¡Ay, Dios mío, qué vaina! La Sala Constitucional le metió un buen coscorrón a la Asociación de Estudiantes de Ciencias Políticas de la UCR. Resulta que unos estudiantes, bien firmes en su postura contra el aborto, fueron echados de una feria que organizó la asociación, y ahora la Corte dice que eso no estaba bien. ¡Imagínate el bronca!
La movida empezó el año pasado, en marzo del 2025, en la Facultad de Ciencias Sociales. Estos estudiantes querían exponer material donde claramente decían “Abortar es Matar” y otras cosas así, cosas bien fuertes. Tenían todo legalizado para estar ahí, pero la Asociación de Estudiantes, pues le dio para quitarles la mesa y las sillas, prácticamente echándolos de la feria. ¡Un papelón, vamos!
Lo que pasó es que estos estudiantes decidieron levantar el dedo y demandar a la Asociación ante la Sala Constitucional, argumentando que les violaron el derecho a la libre expresión. Dijeron, con toda la razón, que no podían ser censurados por tener unas convicciones diferentes a las de los otros. Y la Corte, después de analizarlo con calma, les dio la razón hasta las cachas.
La sentencia, número 2025-032460, básicamente dice que lo que hizo la Asociación fue un atropello a la libertad de expresión y de pensamiento. Según la Corte, no había ningún motivo justificado para limitar esas libertades, especialmente en una universidad pública como la UCR. ¡Piensa nomás, en la U, lugar de debate y discusión, quieren callar voces!
Y ojo, porque la Sala Constitucional no solo les dio la razón a los estudiantes, sino que también obligó a la Asociación a pagarle una compensación por los daños y perjuicios que causó. ¡Una buena lección pa’ que aprendan a respetar las opiniones ajenas! No todos tenemos que pensar igual, ¿verdad?
Los magistrados de la Corte resaltaron, como si fuera novedad, que la libertad de expresión y el pensamiento son piedras angulares de nuestra democracia. Como si no lo supieran, pero bueno, hay que recordarle a algunos que andan desconectados de la realidad. Declararon que la Asociación ya no puede volver a hacer esa jugada, ni intentar silenciar a nadie por sus ideas. ¡Que aprendan la lección!
Este caso abre un debate interesante sobre los límites de la libertad de expresión, especialmente en espacios universitarios. Algunos dirán que la Asociación tuvo derecho a defender sus valores y principios, pero otros argumentarán que no pueden imponerlos a los demás. Claramente, la Corte se inclinó por proteger la diversidad de opiniones, aunque sean incómodas o polémicas. Un buen toque, a mi parecer.
Ahora, me pregunto… ¿Deberían las universidades crear códigos de conducta más claros para regular los espacios de debate y evitar situaciones como esta? O ¿Es mejor dejar que cada estudiante exprese sus ideas libremente, asumiendo el riesgo de que haya desacuerdos y tensiones? ¡Dime tú, qué piensas al respecto, compa!
La movida empezó el año pasado, en marzo del 2025, en la Facultad de Ciencias Sociales. Estos estudiantes querían exponer material donde claramente decían “Abortar es Matar” y otras cosas así, cosas bien fuertes. Tenían todo legalizado para estar ahí, pero la Asociación de Estudiantes, pues le dio para quitarles la mesa y las sillas, prácticamente echándolos de la feria. ¡Un papelón, vamos!
Lo que pasó es que estos estudiantes decidieron levantar el dedo y demandar a la Asociación ante la Sala Constitucional, argumentando que les violaron el derecho a la libre expresión. Dijeron, con toda la razón, que no podían ser censurados por tener unas convicciones diferentes a las de los otros. Y la Corte, después de analizarlo con calma, les dio la razón hasta las cachas.
La sentencia, número 2025-032460, básicamente dice que lo que hizo la Asociación fue un atropello a la libertad de expresión y de pensamiento. Según la Corte, no había ningún motivo justificado para limitar esas libertades, especialmente en una universidad pública como la UCR. ¡Piensa nomás, en la U, lugar de debate y discusión, quieren callar voces!
Y ojo, porque la Sala Constitucional no solo les dio la razón a los estudiantes, sino que también obligó a la Asociación a pagarle una compensación por los daños y perjuicios que causó. ¡Una buena lección pa’ que aprendan a respetar las opiniones ajenas! No todos tenemos que pensar igual, ¿verdad?
Los magistrados de la Corte resaltaron, como si fuera novedad, que la libertad de expresión y el pensamiento son piedras angulares de nuestra democracia. Como si no lo supieran, pero bueno, hay que recordarle a algunos que andan desconectados de la realidad. Declararon que la Asociación ya no puede volver a hacer esa jugada, ni intentar silenciar a nadie por sus ideas. ¡Que aprendan la lección!
Este caso abre un debate interesante sobre los límites de la libertad de expresión, especialmente en espacios universitarios. Algunos dirán que la Asociación tuvo derecho a defender sus valores y principios, pero otros argumentarán que no pueden imponerlos a los demás. Claramente, la Corte se inclinó por proteger la diversidad de opiniones, aunque sean incómodas o polémicas. Un buen toque, a mi parecer.
Ahora, me pregunto… ¿Deberían las universidades crear códigos de conducta más claros para regular los espacios de debate y evitar situaciones como esta? O ¿Es mejor dejar que cada estudiante exprese sus ideas libremente, asumiendo el riesgo de que haya desacuerdos y tensiones? ¡Dime tú, qué piensas al respecto, compa!