdad, tiene todo el sentido del mundo.
Pero vamos a lo que nos importa a la mayoría: ¿cómo nos beneficia esto en el día a día? Aquí es donde la vara se pone realmente buena. Primero, Japón. Mae, JAPÓN. Es la quinta economía del G7 y el inversionista asiático más importante que tenemos aquí. Con este acuerdo, nuestros productos podrían entrar a ese mercado con condiciones preferenciales. Imagínese el potencial para nuestros exportadores, ¡qué carga! Y no es solo para los grandotes. El acuerdo también incluye temas de cooperación para las PYMES. Esto no es pura hablada; se alinea con otras iniciativas del gobierno, como ese nuevo Fondo de Avales que busca apoyar a miles de pequeñas y medianas empresas. La idea es que el tratado no solo beneficie a las transnacionales, sino que también le dé un empujón a ese montón de gente que la pulsea todos los días con su propio negocio.
Para que se hagan una idea del tamaño del chunche al que queremos entrar: el CPTPP representa como el 15% de toda la economía mundial y tiene casi 600 millones de consumidores. Es un mercado integrado por países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, y los vecinos de la Alianza del Pacífico como México, Chile y Perú. Entrar ahí es, básicamente, poner a Costa Rica en una vitrina gigantesca. Significa más opciones para vender lo nuestro, pero también más opciones para comprar insumos más baratos y mejorar nuestra propia producción. La vara es de doble vía y, si se juega bien, podría salirnos a cachete. Claro, el diablo siempre está en los detalles y habrá que ver la letra menuda, pero el panorama inicial se ve prometedor.
Diay, maes, la pregunta del millón: ¿Ustedes qué opinan? ¿Es este el empujón que necesita el país o hay letra menuda que no estamos viendo? ¿Le tienen fe a esta vara o creen que es más de lo mismo? ¡Los leo en los comentarios!