Maes, pregunta seria: ¿soy el único que siente que mientras el país está prendido en llamas con la inseguridad, en Zapote y alrededores se están jalando una torta monumental con el timing? Diay, es que no hay otra forma de decirlo. Apenas estamos calentando motores para el 2026 y ya el tema que acapara titulares no es cómo vamos a solucionar el despiche de la violencia, sino la famosa vara de la reelección consecutiva. De verdad que a veces pareciera que la agenda de los políticos vive en un universo paralelo al del resto de nosotros.
El combo del oficialismo, o "chavismo" como ya les dicen, salió con todo. La vara la puso sobre la mesa Laura Fernández, y ahora la orquesta la siguen figuras como José Miguel Villalobos (el abogado del presi), la exjerarca de la Caja, Marta Esquivel, y el expresidente del AyA, Juan Manuel Quesada. El argumento de ellos es, en resumen, que este gobierno ha hecho tan buen brete que sería un pecado no darle chance a Chaves de seguir cuatro años más, así, de una. Según ellos, ojo, no es indefinida, sino "a la gringa": un mandato más y listo. Esquivel incluso dijo que es la "primera vez que el país se lo plantea" por lo "bien que lo están haciendo". Un argumento que, como mínimo, se siente un toque triunfalista.
Pero, como era de esperarse, del otro lado de la acera la gente no se quedó callada. Y con buena razón. Figuras como Natalia Díaz (que, irónicamente, fue ministra de Chaves), Juan Carlos Hidalgo del PUSC y Ariel Robles del Frente Amplio, básicamente dijeron: "un momentito, ¿de qué estamos hablando?". El argumento de ellos es doble y suena bastante lógico: primero, ¿cómo se ponen a discutir este chunche con la crisis de seguridad que tenemos? Es como si tu casa se está inundando y te pones a discutir si cambias el color de las paredes. Y segundo, y quizás más importante, el miedo de que esta vara sea el primer paso para que la democracia se vaya al traste, como ha pasado en otros países vecinos que empezaron con un "solo una vez más" y terminaron en dictaduras de facto. El fantasma de El Salvador, Nicaragua y Venezuela siempre anda cerca.
Y aquí es donde la vara se pone más interesante, porque esto no es solo un debate legaloide sobre un artículo de la Constitución. Piénsenlo, mae. Lanzar este tema ahora es una jugada maestra de ajedrez político. Desvía por completo la atención de los problemas que sí le duelen a la gente en el día a día (el costo de la vida, la inseguridad, el brete) y convierte la próxima campaña electoral en un referéndum sobre la figura de Rodrigo Chaves. Ya no se discutirían tanto los planes de gobierno de los otros candidatos, sino un simple "¿Chaves sí o Chaves no?". Es una forma de polarizar y energizar a su base desde ya. Un movimiento que, políticamente, es ¡qué nivel de astucia!, aunque para el país pueda ser un dolor de cabeza innecesario y peligroso.
Diay, al final del día quedamos en medio de un fuego cruzado. Por un lado, los que creen que darle continuidad a un "buen gobierno" es madurez democrática. Por otro, los que ven en esto la receta para un desastre autoritario y una cortina de humo para no hablar de lo que de verdad importa. Estamos a casi dos años de las elecciones y el despiche ya empezó, marcando la cancha de lo que será una de las campañas más tensas que recordemos. La pregunta del millón queda en el aire para todos nosotros, los que andamos a pie y vemos los toros desde la barrera.
Y ustedes, maes, ¿qué opinan? ¿Es la reelección consecutiva una herramienta válida para darle continuidad a un proyecto que consideran bueno, o es una puerta peligrosa que es mejor ni abrir en Costa Rica?
El combo del oficialismo, o "chavismo" como ya les dicen, salió con todo. La vara la puso sobre la mesa Laura Fernández, y ahora la orquesta la siguen figuras como José Miguel Villalobos (el abogado del presi), la exjerarca de la Caja, Marta Esquivel, y el expresidente del AyA, Juan Manuel Quesada. El argumento de ellos es, en resumen, que este gobierno ha hecho tan buen brete que sería un pecado no darle chance a Chaves de seguir cuatro años más, así, de una. Según ellos, ojo, no es indefinida, sino "a la gringa": un mandato más y listo. Esquivel incluso dijo que es la "primera vez que el país se lo plantea" por lo "bien que lo están haciendo". Un argumento que, como mínimo, se siente un toque triunfalista.
Pero, como era de esperarse, del otro lado de la acera la gente no se quedó callada. Y con buena razón. Figuras como Natalia Díaz (que, irónicamente, fue ministra de Chaves), Juan Carlos Hidalgo del PUSC y Ariel Robles del Frente Amplio, básicamente dijeron: "un momentito, ¿de qué estamos hablando?". El argumento de ellos es doble y suena bastante lógico: primero, ¿cómo se ponen a discutir este chunche con la crisis de seguridad que tenemos? Es como si tu casa se está inundando y te pones a discutir si cambias el color de las paredes. Y segundo, y quizás más importante, el miedo de que esta vara sea el primer paso para que la democracia se vaya al traste, como ha pasado en otros países vecinos que empezaron con un "solo una vez más" y terminaron en dictaduras de facto. El fantasma de El Salvador, Nicaragua y Venezuela siempre anda cerca.
Y aquí es donde la vara se pone más interesante, porque esto no es solo un debate legaloide sobre un artículo de la Constitución. Piénsenlo, mae. Lanzar este tema ahora es una jugada maestra de ajedrez político. Desvía por completo la atención de los problemas que sí le duelen a la gente en el día a día (el costo de la vida, la inseguridad, el brete) y convierte la próxima campaña electoral en un referéndum sobre la figura de Rodrigo Chaves. Ya no se discutirían tanto los planes de gobierno de los otros candidatos, sino un simple "¿Chaves sí o Chaves no?". Es una forma de polarizar y energizar a su base desde ya. Un movimiento que, políticamente, es ¡qué nivel de astucia!, aunque para el país pueda ser un dolor de cabeza innecesario y peligroso.
Diay, al final del día quedamos en medio de un fuego cruzado. Por un lado, los que creen que darle continuidad a un "buen gobierno" es madurez democrática. Por otro, los que ven en esto la receta para un desastre autoritario y una cortina de humo para no hablar de lo que de verdad importa. Estamos a casi dos años de las elecciones y el despiche ya empezó, marcando la cancha de lo que será una de las campañas más tensas que recordemos. La pregunta del millón queda en el aire para todos nosotros, los que andamos a pie y vemos los toros desde la barrera.
Y ustedes, maes, ¿qué opinan? ¿Es la reelección consecutiva una herramienta válida para darle continuidad a un proyecto que consideran bueno, o es una puerta peligrosa que es mejor ni abrir en Costa Rica?