Bueno, maes, se acabó el gentío en Cartago, la Basílica ya puede respirar un poco y el olor a olla de carne vuelve a ser el protagonista en la Vieja Metrópoli. Como todos los años después del 2 de agosto, es momento de hacer el recuento de los daños, las alegrías y, sobre todo, de analizar los números fríos que nos deja la peregrinación más grande del país. Y ojo, porque este año la vara viene con un giro bastante interesante que vale la pena desmenuzar.
La Cruz Roja acaba de soltar su balance final del Operativo Romería 2025 y, para empezar, hay que decirlo claro: ¡qué nivel de brete el que se mandaron! Atendieron a un total de 2.204 personas. La cifra suena grande, y lo es. Pero el dato que de verdad impresiona es el del pico de la noche: entre las 9:30 p.m. del 1 de agosto y las 7:30 a.m. del 2, estaban atendiendo a un romero prácticamente cada 38 segundos. Hagan la mate. Es una locura logística y humana. Solo en esas horas, se despacharon más de mil atenciones. ¡Qué carga!
Pero aquí viene lo más tuanis de todo el asunto, y la razón del titular. Este año hubo 156 atenciones MENOS que en la Romería 2024. Y no, no fue de pura suerte ni porque fuera menos gente. La misma Cruz Roja atribuye esta reducción a que los romeros, al parecer, nos estamos poniendo las pilas. La gente se portó a cachete con las recomendaciones: más hidratación, más protección contra el sol, mejor planificación. Parece que el mensaje de autocuidado por fin está calando y la gente entiende que la fe no está peleada con llevar una buena botella de agua y un sombrero.
Ahora, que nadie se equivoque. Un balance positivo no significa que todo fuera un paseo por el parque. Obvio, con miles y miles de personas caminando kilómetros, siempre van a haber sus tortas. Y no me refiero a que la organización se jalara una, sino a las que nos pasan a nosotros. Las causas de atención siguen siendo las clásicas: golpes de calor para los valientes que caminaron de día, dolores musculares de todo tipo y, por supuesto, la medalla de honor de todo romero: las ampollas en los pies. Además, hubo 49 traslados a centros médicos, y de esos, 9 iban en condición crítica. Eso nos recuerda que, aunque la tendencia es buena, esta caminata no es un chiste.
Diay, uno ve estos números, el despliegue de más de 600 cruzrojistas voluntarios y más de 100 chunches de emergencia, y es imposible no sentir un respeto enorme. Pero más allá del aplauso, que se lo tienen más que ganado, esto nos deja pensando. ¿Será que por fin estamos llegando a un punto de madurez como país en eventos masivos? ¿Estamos aprendiendo a cuidarnos más para depender menos de los cuerpos de emergencia? Estas cifras parecen decir que sí, que vamos por buen camino. Es un reflejo de que la fe y la devoción pueden ir de la mano con la responsabilidad y la preparación.
Al final del día, el gran titular no es solo la eficiencia de la Cruz Roja, sino ese pequeño pero significativo descenso en las emergencias. Es una victoria silenciosa, una que se construye con cada romero que decidió llenar su botella una vez más o se detuvo a descansar cinco minutos bajo un árbol. Esos maes y güilas de la Cruz Roja son unos carga, sin duda, pero este año parte del éxito también es nuestro. Ahora la pregunta para el foro es: ¿Ustedes qué dicen? ¿Fueron a la Romería? ¿Notaron este cambio de actitud en la gente o fue pura casualidad? ¿Creen que esta tendencia de autocuidado se va a mantener para los próximos años?
La Cruz Roja acaba de soltar su balance final del Operativo Romería 2025 y, para empezar, hay que decirlo claro: ¡qué nivel de brete el que se mandaron! Atendieron a un total de 2.204 personas. La cifra suena grande, y lo es. Pero el dato que de verdad impresiona es el del pico de la noche: entre las 9:30 p.m. del 1 de agosto y las 7:30 a.m. del 2, estaban atendiendo a un romero prácticamente cada 38 segundos. Hagan la mate. Es una locura logística y humana. Solo en esas horas, se despacharon más de mil atenciones. ¡Qué carga!
Pero aquí viene lo más tuanis de todo el asunto, y la razón del titular. Este año hubo 156 atenciones MENOS que en la Romería 2024. Y no, no fue de pura suerte ni porque fuera menos gente. La misma Cruz Roja atribuye esta reducción a que los romeros, al parecer, nos estamos poniendo las pilas. La gente se portó a cachete con las recomendaciones: más hidratación, más protección contra el sol, mejor planificación. Parece que el mensaje de autocuidado por fin está calando y la gente entiende que la fe no está peleada con llevar una buena botella de agua y un sombrero.
Ahora, que nadie se equivoque. Un balance positivo no significa que todo fuera un paseo por el parque. Obvio, con miles y miles de personas caminando kilómetros, siempre van a haber sus tortas. Y no me refiero a que la organización se jalara una, sino a las que nos pasan a nosotros. Las causas de atención siguen siendo las clásicas: golpes de calor para los valientes que caminaron de día, dolores musculares de todo tipo y, por supuesto, la medalla de honor de todo romero: las ampollas en los pies. Además, hubo 49 traslados a centros médicos, y de esos, 9 iban en condición crítica. Eso nos recuerda que, aunque la tendencia es buena, esta caminata no es un chiste.
Diay, uno ve estos números, el despliegue de más de 600 cruzrojistas voluntarios y más de 100 chunches de emergencia, y es imposible no sentir un respeto enorme. Pero más allá del aplauso, que se lo tienen más que ganado, esto nos deja pensando. ¿Será que por fin estamos llegando a un punto de madurez como país en eventos masivos? ¿Estamos aprendiendo a cuidarnos más para depender menos de los cuerpos de emergencia? Estas cifras parecen decir que sí, que vamos por buen camino. Es un reflejo de que la fe y la devoción pueden ir de la mano con la responsabilidad y la preparación.
Al final del día, el gran titular no es solo la eficiencia de la Cruz Roja, sino ese pequeño pero significativo descenso en las emergencias. Es una victoria silenciosa, una que se construye con cada romero que decidió llenar su botella una vez más o se detuvo a descansar cinco minutos bajo un árbol. Esos maes y güilas de la Cruz Roja son unos carga, sin duda, pero este año parte del éxito también es nuestro. Ahora la pregunta para el foro es: ¿Ustedes qué dicen? ¿Fueron a la Romería? ¿Notaron este cambio de actitud en la gente o fue pura casualidad? ¿Creen que esta tendencia de autocuidado se va a mantener para los próximos años?