Mae, a veces uno se levanta, se hace un cafecito, revisa las noticias y tiene esa sensación de déjà vu. Como si estuviéramos atrapados en el Día de la Marmota, pero versión tica. Y el protagonista de nuestra película repetida tiene nombre y apellido: Celso Gamboa. Cada vez que uno piensa que la vara ya va a avanzar, ¡pum!, sale un nuevo capítulo que parece escrito por un guionista con demasiado tiempo libre. La última es que el mismísimo Gamboa, el extraditable, pidió la palabra para decir que él es "el más interesado" en que este juicio termine. Casi nada.
Diay, seamos honestos, la frase tiene su toque. Por un lado, suena casi a una súplica, la de un hombre que se siente arrastrado por un sistema que él mismo conoce desde adentro. Por otro, huele a jugada maestra de ajedrez mediático. Pararse frente a un tribunal y decir "tranquilos, yo quiero que esto acabe ya", mientras tu defensa presenta una nueva solicitud para quitar a los jueces del caso, es, por lo menos, una movida audaz. Gamboa se queja de que lo han presentado como "el narco de narcos" y describe sus traslados a la corte, con seguridad de estándares altísimos, como algo "histórico". No es un juicio, es un evento.
Y aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La estrategia de la defensa, que Gamboa apoya, es pedir la recusación de los jueces. En tico: pedir que los cambien porque, supuestamente, no serían imparciales al haber admitido que ya leyeron el expediente, aunque no "a fondo". Para cualquier persona que no esté metida en el brete legal, esto suena a una excusa para alargar la agonía. Y así, el juicio que ya se siente eterno, se vuelve un poquito más eterno. Es un despiche procesal que, más que garantizar justicia, parece garantizar titulares y horas de discusión en sobremesas.
Lo más irónico es que Gamboa, un exmagistrado, conoce cada recoveco, cada truco y cada maña del sistema judicial. Él no es un novato enfrentando la maquinaria por primera vez. Sabe exactamente qué botones apretar para que el engranaje se trabe. Esta solicitud de separar a los jueces no es un acto impulsivo; es una táctica calculada. Mientras tanto, el resto del país observa este espectáculo con una mezcla de cansancio, morbo y una creciente desconfianza en que la justicia, al final del día, realmente llegue a buen puerto para alguien.
Y mientras esta novela judicial acapara la atención, la vida real sigue allá afuera, golpeando duro. La Ruta 32 cerrada otra vez, un motociclista que pierde la vida en un choque en Garabito, tragedias familiares que nos encogen el corazón... Es un contraste brutal. Tenemos un drama legal de alto perfil que se mueve a paso de tortuga, y por otro lado, la urgencia y el dolor del día a día que no espera por nadie. A veces pareciera que como país estamos salados, atrapados entre los problemas que no se resuelven nunca y las tragedias que nos caen sin aviso.
Al final, la declaración de Gamboa nos deja con más preguntas que respuestas. ¿Es realmente el grito desesperado de un hombre que busca un cierre, o es la última cortina de humo en un show que ya se alargó demasiado? Aquí en el foro siempre le entramos a todo, así que les lanzo la pregunta: más allá de si Gamboa es culpable o inocente, ¿creen que este tipo de espectáculos mediáticos le hacen un favor a la justicia tica, o más bien la desgastan y le quitan seriedad ante la gente? Los leo.
Diay, seamos honestos, la frase tiene su toque. Por un lado, suena casi a una súplica, la de un hombre que se siente arrastrado por un sistema que él mismo conoce desde adentro. Por otro, huele a jugada maestra de ajedrez mediático. Pararse frente a un tribunal y decir "tranquilos, yo quiero que esto acabe ya", mientras tu defensa presenta una nueva solicitud para quitar a los jueces del caso, es, por lo menos, una movida audaz. Gamboa se queja de que lo han presentado como "el narco de narcos" y describe sus traslados a la corte, con seguridad de estándares altísimos, como algo "histórico". No es un juicio, es un evento.
Y aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. La estrategia de la defensa, que Gamboa apoya, es pedir la recusación de los jueces. En tico: pedir que los cambien porque, supuestamente, no serían imparciales al haber admitido que ya leyeron el expediente, aunque no "a fondo". Para cualquier persona que no esté metida en el brete legal, esto suena a una excusa para alargar la agonía. Y así, el juicio que ya se siente eterno, se vuelve un poquito más eterno. Es un despiche procesal que, más que garantizar justicia, parece garantizar titulares y horas de discusión en sobremesas.
Lo más irónico es que Gamboa, un exmagistrado, conoce cada recoveco, cada truco y cada maña del sistema judicial. Él no es un novato enfrentando la maquinaria por primera vez. Sabe exactamente qué botones apretar para que el engranaje se trabe. Esta solicitud de separar a los jueces no es un acto impulsivo; es una táctica calculada. Mientras tanto, el resto del país observa este espectáculo con una mezcla de cansancio, morbo y una creciente desconfianza en que la justicia, al final del día, realmente llegue a buen puerto para alguien.
Y mientras esta novela judicial acapara la atención, la vida real sigue allá afuera, golpeando duro. La Ruta 32 cerrada otra vez, un motociclista que pierde la vida en un choque en Garabito, tragedias familiares que nos encogen el corazón... Es un contraste brutal. Tenemos un drama legal de alto perfil que se mueve a paso de tortuga, y por otro lado, la urgencia y el dolor del día a día que no espera por nadie. A veces pareciera que como país estamos salados, atrapados entre los problemas que no se resuelven nunca y las tragedias que nos caen sin aviso.
Al final, la declaración de Gamboa nos deja con más preguntas que respuestas. ¿Es realmente el grito desesperado de un hombre que busca un cierre, o es la última cortina de humo en un show que ya se alargó demasiado? Aquí en el foro siempre le entramos a todo, así que les lanzo la pregunta: más allá de si Gamboa es culpable o inocente, ¿creen que este tipo de espectáculos mediáticos le hacen un favor a la justicia tica, o más bien la desgastan y le quitan seriedad ante la gente? Los leo.