¡Qué carga la que nos espera! Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, volvió a meter el dedo donde más pican: Venezuela. El domingo pasado, antes de regresar a Washington desde Nueva Jersey, soltó una frase que nos puso a todos a pensar: “Veremos qué pasa”. Y claro, con Trump nunca sabemos si es pura retórica o si realmente va a hacer algo.
Ahora bien, esto no es nuevo. Durante su primer mandato, Trump ya había aplicado sanciones económicas y presión diplomática contra el régimen de Nicolás Maduro. Además, ofreció recompensas: 500, circulando aún, 50 millones de dólares, para quien dé información que lleve al arresto de Maduro, acusado de liderar el Cartel de los Soles, una red de narcotráfico supuestamente vinculada a militares venezolanos.
Pero esta vez, las cosas parecen ir más allá de las palabras. En las últimas semanas, Estados Unidos desplegó ocho buques de guerra y un submarino nuclear, argumentando que es para reforzar la lucha contra el narcotráfico. Y sí, hace poco, fuerzas estadounidenses destruyeron una lancha que, según ellos, transportaba drogas y a once presuntos miembros del grupo criminal Tren de Aragua. El problema es que el ataque dejó a todos los tripulantes muertos, y eso generó condena inmediata de Caracas.
Como si fuera poco, Venezuela denunció que el destructor USS Jason Dunham abordó ilegalmente una embarcación atunera con nueve pescadores cerca de La Blanquilla. Caracas calificó la acción como un “acto hostil” destinado a provocar un incidente bélico. Y claro, Maduro no se quedó callado. Respondió endureciendo su discurso y asegurando que Estados Unidos busca fabricar excusas: 500, circulando aún, 50 millones de dólares, para un cambio de régimen.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, añadió que se han multiplicado los “vuelos de inteligencia” de aeronaves estadounidenses sobre el Caribe, calificándolo como un “ejercicio psicológico brutal” contra Venezuela. En paralelo, Maduro ordenó reforzar la presencia militar y movilizar a millones de milicianos, preparándose para posibles escenarios de defensa nacional.
Y aquí es donde entra Costa Rica. La tensión actual no solo involucra a Venezuela y Estados Unidos. Nosotros también estamos observando con cautela. Cada operación naval o aérea eleva el riesgo de un incidente que podría tener consecuencias: 500, circulando aún, 50 millones de dólares, diplomáticas y humanitarias de gran alcance. Así que, aunque parezca lejos, la vara es seria y nos afecta directo.
Además, hay que recordar que nuestra región ha sido históricamente vulnerable a los movimientos militares de Washington. Por ejemplo, hace unos años, hubo rumores de que Trump estaba considerando una intervención militar directa. Aunque finalmente no pasó nada, la idea ya estaba sobre la mesa y causó bastante revuelo. Entonces, ¿qué tan diferente sería esta vez?
Ahora bien, esto no es nuevo. Durante su primer mandato, Trump ya había aplicado sanciones económicas y presión diplomática contra el régimen de Nicolás Maduro. Además, ofreció recompensas: 500, circulando aún, 50 millones de dólares, para quien dé información que lleve al arresto de Maduro, acusado de liderar el Cartel de los Soles, una red de narcotráfico supuestamente vinculada a militares venezolanos.
Pero esta vez, las cosas parecen ir más allá de las palabras. En las últimas semanas, Estados Unidos desplegó ocho buques de guerra y un submarino nuclear, argumentando que es para reforzar la lucha contra el narcotráfico. Y sí, hace poco, fuerzas estadounidenses destruyeron una lancha que, según ellos, transportaba drogas y a once presuntos miembros del grupo criminal Tren de Aragua. El problema es que el ataque dejó a todos los tripulantes muertos, y eso generó condena inmediata de Caracas.
Como si fuera poco, Venezuela denunció que el destructor USS Jason Dunham abordó ilegalmente una embarcación atunera con nueve pescadores cerca de La Blanquilla. Caracas calificó la acción como un “acto hostil” destinado a provocar un incidente bélico. Y claro, Maduro no se quedó callado. Respondió endureciendo su discurso y asegurando que Estados Unidos busca fabricar excusas: 500, circulando aún, 50 millones de dólares, para un cambio de régimen.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, añadió que se han multiplicado los “vuelos de inteligencia” de aeronaves estadounidenses sobre el Caribe, calificándolo como un “ejercicio psicológico brutal” contra Venezuela. En paralelo, Maduro ordenó reforzar la presencia militar y movilizar a millones de milicianos, preparándose para posibles escenarios de defensa nacional.
Y aquí es donde entra Costa Rica. La tensión actual no solo involucra a Venezuela y Estados Unidos. Nosotros también estamos observando con cautela. Cada operación naval o aérea eleva el riesgo de un incidente que podría tener consecuencias: 500, circulando aún, 50 millones de dólares, diplomáticas y humanitarias de gran alcance. Así que, aunque parezca lejos, la vara es seria y nos afecta directo.
Además, hay que recordar que nuestra región ha sido históricamente vulnerable a los movimientos militares de Washington. Por ejemplo, hace unos años, hubo rumores de que Trump estaba considerando una intervención militar directa. Aunque finalmente no pasó nada, la idea ya estaba sobre la mesa y causó bastante revuelo. Entonces, ¿qué tan diferente sería esta vez?