Diay, maes, cuando uno cree que ya ha visto todo con los vecinos del norte, se mandan con una nueva genialidad. Resulta que la pareja presidencial de Nicaragua, Daniel Ortega y Rosario Murillo, decidieron que la mejor forma de combatir el narco y el crimen organizado no era, no sé, con más policías o inteligencia, sino básicamente borrando del mapa la propiedad privada en toda la franja fronteriza. Así como lo leen. Se jalaron una torta de proporciones épicas que ya tiene a medio mundo con los pelos de punta, y con toda la razón del mundo.
Vamos por partes para entender el despiche. La Asamblea Nacional nica, que para efectos prácticos es la oficina de sellos de Ortega y Murillo, aprobó una ley que convierte en “propiedad del Estado” una franja de 15 kilómetros desde sus fronteras con Honduras y con nosotros, aquí en Costa Rica. La excusa oficial es la “seguridad nacional”. Pero, como ya sabemos, cuando un gobierno autoritario habla de “seguridad”, usualmente significa “inseguridad” para el ciudadano de a pie. Aunque el discurso oficial dice que no se va a afectar a los pobladores, la oposición nica en el exilio (muchos de ellos aquí, pulseándola) ya pegaron el grito al cielo, diciendo que esto es, simple y sencillamente, una confiscación masiva con nombre bonito.
Y claro, los gringos no se quedaron callados. La embajada de Estados Unidos en Managua soltó una advertencia que es todo menos diplomática. En pocas palabras, le dijeron a cualquier inversionista estadounidense que ni se le ocurra meter plata en Nicaragua ahora mismo. Señalaron que esta vara “devasta decenas de comunidades y pone en riesgo las vidas y sustento de miles de personas”. O sea, si tenías una finquita, un hotelito o cualquier chunche con valor en esa zona, ¡qué sal! De un plumazo, el Estado puede decidir que ahora es de ellos. Esto no es un simple riesgo de negocio; es como jugar a la ruleta rusa con la escritura de propiedad.
Lo más interesante, o más bien preocupante, es lo que se dice tras bambalinas. La excomandante guerrillera Dora María Téllez, una antigua aliada de Ortega que ahora está exiliada, acusó directamente a la pareja presidencial de montar todo este teatro no por seguridad, sino para entregarles esas tierras a sus compas de negocios, específicamente a empresas mineras chinas. Por su lado, el Movimiento Campesino, cuyos líderes también andan por acá, reforzó la idea de que este es otro capítulo en la novela de confiscaciones que ha afectado principalmente a territorios indígenas y afrodescendientes. En resumen: un brete para quitarle la tierra a los más vulnerables y dársela a quien pague mejor.
Al final del día, maes, este enredo nos salpica directamente. Tener un vecino que de la noche a la mañana decide cambiar las reglas del juego de esta manera genera una inestabilidad que se siente a este lado del río San Juan. La confianza para invertir en la región se va al traste y la presión sobre nuestra frontera, que ya es compleja, solo puede aumentar. Porque cuando a la gente le quitan todo, ¿adivinen para dónde agarran? Es una situación terrible para el pueblo nicaragüense y una luz de alerta gigante para nosotros. Y ahora les pregunto a ustedes, los cargas de este foro: **Más allá del despiche interno de Nicaragua, ¿cómo creen que esta vara nos va a afectar aquí a mediano plazo? ¿Más presión en la frontera, se frena la inversión en toda la región o es solo bulla y no pasará a más?** Los leo.
Vamos por partes para entender el despiche. La Asamblea Nacional nica, que para efectos prácticos es la oficina de sellos de Ortega y Murillo, aprobó una ley que convierte en “propiedad del Estado” una franja de 15 kilómetros desde sus fronteras con Honduras y con nosotros, aquí en Costa Rica. La excusa oficial es la “seguridad nacional”. Pero, como ya sabemos, cuando un gobierno autoritario habla de “seguridad”, usualmente significa “inseguridad” para el ciudadano de a pie. Aunque el discurso oficial dice que no se va a afectar a los pobladores, la oposición nica en el exilio (muchos de ellos aquí, pulseándola) ya pegaron el grito al cielo, diciendo que esto es, simple y sencillamente, una confiscación masiva con nombre bonito.
Y claro, los gringos no se quedaron callados. La embajada de Estados Unidos en Managua soltó una advertencia que es todo menos diplomática. En pocas palabras, le dijeron a cualquier inversionista estadounidense que ni se le ocurra meter plata en Nicaragua ahora mismo. Señalaron que esta vara “devasta decenas de comunidades y pone en riesgo las vidas y sustento de miles de personas”. O sea, si tenías una finquita, un hotelito o cualquier chunche con valor en esa zona, ¡qué sal! De un plumazo, el Estado puede decidir que ahora es de ellos. Esto no es un simple riesgo de negocio; es como jugar a la ruleta rusa con la escritura de propiedad.
Lo más interesante, o más bien preocupante, es lo que se dice tras bambalinas. La excomandante guerrillera Dora María Téllez, una antigua aliada de Ortega que ahora está exiliada, acusó directamente a la pareja presidencial de montar todo este teatro no por seguridad, sino para entregarles esas tierras a sus compas de negocios, específicamente a empresas mineras chinas. Por su lado, el Movimiento Campesino, cuyos líderes también andan por acá, reforzó la idea de que este es otro capítulo en la novela de confiscaciones que ha afectado principalmente a territorios indígenas y afrodescendientes. En resumen: un brete para quitarle la tierra a los más vulnerables y dársela a quien pague mejor.
Al final del día, maes, este enredo nos salpica directamente. Tener un vecino que de la noche a la mañana decide cambiar las reglas del juego de esta manera genera una inestabilidad que se siente a este lado del río San Juan. La confianza para invertir en la región se va al traste y la presión sobre nuestra frontera, que ya es compleja, solo puede aumentar. Porque cuando a la gente le quitan todo, ¿adivinen para dónde agarran? Es una situación terrible para el pueblo nicaragüense y una luz de alerta gigante para nosotros. Y ahora les pregunto a ustedes, los cargas de este foro: **Más allá del despiche interno de Nicaragua, ¿cómo creen que esta vara nos va a afectar aquí a mediano plazo? ¿Más presión en la frontera, se frena la inversión en toda la región o es solo bulla y no pasará a más?** Los leo.