Mae, uno a veces piensa que ya lo ha visto todo en este ecosistema digital tico, pero diay, siempre sale una vara que lo deja a uno con el ojo cuadrado. La última joyita es esta: algún vivazo decidió que era una excelente idea suplantar la identidad de nada más y nada menos que la primera dama, Signe Zeikate. Y no, no fue para postear recetas de cocina o fotos de perritos. La cosa se puso bastante más densa y ahora Casa Presidencial tuvo que salir corriendo a apagar el incendio.
El asunto es que, según soltó la Presidencia en un comunicado oficial, apareció un perfil falso en redes sociales a nombre de doña Signe. Y como es costumbre en estos casos, el perfil empezó a generar contenido como si fuera legítimo. El problema es que el contenido no era precisamente para unir naciones. Tuvo que salir el Gobierno a aclarar la situación, poniendo un alto y diciendo, en buen tico, “¡Epa, esa vara es falsa, no se coman el cuento!”. Es la clásica historia de desinformación que vemos todos los días, pero cuando le toca a una figura de tan alto perfil, el eco es mucho mayor.
Pero aquí es donde la trama se complica y el chisme se convierte en un potencial enredo diplomático. Porque el genio detrás del perfil falso no tuvo mejor idea que jalarse una torta monumental: empezó a publicar comentarios ofensivos contra la presidenta de México. ¡Imagínense el despiche! Ya la cosa dejó de ser un simple caso de suplantación para convertirse en un dolor de cabeza internacional. Presidencia tuvo que salir a “reiterar su profundo respeto hacia su persona y hacia el pueblo mexicano”. O sea, tuvieron que hacer control de daños por una tontera que ni siquiera originaron ellos. ¡Qué sal!
Más allá del chambre político, esta situación es un balde de agua fría que nos recuerda lo increíblemente vulnerables que somos todos en el mundo digital. Hoy le pasa a la primera dama porque tiene exposición mediática, pero mañana le puede pasar a su mamá, a su compa del brete o a usted mismo. La facilidad con la que alguien puede crear una identidad falsa y empezar a regar veneno es alarmante. Es un recordatorio de que tenemos que andar con mil ojos y no creer en todo lo que vemos en pantalla. Como servicio público, Presidencia compartió los canales oficiales de la primera dama para que la gente no caiga más en la trampa.
Al final, esta historia nos deja con un sabor amargo y varias preguntas en el aire. Es evidente que el responsable quería causar problemas, y por poco lo logra a una escala bastante seria. La pregunta del millón aquí es... ¿qué se hace con esta gente? ¿Es solo una “chiquillada” de alguien sin brete o debería haber consecuencias más serias por un despiche de este calibre? ¿Ustedes qué dicen, compas? ¿Mano suave o se necesita poner un estatequieto legal más fuerte para estos “bromistas” digitales? Los leo.
El asunto es que, según soltó la Presidencia en un comunicado oficial, apareció un perfil falso en redes sociales a nombre de doña Signe. Y como es costumbre en estos casos, el perfil empezó a generar contenido como si fuera legítimo. El problema es que el contenido no era precisamente para unir naciones. Tuvo que salir el Gobierno a aclarar la situación, poniendo un alto y diciendo, en buen tico, “¡Epa, esa vara es falsa, no se coman el cuento!”. Es la clásica historia de desinformación que vemos todos los días, pero cuando le toca a una figura de tan alto perfil, el eco es mucho mayor.
Pero aquí es donde la trama se complica y el chisme se convierte en un potencial enredo diplomático. Porque el genio detrás del perfil falso no tuvo mejor idea que jalarse una torta monumental: empezó a publicar comentarios ofensivos contra la presidenta de México. ¡Imagínense el despiche! Ya la cosa dejó de ser un simple caso de suplantación para convertirse en un dolor de cabeza internacional. Presidencia tuvo que salir a “reiterar su profundo respeto hacia su persona y hacia el pueblo mexicano”. O sea, tuvieron que hacer control de daños por una tontera que ni siquiera originaron ellos. ¡Qué sal!
Más allá del chambre político, esta situación es un balde de agua fría que nos recuerda lo increíblemente vulnerables que somos todos en el mundo digital. Hoy le pasa a la primera dama porque tiene exposición mediática, pero mañana le puede pasar a su mamá, a su compa del brete o a usted mismo. La facilidad con la que alguien puede crear una identidad falsa y empezar a regar veneno es alarmante. Es un recordatorio de que tenemos que andar con mil ojos y no creer en todo lo que vemos en pantalla. Como servicio público, Presidencia compartió los canales oficiales de la primera dama para que la gente no caiga más en la trampa.
Al final, esta historia nos deja con un sabor amargo y varias preguntas en el aire. Es evidente que el responsable quería causar problemas, y por poco lo logra a una escala bastante seria. La pregunta del millón aquí es... ¿qué se hace con esta gente? ¿Es solo una “chiquillada” de alguien sin brete o debería haber consecuencias más serias por un despiche de este calibre? ¿Ustedes qué dicen, compas? ¿Mano suave o se necesita poner un estatequieto legal más fuerte para estos “bromistas” digitales? Los leo.