No debes tomar decisiones importantes con hambre¡
Cuando tenemos hambre nuestro cuerpo produce todo tipo de cambios químicos y físicos para asegurarse de que todo sigue funcionando correctamente. También, cambia la forma en la cual funciona tu metabolismo, si tu estómago produce ácidos e incluso si el cerebro comienza a romper nuestro cuerpo.
Comer es básicamente el trabajo principal de un organismo vivo, pero pareciera que en el momento que empezamos a sentir hambre, nos cambia la visión de todo nuestro alrededor, pareciera que tenemos unos lentes especiales que nos hacen ver el mundo diferente.
¿Qué pasa cuando tenemos hambre?
Según un nuevo estudio, el cuerpo libera una hormona llamada ghrelina (GREL-in) cuando estamos hambrientos que hace a la gente más impulsiva. La ghrelina y la leptina son hormonas que se encargan de regular el hambre y la saciedad. La ghrelina se libera en el tracto gastrointestinal, mandando mensajes de comer y comer a tu cuerpo.
Entonces, como el estómago se extiende al ingerir los alimentos, la leptina es liberada de las células de grasa diciendo a tu cuerpo estamos llenos. Como no tiene saciedad, para hacernos comer la ghrelina desencadena el hipotálamo, que libera a los ácidos gástricos y músculos que mueven los alimentos a través de nuestro tracto gastrointestinal.
¿Y qué pasa si no cómo?
Si no comes, los niveles de ghrelina se dispararán y según esta nueva investigación, la presencia de niveles altos aumenta la impulsividad. Pero la impulsividad para comer, no sólo afecta a la ingestión de alimentos, también puede extenderse al resto de nuestras vidas, haciéndonos tomar malas decisiones.
En la comunidad científica, es tan grave la impulsividad que se ha considerado como un indicio de trastornos neuropsiquiátricos. Según un estudio del instituto de investigación Psiquiátrico, quienes son impulsivos no son capaces de asociar las buenas decisiones con la recompensa o malas decisiones con el castigo. Por ejemplo, un estudio en el Journal of Neuroscience escaneó los cerebros de las personas, los hicieron tomar una decisión mientras les proporcionaban dopamina (también ligada a la impulsividad). La prueba era que las personas que eran más impulsivas llevaría una pequeña suma de dinero ahora mismo, en lugar de una gran suma de dinero más adelante. La impulsividad causo a el 30% de personas a tomar la pequeña suma e irse.
Si conectas estos dos estudios, podrás ver que el hambre te hace impulsivo y ser impulsivo te hace mal a la hora de tomar alguna decisión; así, simplemente tener hambre puede impedirnos actuar para nuestro propio interés.
Y si eso no fuera suficiente, cuando tienes hambre, también la sensación de hambre causa dolor y un vacío indescriptible en el estómago. Un estudio en PLOS One, encuentro que el dolor agudo hace a la gente más egoísta y por supuesto, más propensa a enojarse. Combina esto con la impulsividad y eres una enredadera de decisiones erróneas, no lo digo yo, lo dicen la mayoría de las investigaciones.
Al final, la ciencia parece concretar que la toma de decisiones con el estómago vacío es una mala idea. Si tienes hambre ahora mismo, ve por un aperitivo y veras que aliviado te sentirás cuando vuelvas, lo prometo.
Cuando tenemos hambre nuestro cuerpo produce todo tipo de cambios químicos y físicos para asegurarse de que todo sigue funcionando correctamente. También, cambia la forma en la cual funciona tu metabolismo, si tu estómago produce ácidos e incluso si el cerebro comienza a romper nuestro cuerpo.
Comer es básicamente el trabajo principal de un organismo vivo, pero pareciera que en el momento que empezamos a sentir hambre, nos cambia la visión de todo nuestro alrededor, pareciera que tenemos unos lentes especiales que nos hacen ver el mundo diferente.
¿Qué pasa cuando tenemos hambre?
Según un nuevo estudio, el cuerpo libera una hormona llamada ghrelina (GREL-in) cuando estamos hambrientos que hace a la gente más impulsiva. La ghrelina y la leptina son hormonas que se encargan de regular el hambre y la saciedad. La ghrelina se libera en el tracto gastrointestinal, mandando mensajes de comer y comer a tu cuerpo.
Entonces, como el estómago se extiende al ingerir los alimentos, la leptina es liberada de las células de grasa diciendo a tu cuerpo estamos llenos. Como no tiene saciedad, para hacernos comer la ghrelina desencadena el hipotálamo, que libera a los ácidos gástricos y músculos que mueven los alimentos a través de nuestro tracto gastrointestinal.
¿Y qué pasa si no cómo?
Si no comes, los niveles de ghrelina se dispararán y según esta nueva investigación, la presencia de niveles altos aumenta la impulsividad. Pero la impulsividad para comer, no sólo afecta a la ingestión de alimentos, también puede extenderse al resto de nuestras vidas, haciéndonos tomar malas decisiones.
En la comunidad científica, es tan grave la impulsividad que se ha considerado como un indicio de trastornos neuropsiquiátricos. Según un estudio del instituto de investigación Psiquiátrico, quienes son impulsivos no son capaces de asociar las buenas decisiones con la recompensa o malas decisiones con el castigo. Por ejemplo, un estudio en el Journal of Neuroscience escaneó los cerebros de las personas, los hicieron tomar una decisión mientras les proporcionaban dopamina (también ligada a la impulsividad). La prueba era que las personas que eran más impulsivas llevaría una pequeña suma de dinero ahora mismo, en lugar de una gran suma de dinero más adelante. La impulsividad causo a el 30% de personas a tomar la pequeña suma e irse.
Si conectas estos dos estudios, podrás ver que el hambre te hace impulsivo y ser impulsivo te hace mal a la hora de tomar alguna decisión; así, simplemente tener hambre puede impedirnos actuar para nuestro propio interés.
Y si eso no fuera suficiente, cuando tienes hambre, también la sensación de hambre causa dolor y un vacío indescriptible en el estómago. Un estudio en PLOS One, encuentro que el dolor agudo hace a la gente más egoísta y por supuesto, más propensa a enojarse. Combina esto con la impulsividad y eres una enredadera de decisiones erróneas, no lo digo yo, lo dicen la mayoría de las investigaciones.
Al final, la ciencia parece concretar que la toma de decisiones con el estómago vacío es una mala idea. Si tienes hambre ahora mismo, ve por un aperitivo y veras que aliviado te sentirás cuando vuelvas, lo prometo.
