Maes, en serio, a veces la política tica parece un guion de serie de Netflix, y el capítulo de esta semana en Pueblo Soberano (PPSO) está para comerse las uñas. ¡Qué despiche se tienen montado! Cuando uno pensaba que el movimiento “chavista” iba a marchar como un solo hombre hacia el 2026, sale la mismísima Pilar Cisneros, la arquitecta de la comunicación del oficialismo, a mandarle un filazo público a su propia candidata, Laura Fernández. Y no fue cualquier cosa, básicamente le dijo, con palabras bonitas, que no sabe comunicar. ¡Plop! Como diría Condorito.
Analicemos la vara con calma. Pilar, en una entrevista, se mandó diciendo que a doña Laura “le cuesta concretar una idea sencilla” y que su lenguaje es “excesivamente burocrático”. Diay, mae, para un político, eso es como decirle a un futbolista que no sabe patear una bola. Lo más carga de todo es la ironía: Cisneros, la supuesta estratega de comunicación del partido (aunque ya renunció a ese brete), está ventilando en medios las “oportunidades de mejora” de su candidata. O sea, en lugar de decírselo en una reunión privada, con un cafecito, prefiere hacerlo frente a todo el país. Eso no es una crítica constructiva, eso es marcar territorio y dejar claro quién manda en el área que ella domina.
Pero esta torta no es un evento aislado. El artículo de CRHoy es clarísimo al conectar los puntos. Esto es la punta del iceberg de un montón de contradicciones que pintan un panorama interno caótico. ¿Se acuerdan de la vara del famoso “librillo de estrategia” para distraer a la oposición? Laura Fernández lo confirma, y días después sale Pilar a decir que “no es que existe un libro” como tal. Maes, ¡pónganse de acuerdo! Es una señal de que la comunicación entre las dos figuras más visibles del partido está más cortada que el servicio de internet en media tormenta. O una no le cuenta nada a la otra, o simplemente cada una jala para su lado. ¡Qué sal para la campaña!
Y si nos vamos más atrás, la cosa se pone peor. Pilar Cisneros ha sido la reina de la ambigüedad con respecto a Laura Fernández. Primero dijo que no estaba segura si PPSO era el partido para la continuidad, luego, cuando le preguntaron directamente por la candidatura de Fernández, su respuesta fue un seco “no sé”. ¡Imagínense! Y remató con aquello de que “hay que ver el menú completo”, ninguneando a la que ya casi era la candidata oficial. Todo esto, sumado al audio controversial de la presidenta del partido, Mayuli Ortega, rajando de la propia Pilar, dibuja un partido que parece un chunche armado con piezas de cinco rompecabezas distintos. No hay coherencia, no hay unidad y, lo más importante, no parece haber confianza.
Al final del día, lo que Pilar Cisneros está haciendo es una jugada de poder de manual. Al decir que Fernández necesita aprender del “magnífico maestro” Rodrigo Chaves, no solo la disminuye, sino que se posiciona a sí misma como la verdadera heredera del “estilo Chaves”, ese que, según ella, sí “conecta con la gente”. Es un recordatorio de que, aunque Laura Fernández sea la cara en la papeleta, el poder, la estrategia y el ADN del movimiento siguen bajo el control de otros. Con este nivel de “fuego amigo” tan visible, el plan de un chavismo unido y fuerte para el 2026 corre el riesgo de irse al traste antes de empezar.
Así que les pregunto, foreros: ¿Ustedes creen que esto es solo una crítica “sincera” de Pilar para “ayudar” a su candidata? ¿O es la primera ficha de dominó en una guerra interna donde, al final, Pilar le está serruchando el piso a Laura Fernández a propósito para mantener el control?
Analicemos la vara con calma. Pilar, en una entrevista, se mandó diciendo que a doña Laura “le cuesta concretar una idea sencilla” y que su lenguaje es “excesivamente burocrático”. Diay, mae, para un político, eso es como decirle a un futbolista que no sabe patear una bola. Lo más carga de todo es la ironía: Cisneros, la supuesta estratega de comunicación del partido (aunque ya renunció a ese brete), está ventilando en medios las “oportunidades de mejora” de su candidata. O sea, en lugar de decírselo en una reunión privada, con un cafecito, prefiere hacerlo frente a todo el país. Eso no es una crítica constructiva, eso es marcar territorio y dejar claro quién manda en el área que ella domina.
Pero esta torta no es un evento aislado. El artículo de CRHoy es clarísimo al conectar los puntos. Esto es la punta del iceberg de un montón de contradicciones que pintan un panorama interno caótico. ¿Se acuerdan de la vara del famoso “librillo de estrategia” para distraer a la oposición? Laura Fernández lo confirma, y días después sale Pilar a decir que “no es que existe un libro” como tal. Maes, ¡pónganse de acuerdo! Es una señal de que la comunicación entre las dos figuras más visibles del partido está más cortada que el servicio de internet en media tormenta. O una no le cuenta nada a la otra, o simplemente cada una jala para su lado. ¡Qué sal para la campaña!
Y si nos vamos más atrás, la cosa se pone peor. Pilar Cisneros ha sido la reina de la ambigüedad con respecto a Laura Fernández. Primero dijo que no estaba segura si PPSO era el partido para la continuidad, luego, cuando le preguntaron directamente por la candidatura de Fernández, su respuesta fue un seco “no sé”. ¡Imagínense! Y remató con aquello de que “hay que ver el menú completo”, ninguneando a la que ya casi era la candidata oficial. Todo esto, sumado al audio controversial de la presidenta del partido, Mayuli Ortega, rajando de la propia Pilar, dibuja un partido que parece un chunche armado con piezas de cinco rompecabezas distintos. No hay coherencia, no hay unidad y, lo más importante, no parece haber confianza.
Al final del día, lo que Pilar Cisneros está haciendo es una jugada de poder de manual. Al decir que Fernández necesita aprender del “magnífico maestro” Rodrigo Chaves, no solo la disminuye, sino que se posiciona a sí misma como la verdadera heredera del “estilo Chaves”, ese que, según ella, sí “conecta con la gente”. Es un recordatorio de que, aunque Laura Fernández sea la cara en la papeleta, el poder, la estrategia y el ADN del movimiento siguen bajo el control de otros. Con este nivel de “fuego amigo” tan visible, el plan de un chavismo unido y fuerte para el 2026 corre el riesgo de irse al traste antes de empezar.
Así que les pregunto, foreros: ¿Ustedes creen que esto es solo una crítica “sincera” de Pilar para “ayudar” a su candidata? ¿O es la primera ficha de dominó en una guerra interna donde, al final, Pilar le está serruchando el piso a Laura Fernández a propósito para mantener el control?